libro

EL REGALO
DEL CAOS

ERNA FLORENCIA PAULNER

El Regalo Del Caos
Erna Florencia Pauler

E- mail: ernapauler@gmail.com www.ernapauler.com

Derechos del texto: Erna Florencia Pauler
Del prólogo: Lain Garcia Calvo

Ilustraciones: bajo licencia
Portada y Edición: TintaMate Servicios Editoriales – Behance:Tintamate

Texto: Erna Florencia Pauler
Página 217: Lain Garcia Calvo – La Voz De Tu Alma

Primera edición: Diciembre 2024

Esta publicación contiene las opiniones e ideas de la autora. Su intención es ofrecer material útil e informativo sobre el tema tratado. Las estrategias señaladas en este li- bro pueden no ser apropiadas para todos los individuos y no se garantiza que pro- duzcan ningún resultado en particular. Este libro se vende bajo el supuesto de que ni el autor, ni el editor, ni la imprenta se dedican a prestar asesoría o servicios profesio- nales, legales, financieros, de contaduría, psicología u otros. El lector deberá consul- tar a un profesional capacitado antes de adoptar las sugerencias de este libro. La in- tegridad de la información o referencias incluidas aquí es responsabilidad del lector. Tanto el autor, como el editor, la imprenta y todas las partes implicadas en el diseño de portada y distribución niegan específicamente cualquier responsabilidad por obli- gaciones, pérdidas o riesgos, personales o de otro tipo, que se incurran como con- secuencia, directa o indirecta, del uso o aplicación de cualquier contenido del libro. La publicación de esta obra puede estar sujeta a futuras correcciones y ampliaciones por parte del autor, quien asume la responsabilidad por las opiniones que en ella se exponen. Quedan prohibidas, dentro de los límites establecidos por la ley y bajo las prevenciones le- galmente previstas, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o proce- dimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier forma de cesión de la obra sin autorización escrita de los titulares de copyright.

ÍNDICE

7 Prólogo
13 Introducción
17 Capítulo 1 – La creación
25 Capítulo 2 – Infancia
35 Capítulo 3 – Técnica de liberación emocional
43 Capítulo 4 – Sentir para sanar
47 Capítulo 5 – La creación de tus heridas y tus máscaras
63 Capítulo 6 – El abandono
77 Capítulo 7 – La humillación
91 Capítulo 8 – La traición
107 Capítulo 9 – La injusticia
121 Capítulo 10 – Curación de las heridas y tu transformación.

155 Capítulo 11 – Cómo quererte a tí mismo y lograrlo sin
distracciones.
189 Capítulo 12 – Compartiendo mi herida
217 La voz de tu alma
223 ¿Quieres saber más sobre mis libros o sobre mi?

A mis padres Gracias por darme la vida Los amo eternamente
Los honro

PRÓLOGO

Hace dos mil años un jóven metafísico dijo la frase más poderosoa de todos los tiempos:
“Conoceos a vosotros mismos y seréis conocidos y reinaréis sobre El universo. Pero si no os conocéis a vosotros mismos estaréis sumidos en la pobreza, y seréis la pobreza misma.”
Jesús de Nazaret nos advirtió que el conocimiento de uno mismo es lo que nos lleva a tener una buena vida, pero hasta el día de hoy casi nadie le hizo caso.
Nada llega a tu vida por casualidad sino por CAUSAlidad, por princi- pio de causa y efecto, por SINCRONICIDAD.
Así que si tienes este libro en tus manos, significa que tiene algo es- pecial para ti que te ayudará a llevar tu vida a un siguiente nivel.

Disfrútalo!

Gracias ERNA por escribirlo.

LAIN,
autor de la saga LA VOZ DE TU ALMA

Los pensamientos son amigos, No enemigos. Son sólo lo que es. Aparecen. Son inocentes. No estamos causándolos. No son algo per- sonal. Son como la brisa sobre las hojas de los árboles o como gotas de lluvia que caen.

Los pensamientos aparecen de repente y podemos hacernos sus amigos.

¿Discutirían con una gota de lluvia? Las gotas de lluvia no son algo personal, y tampoco lo son los pensamientos. Es el sentido que añades a esos pensamientos lo que crees que es personal. Indaga. Acércate a ellos con comprensión, una vez que te acercas a un concepto doloroso con comprensión, la siguiente vez que aparezca puede parecerte inte- resante. Lo que solía ser una pesadilla, ahora sólo es interesante. La siguiente vez que aparezca puede parecerte divertido. La próxima vez puede que ni siquiera lo notes, no habrá apego. Me acerco a mis pensamientos de la misma forma en que me acerco a mis hijos. Me acerco a ellos con amor, amabilidad y una comprensión silenciosa.

Byron K.

El presente es el único espacio y tiempo posible

en el que podemos modificar todos aquellos pactos

que hicimos en el pasado que ya no nos sirven.

INTRODUCCIÓN

Esta amaneciendo, empiezo a escribir estas líneas el domingo, es una mañana hermosa y estoy sentada frente a las montañas. El aire corre majestuoso. Es un espectáculo apreciar su fuerza.
Tengo la suerte de vivir en un lugar rodeada de la naturaleza, desde este lugar de mi casa veo las diferentes especies de pájaros cantando para mi esta mañana. Que mejor inspiración para empe- zar a escribir mi primer libro. Este libro ha sido toda una aventura. Lleva tiempo en mi alma queriendo ser escrito.
En corto tiempo he pasado por muchas fases y sé que es un li- bro que me va a traer muchas personas maravillosas a mi vida… del mismo modo que hoy el viento viene y va con más fuerza, las personas en la vida también vienen, aparecen y también se van y desaparecen. Unas vienen, y se quedan por mucho tiempo… otras llegan con fuerza, agitan, y después se van con tanta fuerza como vinieron.
Así siempre sucede.
Lo que, si tengo muy claro, y quiero que tú también lo tengas claro desde el principio, es que este libro lo escribo con la voluntad genuina de derrame, de dar todo lo que puedo en estas páginas. Justamente por ese motivo, me he obligado a ser clara, a ser muy directa.

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Ahora mismo tengo frente a mí la majestuosa vista de las monta- ñas. Escribir este libro Junto a ese espectáculo me reafirma. Al igual que el viento puede generar esta sensación tan maravillosa, deseo que este libro pueda servir para poner en marcha todo el movimien- to y la fuerza que tú también puedes generar.
Creo que muchas personas tienen un gran talento, con unas capa- cidades enormes, con un potencial increíble… pero… adormecidas. Adormecidas porque no han dado con el viento favorable que las desate. Porque fíjate bien lo que voy a decir, cuando en una experiencia existe la no aceptación, es decir, juicios, culpabilidad, temor, lamento u otra forma de rechazo, nos convertimos en un poderoso imán, que atrae sin cesar circunstancias y personas que
nos hacen revivir esa misma experiencia.
En definitiva, quiero que este libro te ayude a sacar toda la fuerza que tienes. Quiero darte un plan claro y sencillo, el más ejecutable y tangible que nadie te haya dado antes (no creas que es complicado, no te lo voy a poner difícil). De igual forma que ahora mismo estoy disfrutando del espectáculo de la naturaleza que esta frente a mí, de escuchar al aire rugir con toda su fuerza, quiero disfrutar viéndote a ti, con toda tu fuerza, generando el impacto que puedes crear, con tu pasión y con tu experiencia.
Este libro es el viento que te puede poner en movimiento.
Quiero compartirte, en estas páginas, los referentes de la verdad.
Sin importar quién eres, de donde vienes, cuáles son tus oríge- nes, lo que has hecho y lo que no, tu situación socioeconómica, puedes encontrar paz total, amor incondicional, plenitud y alegría en abundancia en tu vida. Te prometo que no eres la excepción, aunque pueda parecerlo. El amor no conoce fronteras. Una mente abierta y un corazón dispuesto son todo lo que necesitas para reci- bir todas las respuestas que has estado buscando.
No leas este libro en busca de información, léelo en busca de lucidez. La lucidez (o sabiduría) solo puede encontrarse en el in- terior. Para encontrar lo que buscas en la vida, debes mirar dentro de ti y descubrir la sabiduría que ya existe en tu interior. Todas las

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respuestas ya están en lo profundo de tu alma. Admiro de verdad a quien aún tiene la esperanza de encontrar lo que busca allá afuera, el que estes aquí, leyendo esto ahora, es un testimonio de tu fe, valor y fortaleza. Sé con absoluta certeza que encontraras lo que buscas si continuas por el camino que llevas con la esperanza que tienes en tu corazón.
La verdad está en todo y en todos. Hay que mirar más allá de la forma (lo físico) para ver y experimentar la espiritualidad. Mira más allá de las palabras para ver la verdad por ti mismo. La verdad no se puede intelectualizar, solo se puede experimentar, la verdad reside en un sentimiento, por eso no puede expresarse en palabras.
Acércate a este libro con una mente abierta y un corazón colma- do de intención pura por conocer la verdad y recibirás todo lo que has estado buscando.
Nunca olvides tu propia divinidad, porque solo a través de nues- tra divinidad tenemos nuestra humanidad.

CAPÍTULO 1
LA CREACIÓN

“El dolor escondido en lo más profundo de nuestro ser puede ser la cadena más pesada que llevamos. A menudo, son las heridas emocionales del pasado las que moldean nuestro presente, robándonos la libertad de ser auténticos”.

lgo muy importante que quise enfocarme es en el inicio de nuestra creación, primero que nada el contrato álmico que acordamos antes de nacer, si, no te alarmes, ya te iré explican-
do más delante de que va esto, entonces, durante aproximadamen- te 40 semanas de gestación, en donde nos encontramos protegidos y nutridos dentro del útero de nuestra madre, sumergidos en un ambiente cálido y seguro, brindándonos protección contra todo, regulando nuestra temperatura, totalmente protegidos, se aproxima finalmente el gran día, sí, el día en el cual elegimos nacer.
El milagro de la vida, el nacimiento de un ser, un evento lleno de cambios y adaptaciones que marcan el inicio de un viaje fascinante, nuestro nacimiento no solo marca el inicio de nuestra vida, sino también el comienzo de un vínculo único e inquebrantable: el amor entre madre e hijo. El contacto piel con piel, la mirada tierna y la voz cariñosa de nuestra madre son esenciales para nuestro desarro- llo. Este vínculo si bien, nos proporciona seguridad, amor y afecto, pilares fundamentales para nuestro crecimiento.

Sin embargo, desde ese momento, cuando salimos del útero y cortan ese cordón umbilical, en medio de ese torbellino de estímu- los y emociones es el momento cuando empezamos a experimen- tar una separación dolorosa, aunque no estemos consientes en ese momento, claro que sucede, y es ahí cuando se graba en nuestro inconsciente “la huella de abandono”.

CONOCIENDO NUESTRAS RAICES

Ahora me centrare en contarte una vez que sabemos, que al des- conectarnos de nuestra madre empezamos a sentir un vacío al que denomino LA HUELLA DE ABANDONO, te ayudaré a conocer las raíces más profundas de nuestros apegos y su impacto en nues- tra vida diaria. Será magnífico y muy sanador que logres identificar cuando te encuentres apegado, experimentando relaciones toxicas en cualquier área de tu vida, que está profundamente arraigada a la huella de abandono. Pero no te preocupes suena muy trágico, pero yo te daré a conocer las estrategias para lograr el despego sin caer en la indiferencia y pudiendo asumir el amor incondicional.
¿Pero que es realmente un apego? ¡Fíjate que interesante! Un apego es la sustitución total o parcial de tu propio ser, si, de tu alma, de tu yo verdadero, por un objeto simbólico que opera como paliativo para tu huella de abandono, y esto genera las condiciones propicias para el proceso de sufrimiento, dando como resultado un autoconcepto disfuncional.
Ahora no te confundas, hay una diferencia con Conducta de Apego, esta conducta es fácil de identificar, esta es una caracterís- tica de la naturaleza humana a lo largo de nuestras vidas. Y es un vínculo de apoyo natural, deseo temporal de amor y cuidado que puede presentarse en cualquier edad del ser humano, pero, que si se prolonga o se agudiza de forma inmoderada o nociva se convierte en apego.

Voy a ampliar la comprensión de los apegos y la huella de abandono.

LOS APEGOS: VÍNCULOS QUE MOLDEAN NUESTRA VIDA

Apego seguro: Se caracteriza por una relación de confianza y reciprocidad con la figura de apego. Las personas con apego seguro suelen se emocionalmente estables, independientes y tienen relacio- nes saludables con los demás.
Apego ansioso-evitativo: las personas con este tipo de apego suelen tener dificultades para expresar sus emociones y formar re- laciones cercanas. Pueden ser temerosos del sexo o sentir que no merecen ser amados.
Apego ansioso-preocupado: los que presentan este apego sue- len ser ansiosos y dependientes. Buscan constantemente la aproba- ción y el apoyo de sus figuras de apego, y pueden tener miedo al abandono.
Apego desorganizado: en este, tenemos la característica por pa- trones inconsistentes y caóticos de interacción con las figuras de apego. Estas pueden tener dificultades para regular sus emociones y formar relaciones sanas.
Ahora te mencionaré las manifestaciones de la huella de abandono:
Miedo al abandono: un temor intenso a ser abandonado o per- der a las personas que amamos.
Necesidad de aprobación: Buscamos constantemente la valida- ción y el afecto de los demás.
Baja autoestima: sentimientos de inferioridad y falta de valor propio.
Dificultades para establecer relaciones: Problemas para confiar
en los demás y formar vínculos emocionales profundos.

Auto- sabotaje: tendencias a sabotear nuestras relaciones o nuestro propio éxito por miedo al fracaso o al abandono.
Cuando en una experiencia existe la no aceptación, es decir, jui- cios, culpabilidad, temor, lamento u otra forma de rechazo, el ser humano se convierte en un poderoso imán, que atrae circunstancias y personas que le hacen revivir esa misma experiencia. Hay quienes no solo reviven la misma experiencia muchas veces en el transcurso de su vida, sino que deben revivirla una o más veces, a fin de lograr- la aceptarla completamente.
Aceptar una experiencia no significa que esta represente esa pre- ferencia o que estemos de acuerdo con ella. Mas bien se trata de ayudarnos a experimentar y aprender a través de lo que vivimos. Sobre todo, debemos aprender a reconocer lo que nos es benéfico y lo que no lo es. Como te comentaba el único medio para lograr- lo es adquirir conciencia de las consecuencias que trae consigo la experiencia. Todo lo que decimos o no, e incluso e incluso lo que pensamos y sentimos, entraña consecuencias.
Nosotros deseamos vivir cada vez más inteligentemente y eso es lo que espero de ti al haber elegido leer mi libro, cuando nos perca- tamos de que una experiencia produce consecuencias perjudiciales, en lugar de reprocharnos a nosotros mismos o de reprocharlo a alguien más, solo debemos aprender a haberlo elegido, aunque lo haya hecho de la forma inconsciente, para caer en la cuenta de que tal experiencia no fue una decisión inteligente. De esto te acordaras más adelante. De esta forma, la experiencia la vives en la acepta- ción. Ahora recuerda que aun cuando digas: “No quiero vivir ya así”, si no lo haces con convicción, debo decírtelo, todo comenzará de nuevo. No te otorgues el derecho de cometer varias veces los mismos errores, no vivas ya una y otra vez la misma experiencia desagradable, Se que tendrás la voluntad y el valor necesarios para transformarte. ¿Por qué crees que no lo comprendemos desde el inicio? Por nuestro ego sostenido por nuestras creencias.
Todos tenemos muchas creencias que nos impiden ser lo que deseamos ser. Cuanto más nos perjudican estas formas de pensar o

estas creencias, más tratamos de ocultarlas. Nuestra alma podrá al- canzar la felicidad plena solo cuando nuestro cuerpo mental, emo- cional y físico esté atento a tu DIOS interior.
No dejes que tu ego te haga una mala jugada cuando trata a veces por todos los medios hacerte creer que una situación ya se arregló. A menudo nos decimos: “si, entiendo que el otro actuara así, para no tener que mirarnos y perdonarnos. De este modo, nuestro ego intenta encontrar una manera oculta para hacer a un lado las situa- ciones desagradables. Sucede entonces que aceptamos una situación o persona sin habernos perdonado o sin habernos concedido el de- recho de resentimiento. A esto le llamo “Aceptar solo la experien- cia. Repito, es importante diferenciar entre aceptar la experiencia y aceptarse a uno mismo. Esta última aceptación es aún más difícil de lograr, ya que nuestro ego no desea admitir que todas las ex- periencias difíciles que vivimos tienen como finalidad únicamente mostrarnos que nosotros mismos actuamos de igual manera con los demás.
A nadie más que a ti compete el decidir ser dueño de tu vida en vez de que tu ego te controle. Sin embargo, hacerle frente a todo exige mucho valor, porque inevitablemente tocamos antiguas heri- das que pueden hacer sufrir mucho, sobre todo si son heridas que llevamos arrastrando de varias vidas atrás. Mientras más sufres a causa de una situación determinada o con una persona determina- da, significa que el problema viene de más lejos.
Aquí te mencionaré también algunos tipos de objetos simbóli- cos a los que tenemos apegos.

CINCO EJES DEL PROCESO DE APEGO

SEXO PODER DINERO FAMA
SENSACIONES

Estos los tipos de objetos Simbólicos Cosas
Sustancias Lugares Animales Actividades Ideas Creencias Personas

Noción de escala en el apego

1-2-3 Bajo
4-5-6-7 Medio
8-9-10 Alto
Magnitud: intensidad de la emoción/ Frecuencia: repetición.
Si la conducta de apego se prolonga o se agudiza de forma inmo- derada o nociva, se convierte en apego.

Es apego cuando llega a afectar mi calidad de vida en cualquier aspecto.

IMANES

Bien, como ya lo había mencionado, el objetivo de este libro es ayudarte a identificar y enfrentar esas emociones reprimidas de acontecimientos dolorosos que provocan comportamientos impul- sivos y patrones no deseados que forman tu lado oscuro. En pocas palabras, la oscuridad está formada por las partes de ti que has ol- vidado, abandonado y reprimido para crecer y encajar en el molde de la sociedad. Piensa en tu infancia y recuerda cómo te expresabas cuando te rechazaban. Quizá llorabas y te decían que dejaras de hacerlo. Quizá te reías de forma incontrolada en clase y tu profesor o tus compañeros te miraban mal.
Seguramente aprendiste a ajustar tu comportamiento. Las partes que reprimes no desaparecen para siempre. Quedan almacenadas y encerradas dentro de tu mente inconsciente.
La finalidad es hacer consciente el inconsciente para que puedas trabajar con él en la autorreflexión y la aceptación. A continua- ción, te haré unas preguntas que me gustaría que te contestaras para establecer la intención de observar y cuestionar abiertamente tus reacciones.
(Te pido que lo hagas, no pases esta página sin hacerlo, es muy importante)

1 – ¿Cuáles han sido en tu vida tus mayores apegos?
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2 – Analiza tu relación con los objetos simbólicos y determina el nivel de apego en una escala de uno a diez
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3 – ¿Cuál de los cinco símbolos de apego ha representado el ma- yor reto en tu vida?
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CAPITULO 2
INFANCIA

n un mundo tan agitado en el que vivimos, donde la búsque- da externa de conocimiento y éxito parece predominar, es fácil perder de vista un viaje igualmente importante, pero más in- trospectivo: la búsqueda interna. Esta travesía que emprendes, en medio del ruido del mundo moderno y decides explorar tu propio ser, tus motivaciones profundas y tu conexión con el universo que
nos rodea.
Este proceso no es un camino fácil ni directo. ¿Te has plantea- do estas preguntas? ¿Quién soy realmente más allá de mi carrera y mis roles sociales? ¿Qué valores son los que realmente me guían en la vida? ¿Qué significado tiene mi existencia en un nivel más profundo?
Vamos al principio de tus bases, LA INFANCIA, esta es un ca- pítulo fascinante y crucial en la vida de todo ser humano. Es un pe- ríodo lleno de exploraciones, descubrimientos y aprendizajes que sientan nuestras bases para el desarrollo futuro.
Es donde comienza nuestro proceso de individualización, nues- tro sentido de pertenencia.
Durante los primeros años de vida, desde el nacimiento hasta los 7 años, el vínculo entre nosotros y nuestra madre juega un papel fundamental para nuestro desarrollo emocional, social y cognitivo.

Esté periodo temprano es crucial para establecer una base sólida de
seguridad emocional y de confianza en el mundo exterior.
A continuación, te muestro el sistema de valores:
• Afecto
• Apoyo
• Comprensión
• Placer
• Inspiración
• Conocimiento
• Reconocimiento

El equilibrio de estos siete valores es una percepción subjetiva. Carencia – Exceso
¿Realmente podría existir el equilibrio al dar estos siete valores? No, nadie recibe ni puede dar estos valores por completo ni en per- fecta equivalencia. No hay límites precisos porque todo depende de la percepción subjetiva.
Durante la etapa de los 7 a los 14 años, la relación entre noso- tros y nuestro padre puede experimentar cambios significativos y evolucionar de varias maneras, reflejando un equilibrio entre guía, apoyo, y el fomento a la independencia.
Sin embargo, la ausencia de una guía solida de valores ya sea desde la percepción subjetiva que te mencione que podría ir desde la carencia hasta el exceso, pueden surgir situaciones tales como:
• Falta de orientación moral
• Inseguridad emocional
• Desarrollo de habilidades sociales limitadas
• Falta de responsabilidad y autonomía
• Dificultades académicas y motivacionales

En resumen, la falta de una guía adecuada de valores durante los años de los 7 a los 14 nos puede dejar vulnerables a una serie de dificultades emocionales, sociales y académicas.

¡¡¡Vaya caos verdad!!! Es por eso por lo que decidí así el nom- bre de mi libro “EL REGALO DEL CAOS” porque gracias a eso vendrá tu liberación y tu paz interior, realmente experimentaras el amor incondicional que es lo más hermoso y genuino, porque eso es lo que realmente somos.
En todos nosotros hay partes diversas y si no aceptamos la tota- lidad de nuestro ser, no podremos vivir una vida plena y autentica. Este proceso nos lleva a la aceptación de nosotros mismos, al per- dón y al amor incondicional.
Al nacer no estas consciente de ese pasado, ya que te concentras principalmente en las necesidades de tu alma, la cual desea que te aceptes junto con tus experiencias, tus defectos, tus fuerzas, tus de- bilidades, tus deseos, tu personalidad, etcétera.
Todos tenemos esas necesidades. Sin embargo, poco después de nacer, Nos damos cuenta de que cuando nos atrevemos a hacer no- sotros mismos, alteramos el mundo de los adultos o el de los que están cerca de nosotros. Deducimos de ello que no es bueno ni co- rrecto ser naturales.
Este doloroso descubrimiento provoca, sobre todo en los niños, Crisis de ira, las cuales llegan a ser tan frecuentes que nos vemos obligados a creer que son normales. Estos episodios se conocen como “crisis de la infancia” o “crisis de la adolescencia”. Es posible que lleguen a ser normales para algunos, pero lo cierto es que no son naturales. El Niño que actúa naturalmente, qué es equilibrado y que tiene el derecho a ser el mismo, no pasa por este tipo de crisis. Por desgracia, este tipo de niño casi no existe.
He visto más bien Que la mayoría de los niños pasan por las siguientes cuatro etapas:
Después de conocer la alegría de ser el mismo en la primera eta- pa de su existencia, conoce el dolor de no tener el derecho de ser el mismo.
Llega enseguida el periodo de crisis, de rebeldía.
Con objeto de reducir el dolor, El Niño se resigna y termina por crearse una nueva personalidad para transformarse en lo que los de-

más quieren que sea. Algunas personas permanecen estancadas en la tercera etapa durante toda su vida, es decir reaccionan continua- mente, están enojados o permanentemente en situación de crisis.
En la tercera y cuarta etapa es cuando creamos numerosas más- caras (nuevas personalidades) Qué sirven para protegernos contra el sufrimiento que vivimos en el transcurso de la segunda etapa. Estas defensas son 5 y corresponden también a 5 grandes heridas funda- mentales que vive el ser humano. He podido comprobar que todos los sufrimientos del ser humano pueden resumirse en 5 heridas.

RECHAZO ABANDONO HUMILLACION TRAICION INJUSTICIA

Esto permite explicar el hecho de que cada vez que padecemos o hacemos que otros sufran una de estas heridas, todo nuestro ser se siente traicionado. No somos fieles a nuestro yo interior y a las necesidades de nuestro ser, ya que permitimos que nuestro ego, con sus creencias y temores, tome el timón de nuestras vidas. El recurrir a las máscaras es la consecuencia de desear ocultar, a nosotros mis- mos o a Los demás, lo que aún no hemos podido poner en orden.
Para poder eliminar esta penumbra, debes estar dispuesto a des- cubrirte en momentos de negatividad y preguntarte de dónde pro- cede. “Llega a la raíz”, Cuando te enfrentes a esto, es importante que lleves a cabo pequeñas acciones positivas qué mejor en tu bien- estar físico y mental. Tomar más agua de la que creas que necesitas, vístete más elegante, toma una ducha de agua fría, come algo ligero y saludable, haz ejercicios de respiración escucha la música que te guste. Ten presente que el malestar pasará y volverás a sentirte tú mismo.

Aunque resulta difícil y doloroso, Es importante que te apro- pies de este lado oscuro para relacionarlas cómo nuestra conciencia. Recuerda mostrar amor incondicional a estas partes de ti.

La autocompasión como actitud

Uno de los aspectos clave a la hora de enfrentarte a tu proceso de sanación es la autocompasión. Cuando empezamos a explorar esta parte oscura, puede resultar complicado hacer frente a las partes de nosotros mismos que rechazamos u ocultamos. Es importante que te acerques a tu interior sin prejuicios y que te trates con la misma amabilidad y compasión qué ofrecerías a un amigo. Esta forma pue- des crear un entorno seguro y alentador para descubrirte y crecer. La autocompasión implica reconocer y aceptar nuestras limitacio- nes, fracasos y sufrimientos, y no ser excesivamente autocríticos.
Nuestra cultura suele enfatizar el perfeccionismo de los logros individuales, lo que puede provocar sentimientos de ineptitud y au- tocrítica cuando fallamos.
La autocompasión es la base de una vida significativa, por qué solo otra vez el prisma de la bondad la comprensión con nosotros mismos podemos ver y aceptar de verdad a los demás.

La importancia de la serenidad

Otro aspecto importante para enfrentarte a este proceso es la se- renidad. Abordar esto puede ser intenso y complicado emocional- mente, por lo que es importante que tomes medidas para garantizar que tu estado mental es seguro y estable antes y después del proce- so. Estas medidas pueden incluir meditar, respirar profundamente y otras prácticas que te ayuden a sentirte centrado y sereno.
Cada vez que lo necesites, consulta estas técnicas que te daré a continuación para alcanzar la serenidad. Estas técnicas nos per- miten anclarnos en el momento presente, conectarnos con nuestro cuerpo encontrar estabilidad y equilibrio en un mundo caótico.
Se trata de estar totalmente presentes en el aquí y el ahora en nuestro cuerpo. Ayudan a reducir el estrés la ansiedad sacándo- nos fuera de nuestra cabeza y llevándonos al momento presente. La serenidad también puede ayudar a aumentar la atención y la concentración.
Es importante que te sientas sereno antes y después de utilizar estas técnicas.
Aquí tienes algunas técnicas que te ayudarán a alcanzar la serenidad:

  1. Reconocimiento simple
    Reconoce la humanidad tal como es. Recuerda que todos experimentamos reveses, fracasos, y momentos de sufri- miento. No estás solo, y tus experiencias son una parte normal de la experiencia humana.
  2. Autocuidado
    Lleva a cabo actividades que te hagan feliz, te relajen y te proporcionen una sensación de libertad y bienestar, como hacer ejercicio, dedicarte a tus aficiones, pasar tiempo con tus seres queridos y dormir lo suficiente.
  3. Afirmaciones
    Hacer afirmaciones positivas puede ayudarte a reducir el
    estrés y aumentar la sensación de bienestar.
  4. Estimulación sensorial
    Despertar los sentidos mediante actividades, camina des- calzo en la naturaleza, oler aceites esenciales o comer una comida nutritiva puede ayudarte a entrar en el momento presente.
  5. Respiración profunda
    Respira lenta y profundamente puede ayudar a calmar la mente y reducir el estrés.

Ejercicio: Preguntas para reflexionar

¿Porque a veces me siento atraído/a por una mentalidad de escases?
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¿Qué tipo de pensamiento debo adoptar para salir de las creen- cias que me limitan y centrarme en lo que me entusiasma?
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¿Como puedo replantear estos recuerdos para que no sigan ha- ciéndome daño y poniéndome trabas en el futuro?
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¿Como puedo ofrecerme consuelo y compasión como los que ofrecería a mi yo de niño/a?
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¿Cuándo se apodera la ansiedad de mi mente y mi cuerpo?
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¿Observo un tema recurrente que desencadena mi ansiedad?
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CAPÍTULO 3
TÉCNICA DE LIBERACIÓN EMOCIONAL

a técnica de liberación emocional (TLE) es una poderosa herra- mienta terapéutica que combina la terapia cognitiva y la acu- presión. Es un método valioso para integrar tu yo En la sombra
y facilitar la sanación emocional. Con la combinación de secuencias concretas en puntos clave, centrando la atención en emociones y creencias no resueltas, la TLE ayudará a liberar bloqueos energé- ticos, incentivar la auto aceptación y facilitar la integración de los aspectos en tu propia oscuridad. Aquí te mostraré cómo utilizarla para integrar tu yo en la sombra e incentivar la curación holística.
Identifica los aspectos en la sombra que desees integrar. Reflexiona sobre las emociones, creencias y recuerdos que surgen cuando piensas en estos aspectos. Aprende los puntos básicos de acupresión que utiliza la TLE y familiarízate con ellos. Estos pun- tos incluyen la parte superior de la cabeza, las cejas, el lateral del ojo, la zona debajo del ojo, la zona debajo de la nariz, el mentón, la clavícula en la zona debajo del brazo. Golpear suavemente cada

uno de estos puntos con 2 o 3 dedos mientras repites una afirma- ción relevante te concentras en la emoción que estás abordando.
Otra técnica es utilizar afirmaciones de tu niño interior. Elabora afirmaciones que se dirijan a las sombras que has identificado. Deben ser declaraciones positivas en presente que reflejen auto aceptación, sanación e integración.
La conciencia es una herramienta poderosa para integrar las sombras e incentivar el crecimiento personal. Al convertirte en un cazamariposas para tus detonantes emocionantes y tus pensamien- tos negativos, podrás abordar activamente el proceso de identificar, entender e integrar tus sombras. Esta práctica cultiva la autocon- ciencia, te permite responder de forma consciente y abre la puerta a la transformación y la sanación.

Detonantes emocionales

Remordimientos: los remordimientos son emociones intensas que brotan cuando crees algo que forma parte de ti es malo. Es una experiencia profundamente dolorosa que te aísla y que puede tener origen en el hecho de sentirte indigno, inadecuado o humi- llado. Los remordimientos pueden manifestarse como una pesada carga que nos agobia y hace que nos sintamos pequeños e indignos de amor y aceptación. A Menudo surgen de expectativas sociales, traumas pasados o creencias interiorizadas. Superar los remordi- mientos exige compasión, auto aceptación y reconocimiento de nuestro valor inherente como seres humanos.
Culpabilidad: la culpabilidad aparece cuando creemos que he- mos hecho algo mal o hemos transgredido nuestro código moral. Es una forma de auto condena mezclada con arrepentimiento. El sentimiento de culpa puede ser una emoción constructiva, porque pone de manifiesto tus valores y te ayuda a aprender de los errores. Señala la necesidad de rendir cuentas y nos anima a corregir o cam- biar nuestro comportamiento.

Ira: la ira es una emoción poderosa y compleja que aflora como respuesta a lo que percibimos como amenazas, injusticias o frustra- ciones. Puede oscilar entre leve e intensa y manifestarse como una respuesta física y emocional. La ira es una emoción natural y válida que pone de manifiesto la necesidad de cambio o de límites, pero la ira descontrolada o excesiva puede llevar a comportamientos des- tructivos y daños a uno mismo y a los demás.
Tristeza: la tristeza es una emoción profunda y desgarradora que se manifiesta como respuesta a la pérdida, la decepción o los deseos insatisfechos. La tristeza que puede surgir de diversas expe- riencias, como la pérdida de un ser querido, El fin de una relación o las expectativas no cumplidas. Es una parte natural y necesaria de la experiencia humana.
Vergüenza: esta emoción surge cuando te sientes cohibido, incó- modo o humillado en situaciones sociales. Suele producirse cuando crees que has transgredido las normas sociales. La vergüenza con- tinúa puede llevar a los remordimientos y al deseo de esconderte.
Celos: los celos son una emoción encubierta. Se enmarcarán a sí mismos como ira u opinión, cuando debajo hay tristeza e insatis- facción con uno mismo. Pueden provocar que te compares con los demás y que protejas lo que tienes.
Arrepentimiento: el arrepentimiento se produce cuando sientes tristeza por acciones o decisiones pasadas. Lo cierto es que la ma- yoría de las personas se arrepienten más de lo que no hicieron que de lo que hicieron.
Miedo: el miedo es una emoción primaria e intensa que apare- ce como respuesta a lo que percibimos como amenazas o peligros. Desencadena un dominio de respuestas fisiológicas y emocionales para mantenerte seguro. El miedo puede servir como mecanismo de protección, pero el miedo irracional puede limitar nuestras expe- riencias y nuestro crecimiento. Superar el miedo implica entender sus causas fundamentales, desafiar creencias irracionales y exponer- te poco a poco, de una manera segura y comprensiva, a situaciones que te dan miedo.

La ira, el miedo y la culpa son tremendamente disfuncionales.
¿Estos 3 sentimientos que son incluso emoción, cual es la diferen- cia? la emoción es un proceso corporal y el sentimiento, la per- cepción consiente de eso que está ocurriendo en el cuerpo. La ira tiene dos expresiones, la ira exterior, que es la podemos ver desde la persona que insulta hasta la persona que hace gestos de amenaza o incluso hasta golpea, o mata. Pero hay otro tipo de ira, que es la ira encerrada, la ira contenida, el volcán dormido, y que en un mo- mento determinado, tu pareja, tu hijo, tu mamá o alguien dice algo y saltas con una tremenda violencia, esa es la IRA.
El miedo es una emoción, que ajustado en intensidad y en con- texto tiene todo el sentido del mundo, el problema del miedo en nosotros , es que la mayoría de las veces es generado por nuestra mente, entonces fíjate bien, cuanto más miedo tenga a una persona, más la voy a atacar, y voy a sentir que me estoy defendiendo, en- tonces hay que tener mucho cuidado pues la ira y el miedo son las dos caras de la misma moneda exactamente, si yo tengo ira y ataco tengo miedo a la reacción, si tengo miedo para protegerme ataco.
Y la tercera es la culpa, la culpa no tiene absolutamente nada que ver con la tristeza por el error cometido y la llamada al arre- pentimiento. He cometido un error, ataño las consecuencias y veo cómo puedo reparar esto, eso es necesario y perfectamente válido, la culpa es el castigo que yo infrinjo en otra persona o en mi para hacerme sufrir de forma constante, me hago sufrir porque soy cul- pable de lo que hice, me hago sufrir porque soy culpable por lo que soy, me hago sufrir porque cometeré errores y meteré la pata, entonces la culpa es devastadora y entonces lo que yo te diría es, que es absolutamente esencial vigilar la mente, y cuando tu sientas ira, lo primero que tienes que hacer es no abrir la boca, y no mandar ningún mensaje, no hablar por teléfono, porque eso es una bomba atómica.
Intenta hacer esto en cambio, escribe lo que sientas en ese mo- mento guarda esa información para ti que está llena de ira, en ese momento tu justificarás que es lo adecuado decirle a esa persona,

pero en lugar de eso guárdalo para el día siguiente, lo lees y como ya habrá bajado la intensidad de la emoción sentirás un gran alivio de no haber mandado el mensaje. Lo primero ante la ira es no de- jarse llevar por ella, no niegues que la tienes, si la intentas bloquear la ira saldrá por otro lado, no actúes en base a la ira, sé que puede ser muy difícil, pero se puede lograr, obsérvala mejor, que está su- cediendo en ese momento físicamente, tu corazón late más fuerte, tu quijada esta apretada? Eso está ahí, pero despréndete un poco y observa, hay que sentir para sanar. El simple distanciamiento es como si le tomara poder a esa ira.
¿Hazte esta pregunta, que es lo más importante aquí? Y enton- ces descubrirás que lo más importante aquí no es cómo reaccionar sino como responder, como todo, esto requiere un entrenamiento y cuanto mejor nos entrenemos mejor vamos a poder gestionar esto. Con el miedo es exactamente lo mismo, son absolutas creacio- nes de la mente, la mayor parte del tiempo estamos llenos de pre- ocupaciones, la mayor parte de las cosas por las que tienes miedo o te preocupas jamás ocurren, lo que yo recomiendo es conocer la realidad, para conocer la realidad tenemos que dejar de juzgar y empezar a explorar, tengo este ejemplo, alguien dice una cosa y yo me lleno de ira, enojo, porque he dado por hecho que lo que yo he interpretado es la única realidad, y no es la realidad, es una realidad, la mia, si yo en ese momento juzgo y castigo sale mi ira o mi miedo, muchas veces nos vamos a dar cuenta que la interpretación, no se
ajusta con la intención de la persona.
¿Aquí te voy a hacer una pregunta, cual es la consecuencia de la ira en el cuerpo? Conozco casos, en los que tienen infarto al miocardio, desprendimiento de retina, derrame cerebral, por nom- brarte algunos, es que el cuerpo nos está diciendo que aunque nos parezcan justificadas esas acciones, no lo son, podemos establecer límites con firmeza, sin tener que ser asesorados por la ira, porque en la ira tu eres consiente de lo que dices, pero no eres consiente de como lo dices, yo te diría que es un entrenamiento progresivo donde todos tenemos que ir ganando habilidad, primero nos equi-

vocaremos pero aprenderemos, ahí está también la resiliencia, me he equivocado pero no me voy a culpar por el resto de mi vida por esto, que he aprendido de esto? Mañana lo haré mejor, quizá reac- cionare con menos intensidad y así con el tiempo vamos ganando ese espacio que se llama libertad.
El amor es el antídoto natural del miedo, porque cuando tu amas a una persona no le tienes miedo, y cuando una persona te tiene miedo pero se siente amado por ti deja de tener miedo, entonces de que amor estoy hablando? de ese amor como lo entendemos las personas, por ejemplo: YO TE AMO COMO YO QUIERO QUE SEAS, o me correspondes.
Debería ser así, el amor es transmitirlo a una persona, yo no te quiero por como eres o dejas de ser, yo te quiero por quién eres, porque eres una persona digna, porque eres humano, y desde ese amor, si se pueden establecer límites, ya no estoy intercambiando, si tú te portas de esa manera ya te amo, es desde ese lugar donde tienes que amar a alguien, desde el amor incondicional.
Ahora hay otro factor que juega un rol muy importante: La compasión: El poder transformador de la empatía y la bondad.
La compasión es un concepto profundamente arraigado en la naturaleza humana, que refleja la capacidad de sentir empatía hacia los demás y actuar con bondad y comprensión. Es un sentimiento que trasciende las barreras culturales, lingüísticas y socioeconómi- cas, hoy en que tiene el poder de transformar vidas y comunidades enteras.
En su esencia, la compasión implica la capacidad de ponernos en el lugar del otro, de comprender sus alegrías, dolores y desafíos como si fueran propios. Nos lleva a actuar con amabilidad, gene- rosidad y respeto hacia los demás, reconociendo su humanidad y dignidad intrínseca.
La compasión no sólo es un sentimiento pasivo de simpatía o lástima, hoy si lo que impulsa a la acción. Nos motiva a tender una mano amiga a aquellos que sufren, a ofrecer consuelo a los afligidos y a trabajar por un mundo más justo y compasivo para todos.

En un mundo marcado por la división, el odio y la indiferencia, la compasión emerge como un antídoto poderoso que puede sanar heridas, hoy construir puentes y fomentar la unidad y solidaridad. Nos recuerda nuestra interconexión y dependencia mutua, invitán- donos a tratar a los demás con el mismo cuidado y consideración que deseamos para nosotros mismos. La práctica de la compren- sión no sólo beneficia a quienes la reciben, sino que también a quie- nes la ofrecen. Hoy estudios científicos han demostrado que ser compasivos puede tener efectos positivos en nuestra salud mental y emocional, reduciendo el estrés, aumentando la sensación de bien- estar y fortaleciendo nuestras relaciones interpersonales.
La compasión no conoce fronteras ni limitaciones. Puede mani- festarse en gestos pequeños y cotidianos, como una sonrisa amable o una palabra de aliento, así como en acciones más grandes y signi- ficativas. Nos desafía a sembrar semillas de amor y comprensión en un terreno fértil para La Paz y la armonía.
En última instancia, la compasión nos recuerda que, a pesar de nuestras imperfecciones y limitaciones, todos compartimos el an- helo de ser vistos, comprendidos y amados. En un mundo sediento de compasión, cada gesto de bondad y generosidad cuenta, cada acto de comprensión y empatía marca la diferencia. La compasión es el el radicalismo de nuestro tiempo.
Que sea esta misma nuestra brújula en el viaje de la vida, guiándo- nos hacia la luz de la comprensión y el calor del amor incondicional. En resumen: enfréntate a tus pensamientos con comprensión.
Un pensamiento resulta inofensivo a menos que nos lo creamos. No son nuestros pensamientos, sino nuestro apego a ellos, lo que origina nuestro sufrimiento. Apegarse a un pensamiento significa creer que es verdad sin indagar en él. Recuerda que una creencia es un pensamiento al que hemos estado apegados, a Menudo durante años.
La mayoría de la gente cree que “es” lo que sus pensamientos dicen que es. Un día hacer ti que no estaba respirando: me esta- ban respirando. Entonces también advertí, con gran sorpresa, que

no estaba pensando: qué, en realidad, estaba siendo pensada, y qué pensar no es personal. ¿Te despiertas por la mañana y te dices: “creo que hoy no voy a pensar”? Es demasiado tarde: ¡ya estás pensando! Los pensamientos sencillamente aparecen. Provienen de la nada y vuelven de la nada, como nubes que se mueven a través de un cielo vacío. Están de paso, no han venido para quedarse. No son perjudi- ciales hasta que nos apegamos a ellos como si fueran verdad.
No dejo que mis pensamientos se marchen: me enfrento a ellos con comprensión. Son ellos los que me dejan marcharme a mí. Los pensamientos son como la brisa o las hojas de los árboles o las gotas de lluvia que caen. Aparecen del mismo modo, y a través de la in- dagación, podemos entablar amistad con ellos. ¿Discutirías con una gota de lluvia? Las gotas de lluvia no son personales, como tam- poco lo son los pensamientos. Una vez que te has enfrentado a un concepto doloroso con comprensión, la próxima vez que aparezca quizá te resulte interesante. Lo que solía ser una pesadilla ahora es solo algo interesante. La siguiente vez que aparezca, tal vez te resul- te divertido. Y la siguiente vez, quizá ni siquiera lo adviertas. Este es el poder de amar como son las cosas. Ama lo que es.

CAPÍTULO 4
SENTIR PARA SANAR

menudo nos vemos inmersos en una búsqueda constante de la felicidad y el bienestar. Sin embargo, muchas veces pasa- mos por alto un elemento fundamental para alcanzar estos
objetivos: la conexión con nuestras emociones.
Es a través de este proceso De sentir para sanar que podemos comprender nuestras experiencias, desbloquear patrones negativos y cultivar una mayor paz interior.
¿Qué significa sentir para sanar?
Sentir para sanar es un concepto que va más allá simplemente de experimentar nuestras emociones. Se trata de abrazarlas con con- ciencia y aceptación, sin juzgarlas ni reprimirlas. Implica explorar las raíces de nuestros sentimientos, identificar los pensamientos y creencias que los sustentan, y desarrollar herramientas para gestio- narlos de manera saludable.
¿Por qué es importante sentir para sanar?
Esto es muy importante porque nuestras emociones son parte integral de lo que nos hace humanos. Nos permite conectar con nosotros mismos y con los demás, esto va enriqueciendo nuestras experiencias y nos ayuda a tomar decisiones significativas. Sin em- bargo, cuando las reprimimos o las negamos pueden generar males-

tar, Te lo había comentado en los capítulos anteriores, estas pueden generar también estrés y hasta enfermedades.
Al sentir para sanar, nos abrimos a la posibilidad de:

• Procesar traumas y experiencias dolorosas del pasado.
• Liberarnos de patrones emocionales negativos.
• Fortalecer nuestra autoestima y autoconfianza.
• Mejorar nuestras relaciones interpersonales.
• Desarrollar mayor resiliencia ante las dificultades.
• Descubrir nuestro verdadero potencial.

No existe un único camino para sentir y sanar. Lo que funcio- na para una persona puede no ser lo ideal para otra. Sin embargo, existen algunos principios generales que pueden guiarnos en este proceso:

• Permítete sentir: es importante aceptar todas nuestras emo- ciones, sin importar si son positivas o negativas. No las juz- gues ni las reprimas.
• Practica la atención plena: la meditación y otras técnicas de atención plena pueden ayudarnos a observar nuestras emo- ciones con desapego, sin dejarnos arrastrar por ellas.
• Expresa tus emociones de manera sana: puedes expresarte a través de la escritura, la música o hablando con un amigo o terapeuta de confianza.
• Busca ayuda profesional: si sientes que no puedes mane- jar tus emociones por tu cuenta, no puedes buscar ayuda profesional. Un psicólogo o terapeuta puede guiarte en este proceso de sanación.

Sentir para sanar, requiere tiempo, paciencia y compromiso. Sin embargo, los beneficios que aporta a nuestra salud mental, emo- cional y física son invaluables. Al abrazar nuestras emociones y

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aprender a gestionarlas de manera saludable, podemos desbloquear
nuestro potencial y vivir una vida más plena y significativa.

Siempre hay un regalo

Creo que la condición más difícil como seres humanos es darnos cuenta que el sufrimiento es una parte esencial en nuestros caminos, es un impulso a crecer y evolucionar, y es un impulso a acercarnos a descubrir a lo único que importa en esta vida, donde esta ese espa- cio dentro de mi donde puedo encontrar lo que es, ese amor y paz, porque si no lo busco dentro de mí, no lo voy a encontrar afuera, creo que el sufrimiento es un puente a encontrar ese espacio.
No siempre vamos a poder controlar lo que queremos, entonces creo que sería más fácil si entendemos que la vida no nos va a dar lo que queremos, si no nos va a dar enseñanzas, nos va a dar aprendi- zaje, y para tener esos aprendizajes, nos va a sacar de nuestra zona de confort a medida que podamos crecer.
Ahora imagina, ¿qué pasa si no solo tu eres el que tiene que su- frir para sanar? Por ejemplo, cuando nuestros hijos o algún familiar está pasando por un momento difícil, sé que nos esforzamos mucho queriendo evitar el sufrimiento de los demás, está bien, me refiero a querer controlar el ambiente, pero estas cosas pasan queramos o no queramos, y he aprendido la importancia de no darle tanto peso a como los protejo y darle más peso a que herramientas les otorgo para cuando pasen estas cosas en sus vidas.

CAPÍTULO 5
LA CREACIÓN DE TUS HERIDAS Y TUS
MÁSCARAS

MAPA DE HERIDAS

Para identificar las heridas de tu niño interior, examina los si- guientes datos. Los cuatro tipos principales de heridas del niño in- terior son el abandono, la culpabilidad, la traición y la negligencia. Es posible que identifiques uno o más en tu experiencia personal.
Sufrir heridas o traumas, en especial en la infancia, puede ser muy doloroso. Este ejercicio pretende ayudarte a identificar heri- das emocionales de tu infancia que pueden seguir afectándote en la actualidad. Esta sería suelen provocar comportamientos negativos y patrones de pensamiento que no te ayudan. Si reconoces y en- tiendes las heridas de tu niño interior, puedes cultivar una mayor autocompasión y sentar las bases para una exitosa iluminación de tus sombras.

HERIDAS POR ABANDONO
• Siente exclusión
• tiene miedo al abandono
• odia estar solo
• codependencia
• amenaza con marcharse
• suele atraer a personas no disponibles emocionalmente

HERIDAS POR CULPABILIDAD
• se siente culpable o mal
• Evita pedir cosas
• utiliza la culpabilidad para manipular
• tiene miedo a poner límites
• suele atraer a personas que lo hacen sentirse culpable

HERIDAS POR TRAICIÓN
• Tiene miedo de que le hagan daño
• no confía en sí mismo
• encuentra la manera de no confiar en las personas
• siente inseguridad y necesidad de mucha validación externa
• no se siente a salvo

HERIDAS POR NEGLIGENCIA
• Intenta dejar correr las cosas
• tienes baja autoestima
• se enfada fácilmente
• le cuesta decir que no
• reprime las emociones
• teme ser vulnerable
• suele atraer a personas que no lo valoran o le hacen sentir invisible

¿Qué recuerdos has extraído al identificar tu herida?

Ahora en base a las 5 heridas que impiden que seamos nosotros mismos que son:

HERIDAS MASCARAS
RECHAZO EFIMERO /HUIDIZ
ABANDONO DEPENDIENTE
HUMILLACIÓN MASOQUISTA
TRAICION CONTROLADOR
INJUSTICIA RIGIDO

Estas heridas y estas máscaras de las explicaré a detalle en las si- guientes páginas, la importancia de la máscara se crea en función del tamaño de la herida. Una máscara representa a un tipo de persona con un carácter que le es propio, ya que según la máscara creada se desarrolla en determinadas creencias que influyen en la actitud interior y en el comportamiento de la persona. Mientras más im- portante sea la herida, con más frecuencia sufrirás, y esto te obligará a llevar puesta tu máscara más a Menudo.
Sólo usamos la máscara cuando deseamos protegernos. Por ejemplo, cuando una persona percibe algún suceso como injusto, o cuando ella se juzga a sí misma de injusta o teme que se le critique por ser injusta, se coloca la máscara de rigidez. Es decir, adopta el comportamiento de una persona rígida.
Esto es lo que sucede con cualquier herida, son muchas las oca- siones en que nos sentimos rechazados, abandonados, traicionados, humillados o tratados de manera injusta. En realidad, cada vez que nos sentimos heridos, es a nuestro ego al que le gusta creer que alguien más, y no a nosotros, es culpable de que nos sintamos así. Entonces buscamos aquí en reprochárselo. En otras ocasiones, en cambio, decidimos que ese culpable somos nosotros mismos, cuan- do en realidad esto es tan falso como cuando acusamos a alguien más. Tú sabes que en la vida no hay personas culpables, sino sólo personas que sufren. Yo ahora sé que mientras más acuso(a mí mis- ma o a los otros), más se repite la experiencia. La acusación no sirve

sino para provocar desdicha; en cambio, cuando nos miramos con compasión a la parte humana que sufre, lo sucesos, las situaciones y las personas comienzan a transformarse.
Las máscaras que creamos para protegernos son visibles en la morfología de una persona y, por consiguiente, en su apariencia. En muchas ocasiones me he preguntado si es posible detectar heridas en los niños pequeños. Personalmente he observado a niños entre 7 y 9 años, y en casi todos ellos he podido comenzar a haber heridas en su apariencia física. Las heridas que son fácilmente visibles a esta edad indican una herida más importante. Sin embargo, también he podido observar que en algunos adultos denotan heridas diferentes de las que se pueden detectar cuando eran niños y adolescentes.
El cuerpo es tan inteligente que siempre encuentra el medio para mostrarnos lo que debemos poner en orden. En realidad, es nuestro Dios interior el que la utiliza para hablarnos.
Ahora te mostraré cómo podrás descubrir reconocer tus másca- ras y las de otros. Más adelante por supuesto te hablaré de nuevos comportamientos que debes adoptar para poder curar esas heridas, que hasta ahora has descuidado, y para que con ello puedas dejar de sufrir. La aparición de las máscaras que ocultan estas heridas ocurre de manera natural. Además, es importante no limitarse a las palabras para especificar las heridas o las máscaras. Quizás cuando leas la descripción de cada herida y sus características, te será más fácil ver cuál es tu caso.
Los 5 caracteres descritos en mi libro tal vez se asemejan a los que hayan descrito otros autores en estudios de personalidad. Cada estudio es diferente y ese no tiene por objeto invalidar ni reempla- zar a los que se han publicado antes. Uno de estos estudios, reali- zado por el psicólogo Heymans hace cerca de 100 años, hoy en día goza aún de popularidad. En él se describen los siguientes 8 tipos caracterológicos: el apasionado, el irascible, el nervioso, el senti- mental, el sanguíneo, el flemático, el apático y el amorfo. Aun cuan- do este autor utiliza el vocablo apasionado para describir a un tipo de persona, nos aclara que esto no impide que los otros tipos vivan

la experiencia de la pasión en sus vidas. Por consiguiente, repito que no debes dejarte atrapar por el sentido literal de las palabras.
Es posible que, al leer la descripción del comportamiento y la actitud de la máscara que oculta cada herida, te reconozcas en cada una de ellas. Sin embargo, es muy raro que una persona tenga las 5 heridas. Por ello es importante ajustar bien la descripción que se hace del cuerpo físico, ya que éste refleja fielmente lo que sucede dentro de uno mismo, en tanto que es mucho más difícil reconocer- se a partir del plano emocional y mental.
Recuerda que nuestro ego no desea que descubramos todas nuestras creencias, pues con ellas nos nutrimos, al tiempo que él sobrevive.
Es posible que experimentes ciertas resistencias y reacciones ante las personas al percatarse de que sufren de una cierta herida y su conducta no es sino una respuesta a alguno de sus padres.
La descripción del comportamiento y las actitudes vinculadas con las diferentes heridas quizá te parezcan poco acertadas. Al re- conocer alguna de tus heridas, es posible que te rebeles y no aceptes la descripción de la máscara que te has creado para evitar sufrir. Esta resistencia es absolutamente normal y humana. Date tiempo. Recuerda que, al igual que a todas las personas que nos rodean, cuando tu máscara te hace reaccionar, no eres tú mismo. ¿No te tranquiliza saber que cuando un comportamiento de los demás te incomoda o te desagrada indica que esas personas acaban de poner- se la máscara para evitar sufrir? Al tener esto presente, serás más tolerante y te será más fácil ver con amor a quienes te rodean. Es un aliciente saber que aún si naciste con heridas que ponen en or- den, que suelen enfocarse de forma periódica por tu reacción a las personas y a las circunstancias que te rodean, las máscaras que has creado para protegerte no son permanentes. El practicar los méto- dos de curación qué te sugiero en mi libro, verás cómo disminuyen gradualmente tus máscaras y, en consecuencia, cómo se transforma tu actitud y quizá también tu cuerpo.

Sin embargo, también es probable que transcurran varios años antes de que puedas comprobar los resultados en tu cuerpo físico, ya que éste se modifica con mucha más lentitud a causa de la mate- ria tangible de la cual está constituido, en tanto que nuestros cuer- pos más sutiles(emocional y mental) requieren menos tiempo para transformarse a partir de la decisión que se toma con profundidad y con amor.
Fotografiarte cada año es un buen medio para verificar tus trans- formaciones físicas. Presta atención a cada una de las partes de tu cuerpo para que puedas apreciar bien los detalles, es cierto que al- gunas personas cambian más rápidamente que otras, al igual que hay quienes logran concretar sus viajes antes que otros. Lo impor- tante es continuar trabajando con constancia en tu transformación interior, ya que esto es lo que hará de ti una persona más feliz en la vida. Te sugiero que, durante la lectura de los siguientes capítulos, anotes todo lo que te parezca pertinente en tu caso.

EL RECHAZO

Veamos, antes que nada, lo que significa la palabra rechazo o rechazar. El diccionario nos proporciona varias definiciones: des- pedir; refutar; rehusar; no ceder; no atender; negar.
Para muchos nos resulta muy difícil distinguir entre rechazar y abandonar. Abandonar a alguien quiere decir distanciarte de él por algo o por alguien más, mientras que rechazar a alguien es reusarlo, no desear tenerlo cerca o no desear tenerlo en la vida. Quien recha- za utiliza la expresión” no quiero”, en tanto quien abandona usa la frase: “no puedo”.
El rechazo es una herida muy profunda, ya que quien la sufre se siente rechazado en su interior y, sobre todo, siente rechazo con respecto a su derecho de existir. De las 5 heridas, esta es la primera que se manifiesta; es decir, está presente desde muy temprana edad en nuestras vidas.

Te pongo el ejemplo del bebé no deseado, el que llega, como suele decirse, por accidente. Si el alma de este bebé no ha solucio- nado el sentimiento de rechazo, es decir, si no ha tenido éxito en sentirse bien, en persistir pese al rechazo, vivirá necesariamente esta herida. Otro ejemplo es el caso del bebé que nace del sexo contrario al que han deseado sus padres. Sin duda hay muchas otras razones por las cuales uno de los padres rechaza a su hijo, pero lo impor- tante aquí es percatarse de que sólo las almas con necesidad de vivir esta experiencia serán atraídas hacia ese tipo de padre, o hacia los dos padres que rechazarán a su hijo.
También es común que el padre no haya tenido la intención de rechazar a su hijo o que el mismo se sienta rechazado y lo manifies- te a la menor oportunidad, ya sea al escuchar comentarios descor- teses o cuando vive en la impaciencia o el enojo. Mientras la herida no sane por completo, se reactivará con facilidad. La persona que se siente rechazada no es objetiva, ya que interpreta lo que sucede a su alrededor a través de los filtros de su herida y se siente rechazada, aun cuando no lo sea. Desde el instante en que el bebé comienza a sentirse rechazado, empieza a crear una máscara de huida. Gracias a numerosos estudios de observaciones al estado fetal se ha podi- do observar, que las personas afectadas por la herida de rechazo se sentían disminuidas desde que se encontraban en el vientre de sus madres, dónde ocupan muy poco lugar. Esto confirma que la máscara de huida puede comenzar a crear aún antes del nacimiento. La máscara huidiza es la personalidad o el carácter que se desa-
rrolla precisamente para evitar sufrir el rechazo.
Esta máscara se reconoce físicamente en el cuerpo huidizo. En otras palabras, es un cuerpo, o una parte de éste que parece querer desaparecer. Debido a que el cuerpo del huidizo es muy estrecho y restringido, les fácil simular que desaparece o que no está muy pre- sente o visible en un grupo. Este es un cuerpo que no desea ocupar mucho lugar, a la imagen del huidizo, que intentará toda la vida no ocupar demasiado lugar. Es cuando se tiene la impresión de que casi

no hay piel sobre los huesos, que la piel parece pegada a los huesos, podemos deducir que la herida de rechazo es muy grande.
El huidizo es aquel que duda de su derecho a existir y que pare- ce no estar completamente encarnado. Esto explica que su cuerpo suela tener una apariencia fragmentada o incompleta. Es como si le faltara un trozo, o como si las partes del cuerpo no encajaran en un conjunto. Por ejemplo, el lado derecho del cuerpo o del rostro pue- de ser muy diferente al del lado izquierdo. Todo esto se observa con facilidad a simple vista. No es necesario medir para saber si ambos lados son similares. Recuerda que es muy raro encontrar a alguien que tenga los 2 lados del cuerpo idénticos.
Cuando hablo de un cuerpo fragmentado o incompleto, me re- fiero a una parte del cuerpo a la que aparentemente le falta algo, como los glúteos, los senos, el mentón; Unos tobillos mucho más pequeños que las pantorrillas, o a un hueco en la región de la espal- da, el pecho, el vientre, etcétera.
Podría decirse que el cuerpo está contraído, pues parece que la persona se contrae en sí misma. Sus hombros están echados hacia adelante y los brazos se encuentran con frecuencia pegados al cuer- po. También se tiene la impresión de que el crecimiento del cuerpo, o de una de sus partes, se obstruyó. Parecería que una parte del cuerpo no tuviera la misma edad que el resto y, cuando el cuerpo está contraído, podría pensarse que se trata de un adulto en el cuer- po de un niño.
Cuando ves a alguien con un cuerpo deforme, qué te produce lástima, con toda certeza estás ante una persona que sufre una heri- da de rechazo. El alma eligió este tipo de cuerpo antes de nacer, para incurrir en una situación propicia que le permita poner en orden esta herida. El rostro y los ojos del huidizo son pequeños. Los ojos parecen ausentes o vacíos, debido a que la persona afectada por esta herida tiene la tendencia a huir fácilmente de su mundo a estar dis- traído. Con frecuencia los ojos están llenos de temor. Al observar la mirada de una persona huidiza, podemos tener la impresión de que vemos una máscara, sobre todo alrededor de los ojos, ya que debajo

de ellos hay ojeras. Esta misma, tiene la impresión de ver a través de una máscara. Algunas personas huidizas Han revelado que esta im- presión puede durar todo el día, mientras que otras sólo la perciben durante algunos minutos. Sin embargo, poco importa cuánto dure. Lo que de verdad importa es que se trata de una manera de no estar realmente presente ante lo que sucede para evitar sufrir.
Cuando una persona posee todas las características menciona- das, su herida de rechazo es mucho más importante que si sólo tu- viera, por ejemplo, los ojos de un huidizo. Cuando el cuerpo de la persona muestra cerca del 50% de las características físicas propias del huidizo, puede deducirse que porta su máscara del huidizo para protegerse del rechazo cerca del 50% del tiempo. Este sería el caso, por ejemplo, de la gente cuyo cuerpo es grande, con un rostro chico y los ojos pequeños. O cuyo cuerpo es muy grande y sus tobillos son pequeños. Cuando sólo una parte del cuerpo corresponde a las características del huidizo, esto quiere decir que la herida de recha- zo es menor.
Portar una máscara significa no ser ya uno mismo. Adoptamos una actitud diferente que elaboramos desde muy jóvenes, creyendo que esta actitud nos protegerá. La primera reacción que tiene la persona que se siente rechazada es huir. Cuando El Niño en vías de crearse una máscara de huidizo se sienta rechazado, vivirá con más frecuencia en un mundo imaginario. Esta es la razón por la cual a Menudo será un niño prudente y tranquilo, que no causará proble- mas ni hará ruido.
Este tipo de niño se divierte solo en su mundo imaginario y se Construye castillos fantásticos. Puede incluso creer que sus padres se equivocaron de bebé en el hospital, o que los adultos con los que vive no son sus verdaderos padres. Hoy es también el tipo de niño que inventa diferentes formas para huir de casa, entre ellas, su deseo tenaz de asistir a la escuela. Sin embargo, una vez que llega a ella, sobre todo si sientes rechazo o él se rechaza a sí mismo, está todo el tiempo muy distraído, en su propio mundo.

Sin embargo, este tipo de niño desea que nos percatemos de su existencia, aun cuando él no crea mucho en su derecho a existir. Cuando se trata de un niño cuyo cuerpo es más pequeño que el promedio, con frecuencia parece un muñeco, algo sumamente frá- gil. Por ello la reacción de la madre es en general la de protegerlo en exceso. El Niño escucha a Menudo que es demasiado pequeño para esto o aquello, y lo cree, al punto de que su cuerpo permane- ce pequeño. Para él, ser amado se transforma entonces en sentirse sofocado. Más adelante su reacción consistirá en rechazar o huir cuando alguien lo ame, por el persistente temor a esta asfixia. El Niño sobreprotegido se percibe a sí mismo rechazado, puesto que no se siente aceptado por lo que es. Para tratar de compensar su pequeñez, los demás suelen intentar hacer y pensar todo por él y, en lugar de sentirse amado en estas circunstancias, se siente rechazado en sus capacidades.
Lo sé esta característica prefieren no apegarse a las cosas mate- riales, ya que éstas le impiden huir Asus anchas. Parecería que ve todo lo material de lejos. Se pregunta qué hace en este planeta y le es difícil creer que aquí podrá ser feliz. Todo lo que se relaciona con el espíritu, así como con el mundo intelectual, les resulta atractivo. No suele utilizar lo material para obtener placer, ya que considera a las cosas superfluas. Una amiga me decía que para ella no repre- senta placer alguno ir de compras, pero que lo hace para sentirse viva. Reconocen que el dinero es necesario, pero no le causa placer alguno.
Su desapego por las cosas materiales le trae dificultades en el plano de su vida sexual, porque puede llegar a creer que la sexuali- dad interfiere con la espiritualidad. Varias mujeres huidizas comen- tan que ellas creían que el sexo no era espiritualidad, sobre todo después de ser madres. Cuando estaban embarazadas, con frecuen- cia sucedía que, durante la gestación, su pareja rehusara a hacer el amor con ellas. Para las personas huidizas resulta difícil pensar que pueden necesitar la sexualidad como cualquier ser humano normal. Muchas veces incurren en situaciones en las que son víctimas de

rechazo en el plano sexual por su pareja, o ellas mismas evitan su sexualidad.
La herida de rechazo radica en el padre del mismo sexo. Si te reconoces en la descripción de la persona que se siente rechazada, significa que has vivido el rechazo con el padre de tu mismo sexo. Este es el progenitor que ha sido el primero en contribuir a tu heri- da ya existente. Es, sin embargo, normal y humano no aceptarlo y tenerle resentimiento.
“El progenitor del mismo sexo tiene el papel de enseñarnos a amar, a amarnos y a darnos amor, el genitor del sexo opuesto nos enseña a dejarnos a amar y a recibir amor”
al no aceptar al padre que ha contribuido a causar tu herida, también es normal tomar la decisión de no utilizarlo como modelo. Si te ves con esta herida, esta no aceptación explicará las dificultades que tienes para aceptarte y amarte.
motivo intenta utilizar cualquier medio para hacer perfecto y adquirir valor ante sus propios ojos, o ante los de los demás. La palabra nulo está muy presente en su vocabulario cuando habla de sí mismo o de otros. Es posible escucharlo decir;
• Mi madre tenía nulas habilidades para todo lo relacionado con el trabajo doméstico
• mi padre tuvo nulas responsabilidades con mi madre, como mi marido lo es conmigo. No lo culpo por haberme dejado.

Mi jefe decía que mis contribuciones eran nulas por eso renuncié al empleo.
Los huidizos también acostumbran a utilizar la palabra desapa- recer. Hoy te doy el ejemplo de la niña que le pide a su madre que le ayuden Asus deberes escolares y a cambio obtiene la siguiente respuesta: pídeselo a tu padre. ¿No ves que estoy muy ocupada y que él no está haciendo nada? Hoy al sentirse rechazada, su prime- ra reacción será decirse: lo que sucede es que no soy lo suficiente digna para ser amada; por eso mamá no desea ayudarme., Y buscará un lugar para estar sola. Este personaje por lo general tiene pocos

amigos en la escuela, al igual que le sucederá más adelante en su em- pleo, hoy se le considera solitario y se le deja solo. Mientras más se aísla, más invisible parece volverse. De esta forma, entra en un cír- culo vicioso: se coloca su máscara del huidizo para no sufrir cuando se siente rechazado y se aleja de la gente a tal grado que se vuelve imperceptible. Cada vez que se encuentra más solo y también cada vez que se da a sí mismo más motivos para sentirse rechazado.
Hoy no es raro que el huidizo diga o piense que sus palabras y sus actos carecen de valor. Cuando recibe demasiada atención pier- de la cabeza y teme ocupar demasiado espacio. Hola sí ocupa mu- cho lugar, crees que molesta. Ser molesto para él significa ser recha- zado por la o las personas a quienes molesta o cree molestar. Desde que estaba en el vientre de su madre, el huidizo ocupaba muy poco lugar. Y continuará siendo eclipsado mientras su herida no sane.
Nuestro ego hace todo lo posible para que no percibamos nues- tras heridas. ¿Por qué? Porque de manera inconsciente le hemos ordenado que lo haga. Es tal nuestro miedo de revivir el dolor aso- ciado a cada herida, hoy que por cualquier medio evitamos con- fesarnos a nosotros mismos que, si vivimos el rechazo, es preci- samente porque nosotros mismos nos rechazamos. Quienes nos rechazan están en nuestra vida para mostrarnos hasta qué grado nos rechazamos a nosotros mismos.
El temor de sentir pánico también hace que el huidizo pierda la memoria frente a diversas situaciones. Hoy es posible que crea que padece un problema de memoria cuando en realidad se trata de un problema de temor.
Cuando siente mucho temor, el huidizo prefiere las comidas al- tas en azúcar. Como el temor consume la energía de las personas, creemos habitualmente que, al ingerir azúcar, tendremos más ener- gía. Desafortunadamente, este aporte de azúcar no proporciona más que energía temporal, que con frecuencia debe renovarse.
Nuestras heridas nos impiden ser nosotros mismos, pues crean un bloqueo y acaban por provocarnos enfermedades. Cada tipo de personalidad atrae enfermedades y malestares específicos, en fun-

ción de su actitud interior. Estos son algunos malestares y enferme- dades que pueden manifestarse en el huidizo:
con frecuencia sufre de diarreas, ya que rechaza los alimentos antes de que el cuerpo haya tenido tiempo de asimilar adecuada- mente los alimentos nutritivos, al igual que rechaza a sí mismo o rechaza rápidamente cualquier situación que pudiera beneficiarle.
Algunos padecen arritmias, qué es una irregularidad en la fre- cuencia cardiaca. Cuando su corazón comienza a latir a un ritmo desmedido, tienen la impresión de que se le sale del pecho, desearía escapar. Esta es otra forma de querer huir de una situación difícil.
Mencioné que la herida de rechazo produce tanto daño que, por consiguiente, resulta del todo normal que este personaje tenga re- sentimiento con el padre del mismo sexo Y lo acuse de haberlo he- cho sufrir durante su infancia. Para él es muy difícil perdonarse; se lo impide el resentimiento hacia este padre o su elección de no ver o saber que le tiene o le tuvo resentimiento.
El huidizo no se otorgó el derecho a ser niño. Se forzó a madu- rar rápidamente, creyendo que así se le rechazaría menos. Por eso su cuerpo, o una parte de éste, es infantil.
Entre otros males y enfermedades que pueden afectar al huidizo se cuentan los problemas respiratorios, sobre todo cuando siente pánico. Así mismo, es propenso a las alergias, las cuales reflejan el rechazo que vive, asociado a algunos alimentos o sustancias.
También puedes recurrir al vómito para eliminar los alimentos que acaba de ingerir, con objeto de indicar su rechazo hacia una persona o una situación determinada.
También desvanecerse o sufrir desmayos es otro medio del cual se vale para huir de una situación o de una persona.
Si este abusa del azúcar, puede ser objeto de enfermedades pan- creáticas como hipoglucemia o diabetes.
Si desarrolla odio intenso hacia uno de sus padres a causa del dolor provocado por el rechazo que ha vivido y todavía vive, y que él cree que lo ha llevado Asus límites emocionales y mentales, es posible que se vuelva depresivo o maníaco depresivo. Si piensa

en el suicidio, no hablará de él y, si decide consumarlo, hará todo lo posible por no fracasar. Aquellos que hablan con frecuencia de suicidarse y lo logran son más bien los que sufren abandono, de lo cual hablaré en el siguiente capítulo.
Los males y enfermedades precipitadas también pueden mani- festarse en las personas que padecen otros tipos de heridas, pero parecen ser más frecuentes en quienes sufren rechazo.
Sí has reconocido en ti la herida del rechazo, es más probable que tu progenitor de tu mismo sexo, a su vez, se haya sentido re- chazado por su propio progenitor del mismo sexo. Además, es muy posible también que se sienta rechazado por ti. Incluso si ya estas actitudes son inconscientes de una y otra parte, se ha comprobado que así sucede en cientos de personas del tipo huidizo.
Recuerda que el origen de cualquier herida proviene de la inca- pacidad de perdonar lo que nos hacemos, o lo que los demás nos han hecho. Por lo general nos resulta difícil perdonarnos porque somos incapaces de comprender por qué tenemos resentimientos. Mientras más importante sea la herida de rechazo, más significa- rá que te rechazas o que rechazas a otras personas, situaciones o proyectos.
“Reprochamos a los demás lo que nos hacemos a nosotros mis- mos y lo que no queremos ver”.
Este es el motivo por el cual atraemos a nuestro alrededor a per- sonas que nos muestran lo que les hacemos a otros, así como lo que nos hacemos a nosotros mismos.
La vergüenza es otra forma de tomar conciencia de que nos rechazamos o de que rechazamos a otros. En efecto, vivimos un sentimiento de vergüenza cuando queremos ocultarnos u ocultar un comportamiento. Es normal que nos parezca vergonzoso tener conductas que les reprochamos a otros, pero también es normal desear especialmente que los demás no descubran que actuamos como ellos.
“No olvides que todo lo anterior sólo se vive cuando la persona que sufre rechazo decide colocarse su máscara del huidizo, pues

cree que así, según la gravedad de su herida, evitará el sufrimiento. Esta máscara la lleva algunas veces durante unos minutos por sema- na, pero en ocasiones la trae consigo de manera permanente”.
Los comportamientos propios del huidizo son dictados por el temor de revivir la herida de rechazo. Sin embargo, es probable que te reconozcas en algunas conductas y no en todas las que he descrito. Es casi imposible que una persona se reconozcan todas las conductas que te he mencionado. Cada una de las heridas tiene sus propios comportamientos y actitudes interiores. Las formas de pensar, sentir, hablar y actuar correspondientes a cada herida indi- can una reacción a lo que sucede en la vida. Al reaccionar, una per- sona no está centrada y no puede estar bien ni sentir alegría. Este es el motivo por el cual es tan útil percatarse de los momentos en que eres tú mismo o estás reaccionando. Al hacerlo podrás convertirte en el dueño de tu vida, en lugar de dejarte dirigir por tus temores.
Este capítulo tiene la finalidad de ayudarte a tomar conciencia de la herida de rechazo. Si te ves en la descripción de la máscara del huidizo, aquí encontrarás toda la información que necesitas para sanar esta herida y creer en ti mismo, sin pensar que la vida está llena de rechazo. Si no te has reconocido en esta herida, te sugiero que consultes con quienes te conocen bien si están de acuerdo con- tigo, antes de desechar esta posibilidad. Recuerda que te mencioné también que es posible tener solo una pequeña herida de rechazo. En tal caso, no tendrás más que algunas de las características men- cionadas. Recuerda que es importante confiar principalmente en la descripción física puesto que el cuerpo físico nunca miente, a dife- rencia de nosotros, que podemos hacerlo fácilmente.
Sí identificas esta herida en otras personas que conoces, no in- tentes cambiarlas. Mejor utiliza lo que aprendas de este libro para ser más compasivo con ellas, para comprender mejor los compor- tamientos con los cuales reaccionan. Es preferible que ellos mismos lean el libro si demuestran algún interés en el tema, en lugar de que trates de explicárselo con tus palabras.

CARACTERISTICAS DE LA HERIDA DE RECHAZO

Surgimiento de la herida: de la Concepción al primer año de vida. No sentir el derecho a existir. Con el padre del mismo sexo.
Máscara: de huida. Progenitor: del mismo sexo.
Cuerpo: contraído, angosto, delgado o fragmentado.
Ojos: pequeños, atemorizados o con la impresión de llevar un antifaz.
Vocabulario: nulo, nada, inexistente, desaparecer.
Carácter: desapego a lo material, perfeccionista, intelectual. Pasa por fases de gran amor o fases de odio profundo. No cree en su derecho de existir. Tiene dificultades sexuales. Se cree inexistente, carece de valor. Procura la soledad. Se contrae. Tiene la capacidad de hacerse invisible. Busca diferentes medios para huir. Se deslinda del mundo. Se siente incomprendido. Tiene dificultades para dejar vivir a su niño interior.
Temor más grande: el pánico.
Alimentación: pérdida de apetito por las emociones o el temor. Ingiere porciones pequeñas. Para huir. Consume azúcar. Alcohol o drogas. Tiene predisposición a la anorexia.
Enfermedades posibles: cutáneas, diarrea, arritmia, cáncer, pro- blemas respiratorios, alergias, vomito, desmayos, hipoglucemia, diabetes, depresión suicida, psicosis.

CAPÍTULO 6
EL ABANDONO

bandonar a alguien es apartarse de él, dejarlo, no desear más tener que ver algo con él. No confundamos el rechazo con el abandono.
La herida que se vive en el caso del abandono se sitúa además en el plano del tener y el hacer, y no en el del ser, como sucede con la herida del rechazo. Los siguientes son algunos ejemplos que te daré de situaciones que pueden reavivar la herida de abandono en un niño.
Un niño pequeño puede sentirse abandonado………
… si una madre se encuentra de pronto ocupada con el bebé nuevo. El sentimiento de abandono será aún más fuerte si el bebé necesita muchos cuidados porque es enfermizo o padece alguna discapacidad. El Niño tendrá la impresión de que su madre lo aban- dona continuamente para ocuparse del otro y comenzar a creer que así será siempre, que nunca tendrá a su mamá de otro modo.
…. Si sus padres salen a trabajar todos los días y tienen poco tiempo para él.
.. Cuando lo llevan al hospital, donde deberá permanecer. El Niño no comprende qué sucede. Si está consciente de que fue tan solo un poco caprichoso en las semanas previas, pensará que sus padres ya se cansaron de él y el sentimiento de abandono tal vez sea

más pronunciado. En el hospital, quizá decida creer que sus padres lo han abandonado para siempre. Incluso si acuden a verlo todos los días, el dolor que registró en el momento en que se sintió aban- donado se vuelve importante. Este dolor provocará que comience a crearse una máscara, pensando que esto último le ayudará a no revivir más ese sufrimiento.
…. Cuando sus padres lo dejan con alguien más durante las va- caciones, incluso si se trata de la abuela.
.. Si su madre siempre está enferma y su padre está demasiado ocupado o ausente para hacerse cargo de él, de modo que se ve obli- gado arreglárselas por si mismo.
Muchas personas que sufren la herida de abandono cuando eran pequeñas experimentaron una profunda falta de comunicación por parte del progenitor del sexo opuesto. Para ellos, este progenitor es demasiado reservado y, aun cuando deseaban que se hiciera cargo de ellos, estaban convencidos de que no le interesaban.
La herida de abandono se vive con el progenitor del sexo opues- to. Quienes sufren de abandono consideran que no son queridos. La ausencia de alimentación física también puede originar la herida de abandono, la cual suele comenzar antes de los 2 años, la máscara que se crea este personaje para intentar ocultar su herida es la del dependiente. Por consiguiente, utilizaré esta palabra para describir a la persona que sufre abandono, y la llamaré dependiente a lo largo de este capítulo.
Esta mascara se caracteriza por un cuerpo que carece de tono. El cuerpo largo, delgado y encorvado indica una herida de abandono muy importante. El sistema muscular no está lo suficientemente desarrollado y parece no poder sostener el cuerpo erguido, como si necesitara ayuda para hacerlo. El cuerpo expresa exactamente lo que sucede dentro de una persona. El dependiente cree que no puede lograr nada por sí mismo y, por lo tanto, tiene necesidad de alguien más como sustento. Su cuerpo refleja esta necesidad de apo- yo. Es fácil ver en esta persona al niño pequeño que necesita ayuda.

Los ojos tristes y grandes también apuntan a la herida de aban- dono. Son ojos que parecen querer atraer a otros con su mirada. Las piernas son débiles, con frecuencia se tiene la impresión de que los brazos son demasiado largos, de que cuelgan pegados al cue- ro. Este tipo de persona que aparenta no saber qué hacer con sus brazos cuando está de pie, sobre todo cuando los demás lo miran. Otra característica del dependiente es que una parte de su cuerpo pareciera situarse por debajo del nivel normal. También puede te- ner la espalda encorvada, lo cual da la impresión de que la columna no pudiera sostenerlo por completo. Quizás se encuentren caídas o flácidas algunas partes de su cuerpo, como los hombros, el pecho, los glúteos, el vientre.
Cómo puede apreciarse, la característica más sobresaliente del dependiente es la falta de tono muscular. Tan pronto veas a una persona con una parte del cuerpo que parece blanda, podrás dedu- cir que porta la máscara del dependiente para ocultar su herida de abandono.
No olvides que la intensidad de la herida determina el grosor de. Las características que te menciono se intensifican en la persona muy dependiente. Hola si una persona solo tiene algunos rasgos entre los mencionados, significa que su herida es menor. Es im- portante saber que, en el caso de alguien obeso y con falta de tono en algunas partes de su cuerpo, el exceso de peso indicará, por su parte, otro tipo de herida que examinaremos más adelante, mientras que su falta de tono expresará las heridas de abandono.
Hoy es fundamental diferenciar bien entre la máscara del huidi- zo y la del dependiente. Puede haber 2 personas muy delgadas junto a ti y una de ellas ser huidiza y la otra, dependiente. Quizás ambas tengan tobillos y muñecas delgadas, pero la diferencia radica en el tono muscular. La persona huidiza, pese a su delgadez o pequeñez, se sostendrá bien, mientras que la dependiente tendrá una postura más flácida. Quizá la impresión sea que el huidizo en realidad tiene la piel pegada a los huesos, pero con un sistema muscular sólido, en tanto que el dependiente tiene más carne, pero carece de tono.

Cuando una persona sufre a la vez las heridas de rechazo y de abandono, podrán percibirse en su cuerpo algunas características del huidizo y otras del dependiente. La herida más evidente indica cuál es la que la persona sufre con más frecuencia.
Mirar a las personas a nuestro alrededor para descubrir sus heri- das es un excelente ejercicio de intuición. En virtud de que el cuer- po nos dice todo sobre la persona, cada vez que hay más gente que intenta transformar a toda costa su apariencia, con cirugía estética o desarrollando más los músculos a través de la halterofilia. Hoy cuando intentamos ocultar nuestro cuerpo a los otros, significa que queremos ocultar también las heridas que corresponden a las partes afectadas.
Es en realidad mediante la intuición cómo podemos descubrir las partes afectadas en los demás. He observado a personas con la herida de abandono en varias ocasiones.
De los 5 tipos, el dependiente es el más propenso a convertirse en víctima. Hay grandes posibilidades de que uno de sus padres, o incluso ambos, sean también víctimas.
Víctima es la persona que crea problemas de todo tipo en su vida, pero en especial problemas de salud para llamar la atención. Esto responde a las necesidades del dependiente, quién cree que nunca tiene suficiente atención. Cuando parece desear llamar la atención por diversos medios, lo que está intentando en realidad es sentirse lo suficientemente importante para recibir apoyo. Considera que, si no logra llamar la atención de otra persona, no podrá contar con ella. Cabe señalar que este fenómeno ocurre en los dependientes cuando aún son jóvenes. El Niño dependiente por su parte, tiene la necesidad de sentir que, si da un mal paso, podrá contar con alguien para que lo levante.
El dependiente es una persona que dramatiza mucho, el más mí- nimo incidente adquiere proporciones gigantescas. Por ejemplo, si su pareja no llama para avisarle que llegará tarde, piénsalo peor y no comprende por qué lo hace sufrir tanto al no llamar. Al ver a una persona que se comporta como víctima, uno se preguntaría cómo

se las arregla para ocasionarse tantos problemas. Sin embargo, el dependiente no considera que lo que vive sean problemas, ya que estas situaciones le aportan el beneficio de tener atención, lo que Evita sentirse abandonado. Ser abandonado, para él, es más dolo- roso que vivir los múltiples problemas que atrae a sí mismo. Sólo otro dependiente puede comprenderlo. Mientras más víctima sea, más importante será su herida de abandono.
He podido comprobar también que con frecuencia la víctima gusta de desempeñar el papel de Salvador. Por ejemplo, el depen- diente cumple el papel de padre ante sus hermanos, o intenta sal- var de determinada dificultad a quien ama. Estos son medios útiles para recibir atención. Cuando el dependiente hace muchas cosas por otra persona, su objetivo es que lo halaguen, pues esto último lo hace sentirse importante. Pero esta actitud suele provocarle ma- lestar en la espalda, ya que carga sobre sí responsabilidades que no le corresponden.
El dependiente a Menudo sufre altibajos. Durante algún tiempo se siente feliz y todo marcha bien, pero de pronto se siente mal humorado y triste. Incluso suele preguntarse por qué se siente así si no hay motivo aparente para ello. Si lo investigara bien, podría descubrir qué es por temor a la soledad.
La ayuda que más necesita el dependiente es el apoyo de los otros. Aun cuando tenga o no dificultad para tomar decisiones por sí mismo, antes de decidirse, por lo general el dependiente pide la opinión o la aprobación de los demás, hoy ya que necesita sentirse apoyado y respaldado en sus decisiones. Hola esta es la razón por la cual parece que este tipo de personal es difícil tomar decisiones, cuando en realidad lo que sucede es que únicamente no se decide o duda de sus decisiones cuando no siente el apoyo de alguien más. Hola sus peticiones a los demás están en función de lo que otros pueden hacer para ayudarle. En cualquier caso, no se trata tanto de obtener la ayuda física que pretende, sí no, sobre todo, de sentirse apoyado por alguien en cuanto a lo que hace o desea hacer. Cuando recibe apoyo, se siente ayudado y amado.

Aun cuando tenga necesidad de apoyo es interesante obser- var que el dependiente utiliza con frecuencia la expresión” ya no soporto más”, lo cual indica hasta qué punto hacemos algo a los demás sin darnos cuenta de lo que nos reprochamos, o de lo que tenemos que los otros nos hagan.
El dependiente puede parecer perezoso, pero la realidad es que no le agrada realizar actividades o trabajos físicos solo, puesto que necesita la presencia de alguien más para sentirse apoyado. Hoy cuando hace algo por los demás, es con la intención de recibir afec- to a cambio. Cuando recibe el afecto deseado al emprender una actividad agradable con alguien más, hoy el dependiente desea que dure. Y cuando la actividad termina, dirá” qué lástima que ya haya concluido”. Percibe el final de cualquier cosa agradable como un abandono. La persona dependiente que actúa como víctima tiende a tener una voz infantil y hacer muchas preguntas, sobre todo en el caso de las mujeres. Esto se observa cuando pide ayuda, siem- pre con dificultad aceptar una negativa o con la tendencia a insistir. Mientras más sufre cuando se le dice que no, más se dispondrá a utilizar cualquier medio para obtener lo que desea, con manipula- ción, enfurecimiento, el chantaje.
En consecuencia, el dependiente por lo general solicita consejos, porque no se cree capaz de hacer las cosas por sí mismo, aunque no necesariamente escucha lo que se le dice. A la larga hará lo que él mismo desea, porque en realidad no está buscando ayuda, sino apoyo. Cuando camina con otras personas, las deja pasar frente a él o ella porque prefiere que los demás lo guíen. Piensa que, si se las arregla demasiado bien por sí mismo, nadie se ocupará de él en el futuro y que se producirá el aislamiento del cual desea huir.
La soledad es, efectivamente, el temor más grande del depen- diente, ya que está convencido de no poder soportarla. Por ese motivo se acoge en los demás y hace todo por llamar la atención. Está siempre alerta para realizar numerosas piruetas y ser amado, en una palabra, para que no se le abandone. Está dispuesto a tolerar situaciones muy difíciles en lugar de ponerles fin. Su temor es ¿qué

voy a hacer solo? ¿Qué será de mí? ¿Qué me sucederá? Con fre- cuencia vive en conflicto consigo mismo, pues por una parte exige mucha atención y, por la otra teme estar exigiendo demasiado y que eso acabe por molestar a los otros, quienes entonces podrían abandonarle. Creo que, aun cuando no lo admita, independiente ama el sufrimiento para tolerar ciertas situaciones. La persona de- pendiente tiene una enorme capacidad para no ver el problema que vive con su pareja. Prefiero creer que todo marcha bien porque tie- ne miedo a ser abandonado. Cuando el otro le anuncia que desea marcharse sufre enormemente, porque como no ha sido capaz de ver los problemas, no lo esperaba. Si este es tu caso y estás aferrada a una persona y haces todo lo posible para no ser abandonado, de- bes brindarte tu propio apoyo. Busca una imagen mental, imagina cualquier cosa que te dé soporte.
No te acobardes, sobre todo cuando vivas momentos de deses- peración no pienses que ya no puedes obtener ayuda del exterior. Quizá creas que no podrías salir adelante solo, pero para todo pro- blema existe también un remedio. Al apoyarte a ti mismo, vendrá la luz y encontrarás esa solución.
Cuando el dependiente se siente abandonado, considera que no es lo suficientemente importante para atraer la atención de otro. Observo con frecuencia que, al estar en compañía de una persona dependiente, si me atrevo a mirar mi reloj de pulso para saber la hora su rostro cambia. Puedo percibir hasta qué punto le molesta mi gesto. Cree, sin lugar a duda, que lo que debo hacer es más im- portante que él.
Para este personaje también es difícil salir de algún lugar o dejar una situación. Aun cuando lo haga para dirigirse a otro sitio igual o más agradable, me entristece la idea de partir. La tristeza es la emo- ción más intensa que experimenta el dependiente. Constantemente siente esta tristeza en lo más profundo de su ser, sin que pueda comprender o explicar de dónde proviene. Para no sentirla, bus- ca la presencia de otros. Sin embargo, es capaz también de irse al extremo opuesto; es decir, de alejarse o apartarse de la persona o la

circunstancia que le causa esa tristeza o ese sentimiento de soledad. No se percata de que, cada vez que lo hace, abandona su entorno. En momentos de crisis, puede incluso llegar a pensar en el suicidio. Por lo general sólo habla de ello y amenaza a los otros de que lo hará, sin consumarlo, ya que todo lo que busca es apoyo. Se intenta suicidarse, fracasará. El dependiente teme también a toda forma de autoridad
él suele utilizar las palabras ausentes o solo. Por ejemplo, al ha- blar de su infancia, dirá que con frecuencia se le dejaba solo y que su madre y su padre estaban ausentes. Tal vez reconozca que sufre de aislamiento cuando experimenta angustia intensa ante la idea de estar solo. Cree realmente que todo sería mejor si tuviera a alguien a su lado.
Esta persona también llora con facilidad, sobre todo cuando ha- bla de sus problemas o de sus adversidades. En su llanto puede per- cibirse que acusa a los demás de haberla ignorado cuando vivía en medio de sus problemas o enfermedades. Acusa incluso a Dios de haberla abandonado. Creo que tiene un buen motivo para sentirse así, pero no se percata de que ella misma es la que ha hecho a un lado a los demás. Una vez más, su juego le hace una mala pasada, al igual que a todos nosotros.
También tiene la costumbre de afianzarse físicamente a la persona amada. Durante la infancia, la niña se afianza a su padre y El Niño a su madre. En la pareja, el dependiente se apoya en el otro, o le toma la mano o lo toca con frecuencia. Cuando está de pie, busca apoyarse contra un muro, una puerta o cualquier otra cosa. Incluso sentado le es fácil estar erguido y se apoya en el brazo del sofá o se amontona en la silla. En cualquier caso, se le dificulta mantenerse recto y su espalda tiende a encorvarse hacia adelante.
Cuando veas a alguien que busca llamar poderosamente la aten- ción en una reunión, observa su cuerpo y verás que en su interior hay un dependiente.
Otra manera de atraer la atención es ocupando un puesto públi- co, en el cual tendrán acceso a un auditorio grande. Muchos cantan-

tes, comediantes, actores o gente del medio artístico que trabajan a la vista de un público numeroso son seres dependientes. Así se sienten bien, sin importar el papel de estrella que desempeñen.
La persona dependiente se fusiona fácilmente con los demás y eso hace que se siente responsable de la desdicha y la felicidad de los otros, cómo se creyera que los demás, a su vez, son responsables de su felicidad o de su desdicha. Cuando el dependiente es capaz de detectar los problemas causados por su propia dependencia, expe- rimenta en ese momento el deseo de ser independiente.
Creerse independiente es una reacción muy común en las per- sonas dependientes, quienes gustan de decir a los demás hasta qué grado son independientes. Sin embargo, esto no hace más que acen- tuar y ocultar la herida de abandono, que no ha sanado.
En el plano sexual, el dependiente muestra el mismo comporta- miento; es decir, suele utilizar el sexo para afianzarse a otra perso- na. Esto se observa sobre todo en el caso de las mujeres. Cuando la persona dependiente se siente deseada por alguien, se cree más importante. De los 5 tipos, yo diría que la persona que teme ser abandonada es la que más gusta del sexo. Por lo general lo desea más que su pareja, y no es raro advertir que quienes se quejan de no tener suficiente sexo son quienes sufren la herida de abandono y portan la máscara del dependiente.
Si la mujer dependiente no quiere hacer el amor, no se lo dirá a su pareja y preferirá simular que lo desea, ya que querrá evitar una ocasión de sentirse no deseada.
En el capítulo anterior mencioné que en el universo existe la ten- dencia a la anorexia. En el caso del dependiente la tendencia es ha- cer bulímico. Cuando el hombre dependiente es bulímico, se debe a que intenta nutrir a su madre; al vomitar manifiesta a qué grado le hace falta. Cuando la bulimia se presenta en la mujer dependiente, es más bien el padre quien hace falta. Cuando estas personas no han encontrado un sustituto para el progenitor ausente, transfieren la falta a los alimentos, la palabra devorar es común en su lenguaje.

Por ejemplo, suelen decir: “mi hijo devora toda mi energía” o “mi trabajo devora todo mi tiempo”.
El dependiente prefiere a los alimentos blandos a los duros. Por lo general gusta mucho del pan, que es el símbolo de la Tierra nutri- cia. Come lentamente para prolongar el placer y la atención, sobre todo si está en compañía de otras personas. De hecho, las perso- nas dependientes no gustan de comer solas, y menos aún fuera de casa. Como además tienen dificultades con la palabra dejar, no les gusta dejar comida en su plato. Y todo esto lo hacen de manera inconsciente.
En lo que se refiere a las enfermedades, el dependiente se distin- gue por haber sido un niño enfermizo, débil o endeble. Las siguien- tes son las diversas enfermedades que suelen padecer las personas que sufren la herida de abandono.
Asma, una enfermedad que se manifiesta en exhalaciones difíci- les y forzadas. En el plano metafísico, esta enfermedad indica que la persona que padece asma acepta más de lo que debería y no rechaza lo que le pesa, sino con muchas dificultades.
Los problemas de bronquios también son comunes, ya que estos guardan una relación metafísica con la familia, cuando el depen- diente sufre un problema bronquial, indica que tiene la impresión de no recibir lo suficiente de su familia, de la cual depende en gran medida. Le interesa creer qué tiene un lugar en ella, aun cuando para poder creerlo tenga que hacer piruetas.
A causa de su aspecto psíquico funcional, el dependiente atrae problemas de páncreas, hipoglucemia y diabetes, así como trastor- nos de las glándulas suprarrenales. Todo su sistema digestivo es frágil porque cree que no se alimenta adecuadamente, aun cuando esta insuficiencia no guarda relación alguna con el plano físico. La carencia se sitúa en el nivel afectivo, pero, dado que su Psique Se ve reflejado en su cuerpo físico, este último recibe el mensaje de la insuficiencia.

La miopía es también muy usual en los dependientes, pues re- presenta la dificultad de ver más lejos, en relación con el temor al futuro y, sobre todo, el miedo a enfrentar el porvenir solo.
El dependiente que alimenta demasiado su aspecto de víctima puede llegar a sufrir histeria. Se dice en psicología que la persona histérica es semejante al niño que llora cuando se le abandona y se le priva de la leche que lo alimenta. Este es el motivo por el cual el dependiente muestra sus emociones de forma escandalosa.
Son muchos los dependientes que acaban por sufrir depresión, cuando su herida los lastima mucho y se sienten incapaces de saber- se amados como desearían. La dependencia también es una forma de obtener atención.
La persona dependiente sufre migrañas porque se impide ser ella misma y bloquea su “yo soy”. Hace demasiadas maniobras para hacer lo que los demás quieren que ella sea y vive a la sombra de las personas que ama.
Antes mencioné que el dependiente padece, con mayor frecuen- cia que otros, enfermedades raras que exigen atención particular o algunas supuestamente incurables. Recuerda que cuando el médico llama incurable a una enfermedad, nos anuncia que la ciencia en realidad aún no encuentra una cura para ella.
Los males y en las enfermedades descritas pueden manifestarse también en personas con otros tipos de heridas, pero parecen ser mucho más usuales en quienes sufren abandono.
Si te identificas con la herida de abandono, te recuerdo que la desencadenó tu progenitor del sexo opuesto y que continuará apa- reciendo con cualquier otra persona del sexo opuesto a la que te enfrentes. Por consiguiente, es del todo normal y humano guardar resentimiento hacia este progenitor o hacia estas personas.
“Mientras sigamos teniendo resentimiento hacia un progeni- tor (aun cuando sea inconscientemente), nuestras relaciones con todas las demás personas del mismo sexo que ese progenitor serán difíciles”.

Te sugiero además que trates de comprobarlo y descubrirás que ese progenitor padeció la misma herida con su propio progenitor del sexo opuesto; es decir, el progenitor que tenía el mismo sexo que tú. Las mismas heridas se repiten de una a otra generación (lo cual explica también el fenómeno de la herencia) así sucederá mien- tras no cese la rueda del karma y con ello se avive en nuestras rela- ciones en el amor verdadero.
Recuerda que la causa principal de cualquier herida proviene de la incapacidad de la persona para perdonar lo que se ha hecho a sí misma, o lo que les ha hecho a los demás. Le es difícil perdonarse, ya que por lo general ella misma no desea que se le reproche. Por otra parte, la herida de abandono es importante porque significa también que te has abandonado a ti mismo, (es decir, qué has pre- ferido no intervenir) o que abandonas a los demás, a las situaciones o a los proyectos. “Reprochamos a otros todo lo que nos hacemos a nosotros mismos, así como lo que no deseamos ver”. Esta es la razón por la que atraemos a nuestro alrededor a personas que nos muestran lo que les hacemos a los demás, o lo que nos hacemos a nosotros mismos.
La vergüenza es otra manera de tomar conciencia de que nos rechazamos o de que rechazamos a otros. En efecto, vivimos un sentimiento de vergüenza cuando deseamos ocultarnos u ocultar un comportamiento. Es normal que nos parezca vergonzoso tener conductas que reprochamos a otros, pero no deseamos que ellos descubran que actuamos igual.
Por consiguiente, es importante arreglar las cosas con nuestros padres, por qué solo así dejaremos de reproducir el mismo tipo de situación. Incluso los especialistas en medicina y psicología han comprobado y admitido la perpetuación, de generación en gene- ración, de algunos comportamientos o enfermedades destructivas. Han conocido, por ejemplo, que existen familias de diabéticos, car- díacos, cancerosos, asmáticos, así como familias de violentos, inces- tuosos, alcohólicos etc.

Sí reconoces en ti las características del dependiente, aun cuan- do creas no haber carecido de atención por parte de tu progenitor del sexo opuesto, y sientas, por el contrario, haber recibido mucha, quizá esto fue lo que sucedió: la atención que recibiste tal vez no correspondía a la que hubieras querido. Tal vez hasta pudiste sen- tirte abrumado.
“No olvides que las características y los comportamientos des- critos en este capítulo sólo se presentan cuando la persona que sufre abandono decide ponerse su máscara de dependiente, creyendo que de esta forma evitará sufrirlo”.
Los comportamientos propios del dependiente son dictados por el temor de revivir la herida de abandono.
Esto tiene por finalidad ayudarte a tomar conciencia de la herida de abandono. Si te ves en la descripción de la máscara del depen- diente, encontrarás la información necesaria para sanar esta herida y volver la mirada hacia ti mismo, sin creer que la vida está llena de abandono.

CARACTERISTICAS DE LA HERIDA DE ABANDONO

Surgimiento de la herida: entre el primero y tercer año, con el progenitor del sexo opuesto. Carencia de muestras de afecto o del tipo de afecto deseado.
Máscara: dependiente
Cuerpo: largo, delgado, sin tono muscular, jorobado, piernas débiles, espalda encorvada, brazos de apariencia demasiada larga y pegados al cuerpo, partes del cuerpo caídas o flácidas.
Ojos: grandes, tristes, con mirada que atrae.
Vocabulario: ausente, solo, no soporto, devoro, no me sueltan. Carácter: víctima. Necesidad de presencia, atención, soporte y, sobre todo, apoyo. Dificultad para hacer o decidir cualquier cosa por sí mismo. Solicita consejos, sin seguirlos necesariamente. Voz infantil. Dificultad para aceptar una negativa. Tristeza. Llora con

facilidad. Causa lástima. Un día está alegre, el otro triste. Se retrae físicamente de los demás. Psíquico. Gusta de tener espectadores. Gusta del sexo.
Temor más grande: la soledad.
Alimentación: buen apetito, bulímico, gusta de alimentos blan- dos, come con lentitud.
Enfermedades posibles: lumbares, bronquitis, migrañas, hipo- glucemia, agorafobia, diabetes, glándulas suprarrenales, miopía, histeria, depresión, enfermedades raras que atraen la atención, en- fermedades incurables.

CAPÍTULO 7
LA HUMILLACIÓN

eamos qué significa la palabra humillación. Es la acción de sentirte rebajado, de rebajarse o de rebajar a alguien más, de manera descarada. Los sinónimos de esta palabra son: sumi-
sión vergüenza, mortificación, vejación, degradación. Esta herida comienza a manifestarse o a surgir entre el primero y tercer año. Hablo de surgimiento porque te recuerdo que se basa en el hecho de que, al nacer, hemos decidido cuál de las heridas deseamos curar, aun cuando no tengamos conciencia de ello.
El alma que llega para sanar esta herida será atraída por un pro- genitor, o ambos, que la humillaran. Esta herida aparece ligada so- bre todo el mundo físico, el ámbito de tener y el hacer. Surge pre- cisamente en el momento en que se desarrollan las funciones del cuerpo físico, hoy entre el primero y tercer año de vida, edad en la cual El Niño normal aprende a comer solo, a comportarse con propiedad, ir al baño solo, hablar, a escuchar y comprender lo que los adultos le dicen.
La herida de humillación surge en el momento en que El Niño siente que uno de sus padres se avergüenza de él, o teme que se avergüence de él cuando está sucio, ola he hecho una travesura, principalmente en público o en familia, cuando está mal vestido. Sin importar la situación que provoca que El Niño se sienta rebajado,

degradado, comparado la herida despierta y comienza a adquirir importancia.
Te pongo el ejemplo de un caso particular, De unas niñas de 6 años internadas en un convento. Pasaban la noche en un dormitorio enorme y cuando una niña se hacía Pipi en la cama, la religiosa la obligaba al día siguiente a pasearse por los salones de clases con la sábana sucia sobre la espalda. Al humillarla y mortificarla de esa manera, creía que la niña no volvería a mojar la cama. Todos sa- bemos que un castigo como el que imponía la religiosa produce el efecto contrario. Este tipo de humillación agrava la situación. Todo niño que tiene una herida de humillación que curar, que vive una experiencia de este tipo, verá que su herida se acentúa. El ámbito de la sexualidad contribuye también a que se manifieste la herida potencial de humillación.
Otro ejemplo, cuando algún padre sorprende a su pequeño mas- turbándose y exclama: ¡cochino! ¿No te da vergüenza?, El Niño se siente mortificado, avergonzado, y obvio más adelante enfren- tará dificultades en el plano sexual. Sí El Niño sorprende a uno de sus padres desnudo y siente que este se molesta e intenta ocultarse, aprenderá que uno debe avergonzarse de su cuerpo.
Por consiguiente, esta herida puede experimentarse en diferen- tes ámbitos según lo que suceda entre el primero y el tercer año de vida. El Niño se siente rebajado si se percibe a sí mismo demasia- do controlado por uno de sus progenitores o si cree que no tiene libertad para actuar o para moverse como desea en el plano físico, cómo sucede cuando un progenitor reprende y castiga al niño que salió a jugar al lodo con sus mejores ropas antes de que llegaran los invitados. Si los padres cuentan el incidente a los invitados frente al niño, la humillación será todavía más intensa. Este comportamien- to puede hacer creer al pequeño que les desagrada Asus padres y se sentirá tan bien humillado y avergonzado de su propia conducta. Sin embargo, es común escuchar a las personas que sufren esta heri- da que escribir todas las cosas prohibidas que hicieron cuando eran

niños o adolescente. Es como si buscaran situaciones propicias para recibir la humillación.
A diferencia de las otras cuatro heridas que se viven con un pro- genitor específico, la herida de humillación suele experimentarse con mayor frecuencia con la madre, aunque también puede vivirse con el padre cuando es él quien ejerce el control y desempeña el papel de madre, al mostrar al niño cómo comportarse,etc. Es asi- mismo posible que la herida de humillación se vincule con la madre en el ámbito de la sexualidad y la propiedad, y con el padre en el del aprendizaje y en él escuchar y hablar. En estos casos, entonces será necesario solucionar la herida con ambos padres.
El Niño que sufre humillación se crea la máscara del masoquis- ta. El masoquismo es el comportamiento de una persona que en- cuentra satisfacción, e incluso para placer, al sufrir. Aun cuando lo hace inconscientemente, procura el dolor y la humillación la mayor parte de las veces. Se las ingenia para hacerse daño o para castigarse antes de que alguien más lo haga. A pesar de que mencioné que la humillación o la vergüenza que puede experimentar el masoquis- ta se sitúa en los ámbitos de tener y el hacer, puede ser que se las ingenie para llegar a ser como los demás desearían que fuera. Sin embargo, lo que haga o no haga, no disminuirá su herida de humi- llación. También mencioné que el hacer y el ser son los medios con que cuenta para compensar la herida.
Cuando nos avergonzamos, juzgamos que no hemos actuado correctamente con respecto a lo que acabamos de hacer, la soberbia o el orgullo son lo contrario de la vergüenza. Cuando una persona no está orgullosa de sí misma, por lo general está avergonzada de ella misma, se acusa y tiende a querer ocultarse. Una persona puede sentirse culpable sin tener vergüenza, pero no puede tener vergüen- za sin sentirse culpable.
Cómo se considera a sí misma mal educada, desalmada, sucia o que valen menos que los demás, la persona con esta descripción física de la máscara del masoquista desarrolla un cuerpo grueso que también le avergüenza. Un cuerpo grueso es diferente del cuer-

po musculoso. La persona puede pesar 20 kg de más que su peso normal y no estar gruesa, sino parecer más bien fuerte, sin embar- go, el masoquista es grueso a causa del exceso de grasa. Su cuerpo es regordete y parece tener la misma profundidad que extensión. Podemos incluso ver esta característica cuando lo observamos des- de la espalda, por el contrario, cuando la persona es fuerte porque es musculosa, tiene un cuerpo más grande que profundo y al ob- servarlo desde la espalda nos da la impresión de ser grueso. Esta descripción es igual para las mujeres que para los hombres.
Sí solo una parte del cuerpo es gruesa y regordeta, como los glúteos y los senos, significa que existe una herida de humillación menos importante. También es posible asociar a la máscara del ma- soquista las siguientes características: talle corto, cuello grueso y convexo, tensión en el cuello, la garganta, la mandíbula y la pelvis. El rostro suele ser redondo y los ojos abiertos e inocentes, como los de un niño. Es evidente que la persona que une todas estas caracte- rísticas físicas sufre una herida más importante.
Ahora bien, esta herida parece ser la más difícil de reconocer. Para él es difícil ir con la rapidez necesaria, ya que se ha vergüen-
za cuando no puede llegar con la misma velocidad que los demás, por ejemplo, al caminar. Debe aprender a otorgarse el derecho de actuar a su propio ritmo.
Por otra parte, hay muchas personas a las que le es difícil reco- nocer la máscara del masoquista, porque son capaces de controlar adecuadamente su peso. Si tú eres de los que aumenta de peso con facilidad y te ves rollizo cuando no controlas tu alimentación, es posible que tengas la herida de humillación, pero que ésta se en- cuentre por el momento oculta. Como el masoquista desea mos- trarse firme y no ser controlado, suele cargar mucho más sobre su espalda, lo cual es además la razón por la que desarrolla una espalda ancha, para poder llevar más peso.
Mira este ejemplo de una señora que, para agradar a su marido, aceptó que su suegra viviera con ellos. Al poco tiempo, la suegra se enfermó, por lo que su nuera se sintió obligada a atenderla. El

masoquista tiene la facilidad de situarse en circunstancias en las que debe ocuparse de alguien más, para olvidarse paulatinamente de sí mismo. Sin embargo, mientras más cargue sobre su espalda, más aumentará de peso.
El masoquista parece desear hacer todo por los demás, pero en realidad lo hace para crearse limitaciones y obligaciones. Durante el tiempo que dedica a ayudar a los otros, crees que no le harán nada vergonzoso, aun cuando la mayor parte de las veces se siente hu- millado porque abusan de é no se te hace familiar escuchar a algu- nas mujeres masoquistas quejarse de estar hartas de ser la sirvienta. Se quejaban, pero continuaban con la misma conducta, ya que no se percataban de que ellas mismas se habían impuesto estas limi- taciones. ¡También no has escuchado diversas expresiones como!
¡Después de tantos años de buen servicio, el director me echó a la calle como si fuera basura! Este tipo de persona, que se considera servicial, no se siente reconocida en ningún momento. Más aún, es interesante notar la humillación que entraña tal expresión. La persona no masoquista diría” después de 30 años de servicio, me despidieron”, sin hacer referencia a la palabra basura.
El masoquista no se percata de que, al resolverles todo a los de- más, se rebaja y se humilla, pues les hace sentir que no podrían ha- cer nada sin él. El se asegura también de que tanto su familia como sus amigos sepan que no podrían hacer nada sin él, e incluso lo dicen frente a él, de tal forma que se siente doblemente humillado. Esto último sucede porque, ante el comentario, el masoquista tiene que reconocer que no necesita ocupar tanto espacio en la vida de sus prójimos. Sin embargo, no percibe que acepta cargar tanto, porque lo suele hacer de manera sutil, debido a que su cuerpo físico ocupa mucho espacio. Engorda en función del espacio que cree que debe ocupar en su vida. Su cuerpo está ahí para reflejar esta idea. Cuando el masoquista sepa en lo que más profundo de su ser que en verdad es especial e importante, no tendrá que demostrarlo más al resto de la gente. Al reconocerse, su cuerpo ya no tendrá necesi-
dad de ocupar tanto espacio.

Parece muy controlador, pero este control es motivado princi- palmente por el temor a sentir vergüenza de sus prójimos o de sí mismo. Este tipo de control es diferente del que hablaré en el capí- tulo sobre la herida de traición. La madre masoquista, por ejemplo, tiende a controlar la apariencia, el comportamiento y la forma en que se visten sus hijos y su pareja. Es el tipo de madre que desea que sus hijos sean bien portados desde pequeños. Si no lo logra, se avergonzará de sí misma en cuanto a su papel de madre.
Existen también otros tipos de masoquistas, cuya fusión con su madre es tal que, cuánto fallece, sufre una crisis grave de agorafo- bia. Por desgracia. Estas personas suelen recibir tratamiento para la depresión, pero como el tratamiento no se dirige a la enferme- dad adecuada, la siguen padeciendo durante mucho tiempo antes de recuperarse.
Este personaje suele ser hipersensible y lo más mínimo lo hiere. Por consiguiente, hace todo lo posible por no herir a los demás. Cuando alguien, sobre todo entre sus seres queridos, se siente des- dichado, él se siente responsable; cree que seguramente dijo o hizo algo. No se percata de que, al estar tan atento al estado de ánimo de los demás, ignora sus propias necesidades. De los 5 caracteres de personalidad, el masoquista es el que menos atención presta Asus necesidades, aun cuando sea con frecuencia consciente de lo que desea. Se crea a sí mismo un sufrimiento mayor al ignorar sus nece- sidades, lo que contribuye a alimentar a su herida de humillación y su máscara del masoquista. Hacer todo por sentirse útil, lo cual es una forma de ocultar su herida y de forzarse a pensar que no sufre humillaciones. Este, se reconoce porque suele ser reconocido por su capacidad de hacer reír a los demás y de reírse de sí mismo. Es muy expresivo cuando relata hechos y encuentra la forma de que parezcan graciosos. Se considera el blanco de las risas de los demás, lo cual es una manera inconsciente de humillarse y rebajarse. Nadie puede adivinar que el temor a la vergüenza tal vez disimule tras las palabras que lo hacen reír.

La crítica más mínima hacia él lo hace sentir humillado y degra- dado, es además especialista en rebajarse a sí mismo. Se considera mucho más pequeño y menos importante de lo que en realidad es. No puede concebir que los demás lo vean como una persona espe- cial e importante, la palabra pequeño, o los diminutivos, están muy presentes en su vocabulario. El masoquista dice, por ejemplo:” ¿tie- nes un minutito para mí? O “tengo una pequeña idea” o “un po- quito”. Escribe con letra pequeña, da pasitos, ama los automóviles pequeños, las casas pequeñas, las cositas, los bocadillos etcétera.
Si te has reconocido en la descripción del masoquista, sin es- tar consciente de que utilizas estas palabras, te sugiero preguntar a quienes te rodean si podrían observarte o escucharte bien. Ya sabes que por lo general somos los últimos en conocernos de verdad.
La persona que sufre de humillación tiende a culparse de todo, e incluso cargar con la culpa de los demás, esta es su forma de ser una buena persona.
“Es importante recordar que los demás nunca pueden hacer- nos sentir culpables, ya que la culpabilidad sólo puede proceder de nuestro interior”
La persona masoquista por lo general se siente impotente ante sus seres queridos más cercanos. Cuando se deja culpabilizar por los demás, se queda con la boca abierta, sin saber qué decir para defenderse y se siente culpable. No digo que el masoquista sea el único que se siente culpable. Cada uno de los 5 tipos de caracteres se siente culpable por distintos motivos. Sin embargo, al sentirse humillado fácilmente, el masoquista parece ser el que más manio- bras hace para ello, y el que más culpable se siente. La libertad es fundamental para el masoquista. Para él, ser libre significa no tener que rendir cuentas a nadie, no ser controlado por nadie y hacer lo que quiere cuando así lo quiere. De pequeño, el masoquista no se sentía libre casi nunca, y menos aún cuando estaba con sus padres. Quizás estos últimos le impidieron, por ejemplo, tener los amigos que quería, poder salir a su antojo. O le asignaban tareas o res- ponsabilidades en casa, cómo ocuparse de sus hermanos. Claro, te

puedo precisar, sin embargo, que él tendía a crearse a sí mismo estas obligaciones, antes que lo contrario.
Cuando se siente libre y considera que nadie le pone piedras en el camino, resplandece, vive la vida al máximo y no tiene límites. En estos momentos cae en los excesos, en varios aspectos de su vida. Come demasiado, compra demasiados alimentos, cocina de- masiado, bebe demasiado, etcétera. También cree, que, si se ocupa principalmente de él mismo, ya no será útil a los demás.
Esto despierta la humillación que sentía de pequeño cuando se rehusaba a ocuparse de los demás. Por esta razón, el masoquista tiene mucha energía bloqueada en su cuerpo. Si llega a permitirse ser libre como lo necesita, sin vergüenza ni culpabilidad, su cuerpo adelgazará, ya que dará rienda suelta a la energía contenida.
La libertad es por lo tanto el temor más grande del masoquista. Está convencido de que no sabrá qué hacer si llega a ser libre a su antojo. De manera inconsciente, se las ingenia para no ser libre y la mayor parte del tiempo es él quien toma esta decisión. Piensa que, si decide ser libre por sí mismo, no podrá ser controlado por los demás, pese a que sus decisiones, con frecuencia, provean el resul- tado contrario, y aún más constricciones y obligaciones. Al desear ocuparse de sus seres queridos, cree garantizar su libertad, pues es él quien está controlando. Sin embargo, en realidad se aprisiona. Aquí te pongo algunos ejemplos:
el hombre que cree ser libre para tener todas las compañeras que desea se crea de golpe en muchos problemas relacionados con su tiempo para poder ver a todas y para asegurarse de que ninguna de ellas conozca la existencia de las otras.
Vives sola y para ser libre se compra su propia casa, ya no tiene más tiempo para sí misma porque se encuentra sola con todas las labores que debe hacer. Lo que hace el masoquista para liberarse de un ámbito lo aprisiona en otro. Además, se crea a sí mismo nume- rosas situaciones que en la cotidianidad lo obligan a realizar cosas que no responden Asus necesidades.

Además de todo lo anterior, el cuerpo del masoquista muestra que está cargando demasiado peso sobre su espalda. Cada vez se encorvan más por cargar con los problemas de los otros, o sufre dolor de espalda.
También es posible ver el momento en que el cuerpo del maso- quista no puede cargar más, su piel aparenta estirarse al máximo, como si ya no cupiera y estuviese ceñida sobre el cuerpo. Cuando esto sucede, el masoquista se viste con atuendos muy ajustados. Da la impresión de que, cierra respira profundamente, su ropa se des- garrará. Si este es tu caso, tu cuerpo intenta decirte que es justo el momento de comenzar a sanar tu herida de humillación, porque ya no puedes cargarla más. La apariencia es importante para las perso- nas masoquistas, aun cuando pudiera pensarse lo contrario al ver la forma en que algunos se visten. En su interior, gustan mucho de la ropa elegante y sentirse bien, pero como creen que deben sufrir, no se permiten usarlas. Cuando éste se viste de tal forma que su exceso de grasa es muy visible bajo su ropa ajustada, significa que la herida es muy importante, porque además así se siente incómodo. Cuando comienza a permitirse comprar atuendos bonitos y de calidad, de la talla adecuada y a su gusto, sabremos que la herida está en proceso de sanar.
El masoquista tiene el don de atraer situaciones en la que se ex- pone a que los demás le humillen.
Los siguientes son algunos males y enfermedades que pueden manifestar los masoquistas:
los dolores de espalda y la sensación de pesadez sobre los hom- bros son muy frecuentes, debido a la excesiva carga emocional que llevan. El dolor de espalda se debe principalmente a su sentimiento de falta de libertad. El dolor lumbar surge cuando se relaciona con lo material, y el cervical aparece en el caso del ámbito afectivo.
También pueden padecer problemas respiratorios si se dejan abrumar por los problemas de otros.

Los problemas de piernas y pies, como várices, esguinces y frac- turas, Son usuales. Debido a su temor a no poder moverse, con el tiempo atraen problemas físicos que les impiden movilizarse.
Es frecuente que padezcan enfermedades del hígado, porque tienden a hacer mucha bilis a causa de los demás.
Los males de garganta, anginas y la laringitis hoy son otros pro- blemas que el masoquista enfrenta porque retiene en gran medida lo que quiere decir, especialmente lo que desea pedir.
Hoy mientras más dificultades tenga para percatarse de sus ne- cesidades y expresar sus deseos, mayor será la probabilidad de que lo aqueje en problemas de la glándula tiroides.
Por otra parte, el hecho de no saber escuchar sus propias ne- cesidades suele producirse irritaciones de la piel. Sabemos que la expresión “me irritó” significa “tenía muchas ganas de” … pero el masoquista no se lo permite, pues le resulta vergonzoso desear siquiera recibir placer.
Otro problema fisiológico que se ha podido observar en las per- sonas masoquistas es el mal funcionamiento del páncreas, lo cual provoca hipoglucemia y diabetes. Estas enfermedades se manifies- tan en quienes tienen dificultades para permitirse un capricho, o en quienes lo hacen, pero se sienten culpables por ello o se dejan humillar.
El masoquista también es susceptible a sufrir problemas cardía- cos, por qué no se ama lo suficiente. No cree tener la importancia necesaria para agradarse. La región donde se ubica el corazón hu- mano se relaciona directamente con la capacidad de agradarse, con la alegría de vivir.
Además, a causa de sus ideas sobre el sufrimiento, no es raro ver que el masoquista deba someterse a diversas intervenciones quirúrgicas.
Recuerda que estas enfermedades pueden manifestarse también en las personas que portan otras máscaras, pero parecen ser más comunes en quienes sufren de humillación.

En el tema de la alimentación, el masoquista suele ser extremista. Puede comer con glotonería o no comer más que porciones pe- queñas, para creer que no come mucho y no sentir vergüenza. Sin embargo, come varias porciones pequeñas que a la larga son dema- siadas. Tiene, así mismo, episodios de bulimia en los que comerá a escondidas sin percatarse realmente de lo que se lleva a la boca. Pertenece al grupo de los que comen de pie, cerca de la barra de la cocina, por ejemplo. También tiene la impresión de que no co- mió tanto por no haberse tomado el tiempo de sentarse a la mesa. Prefiere los alimentos ricos en grasas. Por lo general se siente muy culpable y le avergüenza comer lo que sea, sobre todo lo que consi- dera alimentos que engordan, cómo el chocolate.
El hecho de creer que comen demasiado no ayuda a las personas masoquistas a mantener su peso, ya que, cómo sabes, a todos nos sucede lo que creemos. Mientras más culpable se sienta una per- sona por haber comido mucho, más la engordarán los alimentos ingeridos. Si alguien come mucho y no sube de peso, significa que su actitud interior y su manera de pensar son diferentes. Los cien- tíficos dirían que tienen metabolismos diferentes. Aunque es muy cierto que las personas pueden tener un metabolismo y un sistema glandular diferentes, hola qué afecten de forma distinta a un cuerpo físico, estoy convencida de que el sistema de creencias determina el tipo de metabolismo, de sistema glandular o de sistema digestivo qué tiene o no de una persona.
Por desgracia, el masoquista se recompensa alimentándose; la comida es su tabla de salvación, su manera de gratificarse. Sin em- bargo, cuando comienza a hacer algo por otros medios, siente me- nos la necesidad de compensarse con alimentos. No debe repro- charse por tener este comportamiento, ya que es lo que hasta ahora lo ha salvado, es lo que lo ayuda a continuar viviendo.
De acuerdo con las estadísticas, 98% de las personas que siguen una dieta para adelgazar recuperan el peso perdido, y un poco más, cuando vuelven a comer con normalidad. ¿Has advertido que las personas que desean adelgazar, en su mayoría, dicen que quieren

bajar de peso o que han bajado de peso? Es parte de la naturaleza humana poner las cosas en movimiento para recuperar lo perdido. Por eso sería preferible utilizar la expresión Adelgazar en lugar de bajar de peso. “
He podido observar que las personas que adelgazaron y recu- peraron el peso después de varias dietas cada vez les es más difícil bajar otra vez, y también les es mas Fácil engordar. Parecería que el cuerpo físico se agota con el trabajo que se le exige. Es preferible aceptar el peso y trabajar la herida de humillación.
Si te ves en esta herida, recuerda que debes trabajar en el nivel de alma para liberarte de ella. Si no trabajas más que en el plano físico, controlándote sin cesar para no engordar o adelgazar, no estás en concordancia con tu plan de vida, y después quizá sea más difícil. También recuerda que es importante que te percates de qué tu ma- dre o tu padre también sufren la herida de migración y de que la vivieron con su progenitor de tu mismo sexo. Al ser compasivo con el padre que tiene esta herida, te será mucho más fácil comprender- te a ti mismo.
Recuerda que la causa principal de una herida se deriva de la incapacidad de perdonar lo que nos hacemos a nosotros mismos o lo que hace sufrir a otros. Nos es difícil perdonarnos, ya que, por lo general, no tenemos conciencia de nuestros reproches. Hoy mientras más importante sea la herida de humillación al rebajarte o compararte con los demás, más significará que te humilles a ti mis- mo por qué bonilla es a otras personas, al avergonzarte de ellas o tener resentimiento. Reprochamos a los demás lo que nos hacemos a nosotros mismos y no queremos ver.

CARACTERISTICAS DE LA HERIDA DE HUMILLACION

Surgimiento de la herida: entre el primero y tercer año, con el progenitor que se hizo cargo del desarrollo físico del niño, que por lo general es la madre. Carencia de libertad. Sensación de humilla- ción debido al control de ese progenitor.
Máscara: masoquista.
Cuerpo: grueso, rollizo, talle corto, cuello grueso y abombado, tensión en el cuello, tensión en la garganta, en la mandíbula y en la pelvis. Rostro redondo y abierto.
Ojos: grandes, redondos, abiertos e inocentes.
Vocabulario: ser digno, ser indigno, pequeño (diminutivo) gran- de o grueso (aumentativo).
Carácter: con frecuencia se avergüenza de sí mismo y de los otros, obtenme avergonzar a los que lo rodean. No le gusta ir depri- sa. Conoce sus necesidades, pero las ignora. Lleva una carga emo- cional pesada sobre su espalda. Controla a los demás para evitar la vergüenza. Se consideran maleducado, desalmado, menos que los demás. Se las ingenia para no ser libre, ya que ser libre significa para él ser limitado. Si carece de límites, teme desbordarse. Desempeña el papel de madre. Hipersensible, se castiga creyendo castigar así a otros. Desea ser digno. Vive del desagrado. Sufre vergüenza en el plano sexual, aunque es sensual e ignora sus deseos sexuales. Se compensa y recompensa comiendo.
Temor más grande: la libertad.
Alimentación: gusta de los alimentos ricos en grasa, el choco- late. Es bulímico o ingiere porciones pequeñas. Se avergüenza al comprar o comer golosinas.
Enfermedades posibles: problemas lumbares, laringitis, proble- mas en las anginas, problemas respiratorios, trastornos en piernas y pies, varices, esguinces, fracturas, disfunciones hepáticas, de la glándula tiroides, irritaciones de la piel, hipoglucemia, diabetes, en- fermedad es el corazón.

CAPÍTULO 8
LA TRAICIÓN

s posible traicionar a alguien o sufrir una traición de distin- tas maneras. Traicionar es: violar la fidelidad a alguien o a una causa, abandonar o denunciar a alguien. El término más im- portante que se relaciona con la traición es el de fidelidad, qué es lo contrario a traicionar. Ser fiel es cumplir compromisos, ser leal y devoto. Se puede confiar en la persona fiel, pero, cuando se pierde
la confianza, se sufre traición.
Esta herida surge entre los 2 y los 4 años, cuando se desarrolla la energía sexual y aparece el llamado complejo de Edipo. Esta herida se vive con el progenitor del sexo opuesto. El que desea sanarla es atraído Al progenitor con el cual tendrá una conexión fuerte de amor y una atracción mutua e intensa; de ahí que también padecerá un complejo de Edipo intenso.
Te daré algunas explicaciones para quien desee información adicional acerca del complejo de Edipo, llamado así por Sigmund Freud. De acuerdo con Freud, a quién se le ha bautizado como el padre del psicoanálisis, todos tenemos este complejo, pero en di- ferentes grados. Cada niño, sobre todo entre los 2 y los 6 años, se enamora, por así decirlo, el progenitor del hola del sexo opuesto, o de la persona que desempeña este papel, ya que se encuentra en la edad en que se desarrolla su energía sexual. A partir de esta etapa, El

Niño comienza a entrar en contacto con su impulso de vida, con su impulso sexual–no genital—que representa su capacidad de crear. Es natural que el bebé se fusione desde el nacimiento con su ma- dre y que tenga gran necesidad de atraer su atención y sus cuidados. Sin embargo, la madre debe continuar dedicándose Asus labores cotidianas preocuparse también de otros miembros de la familia, Cómo lo hacía antes de la llegada del bebé. Si la madre responde demasiado a todos los caprichos del bebé, al grado en que práctica- mente se convierte en su esclava, este comenzará a creer que puede hacer a un lado a los demás, incluyendo al padre, y tener a la madre a su disposición. En este caso, y siempre de acuerdo con Freud, El Niño no desarrollará de manera adecuada la fase de típica, esencial en su desarrollo, y cuando sea adulto, el resultado será muy perju-
dicial para él en los planos psicológico y sexual.
El paso adecuado para sortear esta fase elíptica implica que todo El Niño debe llegar a reconocer que el padre fue esencial para crear- lo, su figura es fundamental para romper la relación que establece entre madre e hijo después del nacimiento. Aun cuando el padre no esté físicamente presente, la madre debe hacer sentir al niño que existe y que es tan importante como ella misma. Cuando El Niño comienza a percatarse de que para concebirlo forzosamente hubo una unión de dos sexos, desarrolla un interés por el sexo opues- to, así como un deseo inconsciente de tener el mismo un bebé con el progenitor del sexo opuesto. Su poder de creación también se encuentra en desarrollo y explica el comportamiento de las niñas pequeñas que intentan seducir Asus padres, al igual que los niños Asus madres. En esta etapa, niños y niñas hacen todo lo posible por obtener el afecto del progenitor del sexo opuesto e intentan a sí mismo protegerlo, aun cuando les decepciona no recibir la aten- ción deseada. Cuando el progenitor del mismo sexo que El Niño hiere al progenitor del sexo opuesto, se crea una situación muy di- fícil para el pequeño. Desafortunadamente, el complejo de Edipo no evoluciona de forma adecuada en la mayor parte de los casos porque la madre es muy posesiva con su hijo, mientras el padre lo

ves con su hija. Mientras el padre del sexo opuesto más lo devalúe ignorándolo, y en ocasiones incluso lo haga por completo, más di- fícil será resolver el complejo. En estudios se ha observado que las personas que han sido víctimas de traición no resolvieron su com- plejo de Edipo cuando eran pequeños. Esto significa que su apego al padre del sexo opuesto es demasiado grande, lo cual más adelante afectará sus relaciones sexuales y afectivas. Estas personas tienden a comparar sin cesar a su pareja con el progenitor del sexo opuesto, o se crean numerosas expectativas de su pareja para compensar así lo que no recibieron de ese progenitor. Durante el acto sexual, les resulta difícil abandonarse por completo y se contienen, ya que tie- nen que el otro las posea.
El alma que está aquí con la finalidad de sanar la herida de trai- ción elige a padres que ejercen la seducción con el hijo y que por lo general se centran en sí mismos. Con este tipo de progenitor, El Niño es inducido a sentir que sus padres necesitan de él y de- sea sobre todo que el del sexo opuesto se sienta bien. Intenta por cualquier medio ser especial para este último. Cuando El Niño co- mienza a venir a experiencias de traición, se crea una máscara para protegerse. Esta máscara es la del controlador.
El tipo de control que ejerce el controlador no es motivado por la misma razón que el control que ejerce el masoquista, quién toma las riendas de la situación para no sentir vergüenza o para no avergonzar a alguien más. El controlador que ahora nos ocupa estudiar en esta herida, desarrolla esta conducta para asegurarse de que mantendrá sus compromisos, para ser fiel y responsable, o para garantizar que los demás mantengan sus respectivos compromisos. El controlador desarrolla un cuerpo que exhibe fuerza, poder y que parece decir: yo soy el responsable, pueden confiar en mí. Es posi- ble reconocer al hombre controlador por sus hombros firmes, por lo general más anchos que su cadera. En ocasiones, no obstante, no hay mucha diferencia entre la amplitud de los hombros y la cadera. Sin embargo, como mencioné anteriormente, debes confiar en tu intuición. Un signo de que un hombre sufre fácilmente de traición

es visible cuando la parte superior de su cuerpo parece a primera vista emanar mucha más fuerza que el resto. Hola si ves a un hom- bre con hombres fuertes y grandes, bíceps gruesos, pecho saliente y una playera ajustada que delinea sus músculos, sabrás que tiene una herida de traición muy importante. En la mujer controladora, esta fuerza se concentra más bien en el nivel de la cadera, los glúteos, el vientre, los muslos. La porción inferior de su cuerpo suele ser más ancha que los hombros. Y si el cuerpo de esta mujer tiene forma de pera, mientras más se acentuada se encuentra la parte más ancha de la pera, más importante será la herida de traición. Sin embargo, también es posible observar en ciertos casos el fenómeno inverso.
El hombre puede tener la cadera y los muslos más anchos que los hombros, y la mujer puede tener el cuerpo de hombre, es de- cir, hombros amplios y cadera y muslos más estrechos. Después de observar y constatar diversos casos llegué a la conclusión de que la herida de traición en algunas de estas personas fue vivida con el progenitor del mismo sexo y no con el del sexo opuesto. Su com- plejo de Edipo no pasó por el proceso normal; es decir, con el pro- genitor del sexo opuesto.
Estas personas sienten más apego por el progenitor de su mismo sexo y fueron ignoradas por el otro. Sin embargo, debo admitir que estos ejemplos son raros. Por ello, en este capítulo hago más refe- rencia a las personas que viven la herida de traición con el progeni- tor del sexo opuesto. Si te ves en el caso contrario que he descrito, no tienes más que invertir el género de tu progenitor cada vez que me refiera a la herida.
En general, las personas que portan la máscara del controlador ocupan su lugar, el tiempo que su aspecto físico es fundamental para ellas. Con frecuencia emanan un “mírenme”. En estas personas no puede decirse que aquellas que tienen peso de más estén gordos, sino más bien se les calificará como personas fuertes. Este prototipo no parece grueso cuando se le ve por la espalda. Sin embargo, al mi- rarlos de frente, sea hombre o mujer, es posible que tengan el vientre

abultado. Hola esta es su manera de exhibir su fuerza, con un vientre que parece decir: “soy capaz”.
Cabe destacar que aumentar de peso, en quién sea, te relaciona con la parte mental de la persona que piensa que no ocupa suficien- te espacio en la vida. Por consiguiente, el exceso de peso no signi- fica automáticamente la herida de humillación que describí en el capítulo anterior. Para el masoquista, su peso es un medio adicional para sentirse humillado. En el caso de otras heridas, el aumento de peso se relaciona más con la noción te debe ocupar más espacio. El huidizo y el dependiente, que son muy delgados e incluso flacos, no desean ocupar mucho lugar, ya que esto ayuda al que oye hacer más invisible y al dependiente a parecer más débil para dejarse ayudar.
La mirada del controlador es intensa y seductora. Cuando mira a una persona, tiene el don de hacerla sentir especial e importante. Estas personas lo ven todo muy rápido. La intensidad de su mirada desayuda a ver de golpe y en conjunto todo lo que sucede a su alre- dedor. El controlador utiliza con frecuencia sus ojos para mantener a los demás a distancia, cuando está a la defensiva o para fijar la imagen del otro y examinarlo de una manera que intimida. De esta forma se protege para no mostrar su debilidad, su vulnerabilidad y su impotencia.
Si te reconoces en la descripción física del controlador, pero en realidad te consideras como una persona introvertida, es posible que te sea más difícil identificarte con los comportamientos des- critos, ya que el control que ejerces es mucho más solapado y, por consiguiente, más difícil de hacer consciente. Si este es el caso, las personas que te conocen bien podrán decirte, al leer lo que sigue, si llevas la máscara del controlador. Cuando una persona es más extrovertida, su control es más evidente es más fácil que se percata de él.
En cuanto al comportamiento y las actitudes interiores del controlador, destaca la fuerza como característica común a todos aquellos que tienen la herida de traición. Como les es difícil acep- tar cualquier forma de traición, proveniente de ellos mismos o de

los demás, hacen todo lo que está en sus manos por ser personas responsables, fuertes, especiales e importantes. El controlador sa- tisface así su ego, que no desea ver cuántas veces a la semana se traiciona así mismo, o traiciona a otros; la mayor parte de las veces no se percata de esta conducta porque traicionar es tan inaceptable que no desea admitir que puede hacerlo. Si está consciente de haber traicionado a alguien ahí no cumplir una promesa, se justifica con todo tipo de excusas, e incluso puede llegar a recurrir a la mentira para evadir la verdad.ej, Afirmará que pensó hacer algo cuando en realidad no recordó que debía hacerlo.
No olvides que cada una de nuestras heridas está presente para recordarnos que, si los otros nos han hecho sufrir, es porque noso- tros les hemos hecho lo mismo, unos lo hemos hecho a nosotros mismos. Esto es algo que el ego no puede comprender ni aceptar. Si te reconoces en la máscara del controlador y sientes cierta resis- tencia a leer estas líneas, es tu ego el que se resiste y no tu corazón. De las cinco heridas, el controlador es el que se crea mayores expectativas en quienes lo rodean porque suele prevenir todo para controlarlo. Recuerdas que en el capítulo anterior mencioné que el dependiente también crea muchas expectativas en los demás. Sin embargo, sus expectativas se relacionan con su necesidad de recibir ayuda y apoyo a causa de su herida de abandono, lo cual le permi- te sentirse importante. En el caso del controlador, en cambio, sus expectativas tienen la finalidad de comprobar si hace bien lo que debe hacer, ya que eso le da confianza. Además, es muy débil para adivinar las expectativas de los demás. Con frecuencia puede decir o responder algo en función de los deseos de los otros, aunque este último no significa que en realidad tenga la intención de hacer lo
que acaba de decir.
El controlador tiene una personalidad fuerte. Afirma lo que cree con fuerza y espera que los demás se adhieran a lo que él piensa. Se forma rápidamente una opinión sobre alguien o algo y está conven- cido de tener la razón. Da su opinión de manera categórica y desea a toda costa convencer a los demás. Utiliza con frecuencia la expre-

sión ¿me entiendes?, para asegurarse de que se ha dado a entender bien. Cree que cuando alguien más lo entiende, significa que está de acuerdo con él, lo cual por desgracia no siempre es el caso. He comprobado con varias personas controladoras que no se perca- tan hasta qué grado intentan convencerme cuando me expresaban su opinión; de hecho, negaban que lo hacían. Todas las máscaras tienen algo en común: el momento en que la persona la lleva, no está consciente de hacerlo. Sin embargo, es más fácil que quienes lo rodean vean que máscara se ha colocado.
La persona controladora se las ingenia para no participar en situaciones en qué habrá confrontaciones o en las que no tendrá el control. Cuando está frente a personas que considera rápidas y fuertes, se retira por temor a no poder enfrentarlas.
El controlador es rápido en sus actos. Comprende o desea com- prender de inmediato y le resulta difícil tratar con las personas que toman demasiado tiempo para explicar o narrar algo. Suele inte- rrumpir y responder incluso antes De qué subo interlocutor haya terminado de hablar. No obstante, si alguien se atreve a darle el mismo tratamiento, dirá enérgicamente: “permíteme terminar, no he acabado de hablar”.
Tiene muchos talentos y actúa con rapidez. Por consiguiente, muestra poca paciencia con las personas más lentas. Hola debes forzarse para ceder, lo cual a Menudo representa una oportunidad para intentar controlar a los demás. Por ejemplo, seguir en el auto a un conductor que va con lentitud lo impacienta y le hace Enojar demasiado.
El padre controlador exigirá que sus hijos sean rápidos incluso al aprender, ya que eso es lo que se exige a sí mismo. Cuando algo no marcha a la velocidad que desea, y sobre todo cuando le molesta cualquier imprevisto, el controlador enfurece. También gusta de ser el primero en acabar, sobre todo en cualquier tipo de competencia. Acabar primero es más importante para él qué hacer bien las cosas. Algunas veces podrá incluso elaborar de nuevo las reglas del juego para que estén a su favor.

Cuando las cosas no funcionan de acuerdo con sus expectativas, es fácil que se vuelva agresivo, aunque no lo parezca, ya que en rea- lidad aparenta ser alguien seguro de sí mismo, fuerte y una persona que no permite que lo pisoteen. De los 5 caracteres el controlador es el que tiene más altibajos en su estado de ánimo. un minuto será todo amor y atención, y el siguiente montará en cólera por lo más mínimo. Las personas que lo rodean no saben a qué atenerse los de- más suelen vivir en este tipo de actitud como si fuera una traición.
Por consiguiente, hoy el controlador debe trabajar su paciencia y tolerancia, sobre todo cuando ocurren situaciones que le impiden hacer las cosas a su modo y de acuerdo con sus expectativas. Por ejemplo, hará todo lo posible por sanar rápidamente si está enfer- mo, para continuar dedicado A sus ocupaciones. Cuando su familia o algún ser querido o quienes tienen compromisos con él se enfer- man, pierde la paciencia.
El controlador tiende a adelantarse, es decir, a intentar prever todo para la mañana. Su actividad mental es muy intensa. Mientras más profunda sea la herida más deseará tener el control y prever el porvenir, sobre todo para evitar sufrir la traición. El principal inconveniente de esta actitud es que este tipo de persona quiere que todo suceda tal como lo previo, pues son muchas sus expectativas con respecto al futuro. Esta actitud también le impide vivir de una manera adecuada en el momento presente. Por ejemplo, mientras trabaja se ocupará en planear sus futuras vacaciones y durante las vacaciones planeará su regreso al trabajo o se inquietará por lo que sucede en casa durante su ausencia. Con frecuencia le perturba más imaginar lo que sucederá y si todo ocurrirá como lo imaginó que disfrutar el momento actual.
El controlador llega temprano para ganar garantizar que tendrá control, sobre todo. No le gusta demorarse y no puede tolerar a las personas que lo hacen, aun cuando esto le ofrece otra oportunidad para controlarlas, con la intención de hacerlas cambiar. Se impacien- ta si concluye un trabajo con retraso o cuando alguien le promete un trabajo y lo entrega tarde. Esta dificultad la vive principalmente

con las personas del sexo opuesto, con los cuales c enerva más rá- pido que con los demás. Es evidente que no suele darse ni dar a los demás el tiempo suficiente para realizar un trabajo determinado.
Le es difícil delegar una tarea y depositar su confianza en otros. Tiende a verificar continuamente si se está realizando según sus ex- pectativas. También le es difícil mostrar a alguien más cómo hacer las cosas cuando la otra persona es lenta para aprender, por qué el controlador no tiene tiempo que perder. Cuando delega algo, será una de las tareas sencillas o una por las que no será responsabiliza- do si no se hizo bien. Por ello debe ser rápido y hacer casi todo por sí mismo; de lo contrario hola, se ocupará en supervisar a quienes lo ayudan.
Parece tener oídos y ojos en toda la cabeza para saber qué hacen los demás y asegurarse de que hacen bien cada una de sus responsa- bilidades. Hoy es más exigente con quienes lo rodean que consigo mismo. Sin embargo, confía con mayor facilidad en las personas de su mismo sexo y supervisa y controla el doble a las del sexo opues- to. Cabe recordar que la herida de traición se despierta en él cada vez que tiene frente a sí a alguien que no cumple sus compromisos. Este personaje, se considera muy trabajador y responsable, tiene problemas con la pereza. De acuerdo con él, nadie tiene derecho a alcanzar sino hasta haber cumplido con todos los deberes de los que es responsable. Ver a otra persona no hacer nada, hola sobre todo a otra persona del sexo opuesto, le crispa los nervios rotun- damente. La considera perezosa y le será difícil confiar en ella. Por otra parte, se las ingenia para que todo el mundo sepa lo que hace, cómo lo hace y cuánto hace; para él es fundamental que los otros vean hasta qué grado es responsable y es posible confiar en él.
Detesta que no le tengan confianza, pues se considera tan res- ponsable y talentoso que supone que los demás deberían hacerlo siempre. Sin embargo, no se percata de cuán difícil le resulta confiar en los demás. Para las personas que portan la máscara del controla- dor les resulta importante mostrar su fuerza y, sobre todo, su valor. Son muy exigentes consigo misma con el objeto de mostrar a los

demás de lo que son capaces. Viven todo acto de cobardía, es decir, de falta de valor, como una traición. Hoy se arrepiente muchísimo de abandonar un proyecto, hoy de no haber tenido el valor de lle- varlo a su fin. Les es muy difícil aceptar este tipo de cobardía en los demás. Hoy también le civil fiarse de cualquiera, ya que temen que la confianza o las confidencias se utilicen algún día en su con- tra. Debes realmente tener confianza en la persona para que esta llegue a ser su confidente. Sin embargo, es el primero en decir a los demás lo que le han confiado, aunque justificará que tuvo un buen motivo para hacerlo. Se ocupa mucho de los asuntos de los demás. Cómo es rápido para ver todo lo que sucede a su alrededor y se considera más fuerte que el resto de la gente, se hace cargo de todo fácilmente. Cree que debe ayudar a los demás a organizar sus vidas, sin percatarse de que actúa así para controlar. Al ocuparse de nosotros, puede controlar lo que desean hacer, también cómo y cuándo hacerlo. Cuando el controlador se hace cargo de los pro- blemas ajenos, siente que los demás son más débiles que él. Esta es una forma disfrazada de mostrar su propia debilidad. Mientras una persona no crea de verdad en su propia fuerza, hará todo lo posible por intentar mostrarla a los demás. Ocuparse de los más débiles constituye un medio que suele utilizar con ese fin.
Él es además también muy sensible, pero es esta sensibilidad no parece ser tomada en consideración, ya que está demasiado ocupa- do en mostrar su fuerza. Hemos visto en los capítulos previos que el dependiente se ocupa de los demás para garantizar su apoyo y el masoquista lo hace para hacer una persona y no avergonzar a nadie. Por su parte, el controlador se ocupa de los asuntos de los demás para no sufrir traición o para tener la certeza de que los otros res- ponderán a sus expectativas.
El ego del controlador se altera fácilmente cuando alguien lo reprende en lo que hace, por qué le disgusta ser vigilado, sobre todo por otro controlador. Se le dificulta tratar con personas autorita- rias, pues cree que quieren controlarlo. Se justifica y siempre tiene un buen motivo para hacer las cosas a su modo.

Rara vez admite sus temores y prefiere no hablar de sus debili- dades. De hecho, el controlador comienza desde pequeño a decirse; yo puedo, déjeme hacerlo solo”. Quieres hacer las cosas a su mane- ra, pero para que los otros lo reconozcan, lo feliciten y, sobre todo, para que comenten lo bien que lo hace.
No quiere exhibir su vulnerabilidad por temor a que alguien la aproveche y lo controle. Prefiere mostrarse valiente, audaz y fuerte con la mayor frecuencia posible.
Por lo general no actúa sino a su antojo. Les dice a los demás lo que desean escuchar, pero no se percata de ello y acaba por hacer las cosas según su voluntad.
Abrir controlador le aterroriza que le mientan. Dirá “prefie- ro que me abofeteen a que me mientan”. Sin embargo, el mismo miente con frecuencia, aunque para él lo que dice no son mentiras. Encuentra buenos motivos para deformar la verdad. Sus mentiras, que por lo general son sutiles, son necesarias, según él, para alcan- zar sus fines o para justificarse. Por ejemplo, Este adivina fácilmen- te las expectativas de los demás y que les suele decir lo que quieren escuchar. Por desgracia, no siempre puede cumplir su palabra por- que se compromete sin saber si podrá mantener sus compromisos. Entonces se encuentra todo tipo de buenas excusas, incluso la de decir que no recuerda haberse comprometido, lo cual los demás in- terpretan como una mentira y viven como una traición. Hoy por su parte, el controlador no ve nada de esto como una mentira. Puede calificar este tipo de comportamiento como una expresión de lími- tes, por ejemplo. Paradójicamente, lee es muy difícil que alguien no le crea. Si alguien no confía en él, piensa que lo han traicionado. Para evitar este sentimiento doloroso de traición, hace todo lo po- sible para que los demás depositen su confianza en él.
El controlador tampoco puede tolerar a las personas que hagan trampa. Sin embargo, el mismo lo hace. Cuando juega las cartas, por ejemplo, pretende que hace trampas a modo de broma y para saber si los demás se dieron cuenta. Si hace trampa en su declara- ción de impuestos, dirá que todo el mundo lo hace.

Además, al controlador le disgusta estar en una situación en la que debe dar cuenta de lo que hace alguien más, un compañero de trabajo, por ejemplo, sabe que, si alguien hiciera lo mismo con él, lo viviría como traición.
Cabe añadir que, en la pareja en que uno de los miembros es controlador y el otro dependiente, el primero suele depender de la debilidad o de la dependencia del otro. Se cree fuerte porque con- trola, pero en realidad manifiesta sólo otra forma de dependencia. Cuando dos controladores viven juntos, entonces se establece una relación de poder. El controlador vive todos los ejemplos mencio- nados como una traición. Sí te sorprende, este pido a que tu defini- ción de la palabra TRAICION Es muy limitada.
En lo que a mí concierne, trabajé durante varios años para per- catarme de ello. Veía claramente en mi cuerpo la herida de traición, pero no lograba relacionar lo que sucedía en mi vida con esta he- rida. Me fue especialmente difícil hacer esta relación con mi padre, con quien mantuve un fuerte complejo de Edipo. Lo adoraba a tal grado que no veía en qué me podía haber sentido traicionada por él, y menos aún admitir que hubiera podido tenerles resentimiento. Al final, pude aceptar después de varios años que él no respon-
día a mis expectativas de “HOMBRE RESPONSABLE”.
Provengo de una familia en la que las mujeres por lo general toman las decisiones y los hombres la secundan. Observé este com- portamiento en mis padres, así como en mis tíos. Concluí que las mujeres asumían todas las responsabilidades ya que eran más fuertes y capaces. Los hombres me parecían más débiles porque no contro- laban nada. En realidad, mi perspectiva era falsa, ya que no asumir decisiones no hace que la persona sea irresponsable. También tuve que redefinir mis conceptos de responsabilidad y compromiso.
Cuando dediqué tiempo a reflexionar acerca de lo que había su- cedido en mi infancia, me percaté de que mi madre tomaba la ma- yor parte de las decisiones, pero que mi padre mantenía siempre sus compromisos en ella y asumía sus responsabilidades. Cuando una de las decisiones que tomaba mi madre no era la mejor, mi padre

asumía las consecuencias en la misma medida que ella. Por consi- guiente, era un hombre responsable.
Para poder comprender la noción de responsabilidad, fui atraída a una primera pareja que intenté controlar durante mucho tiempo, antes de darme cuenta de que tenía esta opinión general de todos los hombres. Esta es la razón por la cual me encontraba a la de- fensiva del sexo opuesto, como todo controlador. Para ayudarme a sanar mi herida de traición, fui atraída a una segunda pareja que también la tenía. Gracias a él, logré avanzar en la vida cotidiana y, en consecuencia, que esta herida disminuyera. No ha sido fácil pero puedo ver una diferencia enorme entre mi comportamiento con él Y con mi pasado.
“Muchas personas que tienen la herida de traición han sufrido porque el progenitor del sexo opuesto no cumplía sus compromi- sos de acuerdo con las expectativas que él tenía cuando era niño, de un progenitor ideal”.
Es fácil imaginar al niño pequeño que, al sentirse abandonado y no recibir suficiente atención, decide por cualquier medio seducir a su progenitor del sexo opuesto con objeto de atraer su atención y sentir apoyo de su parte. El Niño se convence de que él es tan ama- ble y adorable que su progenitor no tendrá más opción que ocu- parse de él de manera especial. Mientras más intenta controlar a su progenitor mediante esta actitud, más expectativas se crea. Cuando nada sucede, cuando sus expectativas no se satisfacen, comienza a vivir la traición. Entonces se vuelve cada vez más controlador y se sumerge en un caparazón, cree que así no volverá a sufrir traición ni abandono. La parte controladora alienta al dependiente a querer ser independiente.
En algunas personas la herida de abandono predomina sobre la de traición, mientras que en otras ocurre lo contrario y la máscara del controlador es la que sobresale. El hombre que desarrolla sus músculos gracias a la halterofilia, lo cual mencioné en el capítulo dedicado a la herida de abandono, pero cuyo cuerpo se torna flá-

cido cuando deja de hacer ejercicio, hoy es un buen ejemplo de la persona que sufre la herida de traición y de abandono.
Si te reconoces en la descripción de la máscara del controlador, pero también en la del dependiente, te sugiero de cualquier forma no descartar esta posibilidad. Permanece abierto a la idea de que también puede haber una herida de abandono en ti. La herida más dominante en el cuerpo es la que utilizamos con mayor frecuencia en nuestra vida cotidiana, como lo fue en mi caso.
Ahora, de acuerdo con mis observaciones, he comprobado que una persona puede sufrir el de abandono sin padecer necesariamen- te traición, pero que la que sufre traición también sufre abandono. De igual modo, he observado a varias personas cuyo cuerpo, cuan- do eran pequeños, indicada principalmente la herida de abandono y con la edad comenzaron a desarrollar las características de la herida de traición. Lo inverso también es factible. El cuerpo está en cons- tante transformación y todo el tiempo nos indica lo que sucede en nuestro interior.
Cómo te habrás dado cuenta, las personas que temen ser aban- donadas o traicionadas tienen varias cosas en común. Además de las mencionadas anteriormente, ambas gustan de llamar la atención. El dependiente lo hace para ser objeto de atención y para que se ocupen de él, mientras que el controlador intenta ejercer el control de una situación, exhibir su fuerza y carácter e impresionar. Con frecuencia vemos el tipo de pendiente en los actores y cantantes, mientras que es más común encontrar al tipo controlador entre los comediantes y, quienes gustan de hacer reír a los demás. Ambos tipos de caracteres disfrutan de ser estrellas, por motivos diferentes. El controlador suele tener la reputación de una persona que” ocupa mucho lugar”. Por lo general le disgusta que su pareja ocupe más lugar que él.
Entre las enfermedades más usuales en el controlador se encuen- tran las siguientes:
La agorafobia, que se debe a su aspecto funcional, al igual que sucede con el dependiente. Sin embargo, la agorafobia en el contro-

lador es más notable por el temor a la locura, mientras que en quien porta la máscara del dependiente ocurre más por temor a la muerte. El controlador atrae más las enfermedades de control o de flexi- bilidad, como los problemas relacionados con las articulaciones del
cuerpo, principalmente a las rodillas.
Es más propenso a enfermedades de pérdida de control de deter- minadas partes del cuerpo, como hemorragias, impotencia sexual y diarrea.
Si se encuentra en una situación de impotencia total puede ser
afligido por la parálisis.
Con frecuencia tiene problemas con el sistema digestivo, sobre todo el hígado y el estómago.
También tiene más tendencia a otras enfermedades que terminan en itis.
A Menudo sucede que el controlador sufre los llamados fuegos o herpes bucales, afección que se manifiesta cuando acusa, cons- ciente o inconscientemente, al sexo opuesto de ser repugnante. Así mismo, es un medio de control para no tener que besar a alguien.

CARACTERÍSTICAS DE LA HERIDA DE TRAICIÓN

Surgimiento de la herida: entre los dos y cuatro años, Con el progenitor del sexo opuesto. Pérdida de confianza o expectativas no satisfechas en la conexión amor/amor sexual. Manipulación
Máscara: controladora.
Cuerpo: exhibe fuerza y poder. En el varón, los hombros son más anchos que la cadera. En la mujer, la cadera es más amplia y fuerte que los hombros.
Ojos: mirada intensa yseductora. Ojos que ven todo rápidamente.
Vocabulario: “Disociado”, ¿Me entiendes?, “soy capaz”, “deja
que lo haga solo”, “Tenme confianza”,” no confío en él”.
Carácter: se cree muy responsable y fuerte. Intenta ser espe- cial e importante. No cumple sus compromisos y promesas, o

para cumplirlos tiene que esforzarse. Manipulador, seductor. Tiene muchas expectativas. Estado de ánimo dispar. Está convencido de que siempre tiene la razón, intenta convencer a los demás de ello. Impaciente. Comprende y actúa con rapidez. Comediante. Temor a deshacer compromisos.
Temor más grande: la separación, la negación.
Alimentación: buen apetito. Come muy rápido. Añade sal y es- pecias a los alimentos.
Enfermedades posibles: enfermedades de control y de pérdida de control, agorafobia, espasmofilia, sistema digestivo, males que terminan en itis, herpes bucal.

CAPÍTULO 9
LA INJUSTICIA

a injusticia es el carácter de una persona o de algo que carece de justicia. La justicia es la apreciación, el reconocimiento y el respeto de los derechos y del mérito de cada uno. Algunos
sinónimos de la palabra justicia tenemos rectitud, equidad, impar- cialidad e integridad.
La persona que sufre injusticia es por consiguiente la que no se siente apreciada o respetada en su justo valor, o qué cree que no recibe lo que merece. También se puede sufrir injusticia cuando se recibe más de lo que se cree merecer. En consecuencia, la herida de injusticia puede ser causada al pensar que tenemos más cosas materiales que otros o, por el contrario, que no hemos recibido lo suficiente.
Esta herida despierta en el momento en que se desarrolla la individualidad del niño, es decir, entre los tres y los cinco años, cuando el pequeño toma conciencia de que es un ser individual y una entidad completamente aparte, con sus diferencias. Al niño le parece injusto no poder integrar bien su individualidad y no po- der expresarse y ser el mismo. Vive esta herida sobre todo con su progenitor del mismo sexo. Sufre la frialdad de este progenitor; en otras palabras, padece la incapacidad de éste de sentir y expresar- se. No pretendo decir que todos los padres que sufren injusticia

son fríos, sino que así los percibe El Niño, el cual también sufre el autoritarismo de dicho padre, sus críticas frecuentes, su severidad, su intolerancia o su conformismo. En la mayor parte de los casos, este progenitor sufre la misma herida de injusticia, la cual tal vez no experimente de la misma forma o en las mismas circunstancias que su hijo, pero existe y El Niño la percibe.
La reacción ante la injusticia consiste en deslindarse de lo que se siente, con la idea de protegerse. La máscara que crea El Niño para protegerse en este caso es la de la rigidez. Aun cuando la persona corte de tajo con sus sentimientos, esto no significa que no sienta nada. Por el contrario, las personas rígidas son muy sensibles, pero desarrollan la capacidad de no sentir esa sensibilidad y de no mos- trarla a los demás. Se engañan creyendo que nada debe tocarlos. Por ello parecen frías e insensibles.
De los 5 tipos de caracteres, los rígidos son más propensos a cru- zarse de brazos para bloquear la región del plexo solar, con el obje- tivo de no sentir. Otra forma de no sentir es vistiéndose de negro.
El huidizo también gusta vestirse de negro, pero debido a una razón diferente, la de querer desaparecer. Las personas que tienen la herida de rechazo y la de injusticia por lo general no tienen más que ropa muy oscura.
El rígido procura la injusticia y la exactitud a toda costa. Como llega a ser perfeccionista, intentara ser siempre justo. Piensa que si lo que dice o hace es perfecto, será necesariamente justo. Le resul- ta muy difícil comprender que, al actuar con perfección de acuer- do con su propio criterio, puede resultar al mismo tiempo injusto. Quien sufre la injusticia es más propenso a sentir envidia de quienes tienen más y de quienes, según él, no lo merecen. También es po- sible que esté convencido de que los demás lo envidian porque él tiene más. Los celos, que son diferentes a la envidia, son muy co- munes en el dependiente o en el controlador. El dependiente siente celos porque teme ser abandonado, mientras que el controlador lo siente por temor a ser traicionado.

La máscara de la rigidez se caracteriza por un cuerpo erecto, rígido y lo más perfecto posible. El cuerpo está bien proporcio- nado, con los hombros derechos y la misma amplitud que la cade- ra. El rígido también puede engordar, pero su cuerpo seguirá bien proporcionado.
Cabe señalar que el rígido es quien más temor tiene a subir de peso y hará todo lo posible para no engordar. El rígido es también el que no acepta tener el vientre abultado y, cuando está de pie, tiende a sumirlo. La mujer rígida acepta, no obstante, qué es natural que una mujer tenga vientre, pues el cuerpo de la mujer debe tener redondez. De lo contrario no es femenino.
Los hombres y las mujeres tienen glúteos redondos y bonitos. El talle de las mujeres es pequeño. Los rígidos gustan de portar vestimenta ajustada a la cintura o de usar un cinturón ajustado. Este tipo de personas cree que, al ceñirse la cintura, que se encuentra en la región del plexo solar(la región de las emociones), sentirá menos. Estas personas están llenas de vida y sus movimientos son dinámi- cos. Sin embargo, Estos movimientos son rígidos, sin gran flexibi- lidad y sin ser abiertos, como si tuvieran dificultades para despegar sus brazos del cuerpo. Su piel es clara y la mirada brillante y viva. La quijada es tensa y el cuello tieso, erguido con orgullo, en el cual por lo general se destacan los nervios. Ojo si te estás reconociendo en todas las características físicas que te he descrito aquí, significa que sufres una gran herida de injusticia.
Si sólo tienes algunas de las características, tu herida de injusticia es menos grande.
Desde pequeño, el rígido advierte que se le aprecia más por lo que hace que por lo que es. Aún si no siempre es así en la realidad, está convencido de ello. Por eso le gusta ser la estrella y comienza a arreglárselas por sí mismo rápidamente. Hace todo por evitar tener problemas y, aun cuando está en un lío, prefiere decir que no lo está para evitar el sufrimiento que esto le provoca. Es muy optimista, por lo general demasiado optimista. Cree que al decir a Menudo

“no hay problema”, las situaciones problemáticas se solucionarán de inmediato. Hoy no pide ayuda más que como último recurso.
Cuando se enfrenta a decepciones o sucesos imprevistos, con- tinúa diciendo: “no hay problema”. Logra ocultar también lo que siente que les da a los demás la apariencia de ser imperturbable.
Al igual que el controlador, el rígido con frecuencia tiene proble- mas de falta de tiempo, pero por motivos distintos. Hoy al rígido le falta tiempo por pretender que todo sea perfecto, mientras que, en el caso del controlador, esta falta obedece a que está demasiado ocupado entrometiéndose en los asuntos de los demás. Al rígido tampoco le gusta retrasarse, pero lo hará porque le toma mucho tiempo prepararse.
Cuando el rígido está convencido de tener razón ante la auto- ridad, o ante alguien que cree serlo en cierta materia, se justificará hasta que le den a él la razón. Aborrece a la autoridad, pues apren- dió de pequeño que está siempre tiene la razón, cuando los demás parecen dudar de él y le hacen muchas preguntas acerca de una si- tuación, lo percibirá como un interrogatorio y lo sentirá como una injusticia, aunque sepa ser honrado y justo.
En virtud de que siempre procura la justicia, quiere asegurarse de que es merecedor de lo que recibe. El mérito es importante para el rígido. Para él, hoy merecer es obtener una recompensa por una buena actuación. Si recibe mucho sin haber trabajado demasiado, no cree merecerlo y se las ingenia para perderlo. Los que son ex- tremadamente rígidos se organizan incluso para no recibir nada, ya que, según su criterio, deben ser extraordinarios para merecer una recompensa.
En sus explicaciones, el rígido desea que cualquier detalle sea justo, aunque las expresiones que utiliza distan mucho de ser siem- pre tan justas, ya que exagera con facilidad. Utiliza con regularidad las palabras, SIEMPRE, NUNCA Y MUY. ¡Ejemplo, una señora rígida le decía a su marido! ¡Nunca estás en casa! Siempre sales. No se percataba de qué, al expresarse de esta forma, era injusta, debido a que es muy raro que en una situación ocurra siempre o nunca.

Para el rígido, todo suele ser muy bueno, muy bien, muy especial, etcétera. Sin embargo, le disgusta cuando los demás hacen uso de estas palabras y, cuando lo hacen, acusa de exagerar y de no utilizar la palabra exacta.
La religión tiene más probabilidad de influir o repercutir en la persona rígida que en quienes sufren otras heridas, lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, son muy importantes para él, y de hecho son lo que guía su vida. Lo mismo puede observarse en su lenguaje. A Menudo comienza sus frases con BIEN o BUENO, para asegurarse de que lo que dirá es bueno y justo, y suele con- cluirlas con ¿de acuerdo?, para verificar la rectitud de lo que aca- ba de decir. Utiliza varias palabras que terminan en mente, como justamente, exactamente seguramente, probablemente, etcétera. También tiende a decir” no está Claro”, ya que le gustan las expli- caciones claras y precisas.
Cuando el rígido se encuentra emocionado, prefiere no mos- trarlo, pero es posible reconocerlo por el tono de su voz, que se torna seca y tensa. Quizás se ría para ocultar su sensibilidad y sus emociones. Puedes reírse fácilmente sin motivo por cosas que a los demás no les parecen graciosas.
Cuando le preguntas a un rígido cómo está, sistemáticamente responde: ¡súper bien! Su respuesta es rápida, ya que no se toma el tiempo para sentir. Más adelante, durante la conversación des- cribirá varios sucesos en su vida que no marchan tan bien. Cuando le preguntas, ¿pero me habías dicho que todo estaba súper bien, responderá que lo que él tiene en realidad no es un problema.
El temor a equivocarse es muy fuerte para el rígido. He observa- do también que cuando hablo de un comportamiento o de una ac- titud que el rígido ve en sí mismo como un defecto nuevo, es decir como algo que considera incorrecto, me interrumpirá incluso antes de que termine para preguntar ¿y que se hace al respecto? Desea adquirir habilidades para ser perfecto lo más pronto posible. Si no es perfecto, deberá controlarse para no incurrir en el defecto que acaba de descubrir. De nuevo, no advierte que es injusto consigo

mismo, ya que se exige demasiado. Hoy le gustaría solucionar todo en el momento. No se toma el tiempo para sentirse bien, para darse el derecho de ser humano y para tener otras cosas que arreglar.
El temor a equivocarse hace que la persona rígida se coloque a Menudo en situaciones en las que debe tomar decisiones. Mientras más temor tengamos, más tendemos a atraer situaciones que co- rrespondan a este temor. Por ejemplo, la persona debe tomar una decisión porque quiere comprar algo, pero no tiene dinero. Hoy se pregunta si debe permitirse comprarlo. Por consiguiente, debe decidir si comprarlo o no. con frecuencia sucede que la persona rí- gida siente placer al tomar una decisión determinada, Aunque más adelante se lamentará por no haber tomado otra. Consideremos el ejemplo de un señor que elige disfrutar unas buenas vacaciones. Más adelante se dirá que debió haber utilizado ese dinero para ha- cer arreglos en su casa. A causa de su temor a tomar la decisión incorrecta, el rígido por lo general duda de sí mismo después de ha- ber tomado la determinación y se preguntará constantemente si sus elecciones son las mejores para sí mismo, o las más justas. Si quieres que algo se divida equitativamente entre varias personas, como un pastel, la propina en el restaurante, etcétera, puedes tener la certeza de que el rígido es quien mejor realizará esta tarea.
Las personas rígidas son muy exigentes consigo mismas en gran parte de los ámbitos que conforman su vida. Tienen una capacidad enorme para controlarse a sí mismos, Así como para imponerse tareas. En el capítulo anterior vimos que el controlador gusta de controlar todo lo que sucede a su alrededor. Por su parte, el rígido busca a tal grado la perfección que tiende incluso a controlarse a sí mismo. Actúa y se exige tanto que los demás también le exigen mucho.
El rígido no sólo tiene dificultades para respetar sus límites, sino sobre todo para conocerlos. Como no se toma el tiempo para sen- tir si lo que hizo responde o no a una necesidad, lo hace en exceso y sólo se detiene cuando revienta. Además, le resulta difícil pedir ayuda y prefiere hacerlo todo solo para que el resultado sea perfec-

to. Por este motivo, el rígido es el más propenso a sufrir agotamien- to profesional.
Es fácil constatar que el rígido considera que la mayor injusti- cia es consigo mismo. Se acusa de inmediato cuando, por ejemplo, compra algo que no cree necesitar realmente, en especial si en ese momento priva a quienes ama de algo necesario. Para permitírselo, debe justificar la compra para sí mismo diciendo que la merece. De lo contrario, se acusa de ser injusto. La herida de injusticia es una de las otras heridas que he debido curar en esta vida. Me ha suce- dido en numerosas ocasiones que pierdo o estropeo algo nuevo la primera vez que lo uso, porque creía no necesitarlo de verdad. Es así como supe que me sentía culpable, aun cuando de manera cons- ciente creía que había superado la culpabilidad en mi proceso de aceptación.
Aprendí que la aceptación no se logra sólo con hablarnos men- talmente e intentar convencernos de lo que merecemos. En este caso, falta la capacidad de sentir que lo merecemos. Podemos sa- ber mentalmente que lo merecemos, pero debemos también sentir- los para darnos el derecho de pensar que nuestra compra es justa. Ahora sé que, si tengo esta necesidad, es para ayudarme a dejar de creer si lo merezco o no y a permitirme tener algo que me hace sen- tir bien, sin culpabilidad.
No es de sorprender por lo consiguiente que también sea difícil para el rígido recibir regalos, lo cual lo hace sentirse endeudado. Más que sentirse obligado a dar a la otra persona algo del mismo valor (para ser justo), prefiere no recibir nada e incluso rechazar lo que se le da. Cuando alguien le ofrece pagarle la comida, por ejemplo, prefiero revisarse antes que recordar que la siguiente vez le tocará a él pagar. Si acepta, lo hará luego de prometerse restituirla con algo parecido.
Es normal que la persona que sufre injusticia sea atraída con mucha frecuencia a situaciones injustas, según su criterio. En efec- to, la situación que califica de injusta suele ser interpretada de otra forma por quienes no tienen esta herida.

El rígido a Menudo sufre tensión emocional por qué impone perfección en todo. El controlador también la sufre en gran medi- da, pero por un motivo distinto: desea tener éxito, desea evitar el fracaso a toda costa por temor a la imagen que les daría a los demás y también por temor a afectar su reputación. La persona que lleva la máscara del rígido rara vez se enferma.
De cualquier manera, aun cuando sienta dolor en alguna par- te, comenzará a percibirlo hasta que su estado se agrave, ya que es muy dura con su cuerpo. Puede golpearse, lastimarse, y hacerse una buena magulladura sin sentir dolor. Se siente un poco de dolor al momento en que se golpea, su mecanismo de control se activa de inmediato, lo cual le proporciona una capacidad enorme para ocultarlo.
Con frecuencia las personas rígidas se jactan y vanaglorian de que nunca necesitan medicamentos o del médico. Muchas de ellas incluso carecen de médico de cabecera y, en caso de una urgencia, no sabrían con quién acudir. Cuando deciden pedir ayuda, puede concluirse que han estado sufriendo mucho tiempo y han llegado al límite de su control. Ya no pueden mantener la parte qué dice: “no sentiré”.
La ira, sobre todo consigo mismo, es la emoción más común en el rígido. Cuando monta en cólera, su primera reacción es atacar aun cuando la ira sea a sí mismo. En realidad, está enfurecido consi- go mismo por no haber observado acertadamente una circunstancia o por no haber actuado bien. El rígido es también el tipo de per- sona para quien es difícil dejarse amar y demostrar su amor. Por lo general piensa demasiado tarde en lo que debería haber dicho hola muestras de afecto que debería haber dado a quien amaba. Suele prometerse que lo hará cuando lo vuelva a ver, pero cuando se pre- senta la ocasión, lo olvida. Pasa entonces por una persona fría y no afectuosa. Al actuar así, es injusto con los demás y sobre todo con- sigo mismo, ya que se le priva de expresar lo que realmente siente. Al ser tan sensible, el rígido Evita que otros lo toquen psicoló- gicamente. Este temor a ser tocado o afectado por otras personas

puede ser lo suficientemente fuerte para originarle problemas cu- táneos. De hecho, al ser un órgano de contacto, la piel os permite tocar y ser tocados por otros. Sin embargo, sí produce repugnancia, aleja a los demás. La persona que tiene un problema cutáneo se avergüenza principalmente de lo que los demás pueden ver o pen- sar de ella.
Este temor a ser tocado por otros en ocasiones es notable en el cuerpo físico del rígido, qué se retrae. Los brazos pegados a lo largo del cuerpo, principalmente del codo al hombro, las manos empu- ñadas y las piernas pegadas, una contra la otra, son indicios de un cuerpo cerrado.
La comparación es otro recurso que suele utilizar el rígido para ser injusto consigo mismo. Tiende a compararse con quienes con- sidera que son mejores que él y, sobre todo, más perfectos. De evaluarse de esta forma es una injusticia grave y una forma de re- chazarse a sí mismo. Es muy común que, de pequeño, el rígido se sienta comparado con sus hermanos y hermanas, o con sus amigos o compañeros de la escuela. En esas ocasiones acusada a los otros de ser injustos con él, porque ignoraba si se le estaba comparando para mostrarle lo que le hacía a su interior. Si te reconoces en la herida de injusticia y llevas la máscara del rígido, lo primero que debes hacer es admitir el número de veces en que has sido injusto con los demás, y sobre todo contigo mismo, en un solo día. Esto es lo más difícil de admitir, pero será el principio de tu curación. En el siguiente capítulo hablaré más a detalle de cómo sonar bien esta herida.
La frialdad es el temor más grande del rígido. Lee es tan difícil aceptar su propia frialdad como la de los otros y hacer todo lo po- sible por mostrarse cálido. Crea además que es afectuoso y no se percata realmente de que los demás lo pueden considerar insensible y frío. Tampoco advierte que Evita tener contacto con su sensi- bilidad para no mostrar su vulnerabilidad. No puede aceptar esta frialdad, por qué sería admitir que es desalmado, lo cual puede sig- nificar ser injusto. Por ello es tan importante para el rígido escuchar

que es bueno, es decir, bueno en lo que hace y lleno de bondad. En el primer caso, se considera perfecto y, en el segundo, afectuoso. Asimismo, es difícil aceptar la frialdad en otras personas. Cuando alguien es frío con él, le lastime el color el corazón y se pregunta de inmediato que ha hecho o dicho incorrectamente para que el otro actúe de esa forma.
Me atrae todo lo que es noble. El respeto y el honor son para él de suma importancia. Se impresiona fácilmente con las personas que tienen títulos importantes. Si sabe que algo le puede valer un título, busca de nuevo ser la estrella en esa situación. Está dispuesto a realizar los esfuerzos y sacrificios necesarios para lograrlo, si bien el rígido no los consideras sacrificios.
En su vida sexual, el rígido por lo general tiene dificultades para abandonarse y sentir placer. Es difícil expresar toda la ternura que siente. Sin embargo, es el que físicamente tiene la apariencia más sensual. Las personas rígidas gustan de vestirse con atuendos ce- ñidos, sensuales y que resalten su atractivo físico. Se dice con fre- cuencia que la mujer rígida es explosiva, es decir, me gusta atraer a los hombres, pese a que los rechaza con frialdad si considera que la situación va demasiado lejos. De adolescente, la rígida se contiene y controla muy bien, ya que desea mantenerse pura y perfecta para el afortunado que elija. Se crea con facilidad un ideal de relaciones sexual que no es realista. Cuando decide entregarse, usualmente se siente decepcionada porque la situación real no corresponde a su ideal. La persona rígida tiene varios tabúes en el plano sexual, ya que el bien y el mal también dirigen su vida en este aspecto.
En el plano de la alimentación, el rígido prefieren los alimentos
salados a los dulces. También le gusta todo lo crujiente.
De los 5 tipos, es el primero que sin duda decidirá ser vegeta- riano, aunque esto no significa necesariamente que ser vegetariano responda realmente a las necesidades de su cuerpo. Recuerda que el rígido suele tomar decisiones para ser justo. Si controla demasiado su alimentación, en cambio puede perder el control algunas veces con las golosinas o con el alcohol. Si esto ocurre frente a otras per-

sonas, se apresurará a explicar a todos que esto nunca le sucede y que hoy es realmente una excepción. Cuando el rígido experimenta una situación que le afecta mucho, cómo un aniversario o un en- cuentro especial, le será más difícil controlarse. En este momento tenderá a comer lo que usualmente se prohíbe, sobre todo alimen- tos que lo pueden engordar. Cuando es tu pasa, se justifica dicien- do: no acostumbro a comer así, pero hoy lo haré para acompañar- los”. Parece olvidarse por completo que hace poco dijo lo mismo. Se siente culpable, se acusa y se promete volver a controlarse al día siguiente.
Las siguientes son las enfermedades que puede atraer la persona que porta la máscara del rígido:
siente la rigidez en su cuerpo, en modo de tiesura o tensión, en la parte superior de la espalda o en el cuello, así como las partes flexi- bles (tobillos, rodillas, cadera, codo, muñecas). Los rígidos gustan de hacerse crujir los huesos de los dedos para flexibilizarlos. Por consiguiente, sienten el caparazón que envuelve su cuerpo, pero no advierten que se ocultan bajo él.
El agotamiento por exceso de trabajo que ya mencioné.
Las enfermedades que terminan en itis, como tendinitis, bursitis, artritis, toda enfermedad que termina en itis indica una ira interior retenida lo cual es muy común en los rígidos.
También es propenso a tortícolis, a causa de su dificultad para
ver los aspectos de la situación que considera injusta.
Los problemas de estreñimiento y hemorroides son muy usua-
les, por su dificultad para acceder y por la moderación con que vive.
El rígido puede sufrir calambres, qué se manifiestan cuando una
persona se retrae o se modera por temor.
Su dificultad para sentir placer puede producirle problemas de
circulación sanguínea y varices.
Además, suele padecer problemas de piel seca.
Es posible que tenga espinillas en el rostro cuando teme equi- vocarse, te desprestigiarse o no estar a la altura de sus propias expectativas.

La soriasis es común a las personas rígidas pues atraen este pro- blema para no estar demasiado bien conocer demasiado felices, lo cual sería injusto en relación con los demás. Es notable que los brotes de psoriasis suelen presentarse durante las vacaciones bueno momentos en qué todo marcha bien en su vida.
Las alteraciones de hígado son frecuentes debido a su vida contenida.
El nerviosismo es común, aun cuando la mayor parte del tiempo pueden controlarlo para que no se vea visible al exterior.
Es muy usual que el rígido sufre insomnio, sobre todo para el que no se sienta a descansar si no hasta que todo esté acabado y perfecto. Piensa tanto en todo lo que debe hacer que se despierta y ya no puede conciliar el sueño.
También tiene problemas de vista, debido a su dificultad para percatarse de qué ha tomado una mala decisión, o quizá su percep- ción sobre alguna situación no sea la correcta. Prefiere no ver nada de lo que considera imperfecto para no sufrir. Utiliza con frecuen- cia la expresión “NO ESTA CLARO” , lo cual no ayuda a mejorar su vista.
Los males y las enfermedades que mencioné en ocasiones se ma- nifiestan en personas que tienen otras heridas. sin embargo, pare- cen más comunes en las personas que sufren injusticia. Mencioné en el capítulo anterior que la máscara del controlador (herida de traición) oculta la herida de abandono, al igual que la máscara del rígido oculta la herida de rechazo. Si consultas el capítulo sobre la herida de rechazo, pero hasta que se desarrollan los primeros me- ses de vida, en tanto que la injusticia surge entre los 3 y los 5 años. El Niño pequeño que se siente rechazado pon una razón u otra intenta no hacerlo al volverse lo más perfecto posible. Y después de algunos años ya no siente que lo amen pese a sus intentos de perfección, lo cual considera injusto. Decide entonces controlarse y ser tan perfecto que nunca más será rechazado. De esta forma crea la máscara del rígido. Se desvincula de sus sentidos para ayudarse a no sentir más el rechazo. La herida de injusticia, que es más evi-

dente en el cuerpo que la de rechazo, indica que esta persona siente más la injusticia que el rechazo, aunque hay otros en quienes puede suceder lo contrario.
Aunque una persona puede sufrir el rechazo sin sufrir injusti- cia, todas las personas que sufran injusticia ocultan una herida de rechazo. Esta es la razón por la cual, al envejecer, es común que el cuerpo de las mujeres y los hombres rígidos pierda volumen y adopte paulatinamente las características del huidizo. La ciencia médica Llama a este fenómeno osteoporosis.
Si te ves en la herida de injusticia, es importante recordar que el progenitor de tu mismo sexo la tuvo, y probablemente aún la tiene, con su propio progenitor del mismo sexo. En el siguiente capítulo describiré qué hacer con este progenitor para ayudar a sanar de for- ma adecuada esta herida.
Recuerda que la razón principal tras la presencia de cualquier herida se deriva de la incapacidad de perdonar lo que nos hacemos a nosotros mismos, o lo que hemos hecho sufrir a otros. Nos es difícil perdonarnos ya que, por lo general, no tenemos conciencia de nuestros reproches. Mientras más importante sea la herida de injusticia, más significará que eres injusto contigo mismo al exigirte demasiado, al no saber cuáles son tus límites y al no darte placer con la frecuencia necesaria.
Reprochamos a los demás lo que nos hacemos a nosotros mis- mos y lo que no queremos ver”. Esta es la razón por la cual atrae- mos a nuestro alrededor a personas que nos muestran locales hace- mos a otros, o lo que nos hacemos a nosotros mismos.
La vergüenza es otra forma de percatarnos de que sufrimos in- justicia o de que somos injustos con los demás. En efecto, vivimos el sentimiento de vergüenza cuando intentamos ocultarnos u ocul- tar un comportamiento. Es normal avergonzarnos de los compor- tamientos que les reprochamos a los demás. Principalmente quere- mos que los otros no descubran qué actuamos como ellos.
Las conductas propias del rígido son dictadas por el temor a revivir la herida de injusticia.

CARACTERÍSTICAS DE LA HERIDA DE INJUSTICIA
Surgimiento de la herida: entre los cuatro y los 6 años, con el progenitor del mismo sexo. Debe ser la estrella y ser perfecto. Bloqueo de la individualidad.
Máscara: rígida.
Cuerpo: erguido, rígido y lo más perfecto posible. Bien propor- cionado. Glúteos redondos. Talle corto, ajustado por la vestimenta o el cinturón. Movimientos rígidos. Piel clara. Mandíbula firme. Cuello tieso. Erguido y con orgullo.
Ojos: mirada brillante y viva. Ojos claros.
Vocabulario: “no hay problema”,” siempre/nunca, muy bue- no/muy bien,” muy especial”, injustamente” seguramente, estás de acuerdo?
Carácter: perfeccionista se desvincula de sus sentidos. Cruzan los brazos con frecuencia. Actúa para destacar, con objeto de ser perfecto. Demasiado optimista. Vivaz, dinámico. Tono de voz seco y tenso. No admite que tiene problemas. Duda de sus decisiones. Se compara con el mejor y con el peor. Dificultad general para reci- bir. Considera injusto residir menos y más injusto aún residir más que los otros. Dificultad para sentir placer sin sentirse culpable. No respeta sus límites y se exige mucho. gusta el orden. Rara vez en- ferma, es duro con su cuerpo. Explosivo. Frío. Gusta de tener una apariencia sensual.
Temor más grande: la frialdad.
Alimentación: prefieren los alimentos salados a los dulces. Le gusta todo lo que es crujiente, se controla para no engordar. Se jus- tifica y se avergüenza cuando pierde el control.
Enfermedades posibles: agotamiento por trabajar, enfermeda- des que terminan en itis, torticolis, estreñimiento, hemorroides, calambres circulación sanguínea, hígado, varices, problemas de la piel, nerviosismo, vista deficiente.

CAPÍTULO 10
CURACIÓN DE LAS HERIDAS Y TU TRANSFORMACIÓN

ntes de proceder a la descripción de las etapas de curación para cada herida, me gustaría que te hicieras esta pregunta:
¿Cuál es nuestra finalidad al que vamos encaminados como
seres individuales y como sociedad de nuestra existencia?
Nuestra finalidad real es descubrir nuestro ser, descubrir nuestra supra conciencia, esta es la finalidad fundamental de nuestra exis- tencia. Tales de Mileto un gran filosofo decía, lo más difícil del ser humano es conocerse a sí mismo, descubrir su supra conciencia, y lo más fácil es hablar mal de los demás, estarás de acuerdo que esto es lo que impera en nuestra sociedad, porque está dominada por una gran ego manía, esto es lo que intenta el ego, tapar la supra con- ciencia que no salga, entonces el ego se manifiesta de una manera dinámica muy negativa, por esto la humanidad tiene que intentar cambiar, tenemos que abrir conciencia, esta es la finalidad de mi libro, yo he conocido a través de la meditación la supra conciencia y estoy convencida porque he contactado con ella, lo que intento,

es ayudar a la humanidad, a descubrir conciencias, a descubrir la auténtica identidad “ Nuestra supraconciencia.
No podemos eliminar el ego, pero tiene que ser un ego controla- do y dominado por la supraconciencia, lo que no podemos consen- tir es que el ego domine totalmente nuestra vida y nos lleve a una dinámica muy negativa, que nos lleve a una pérdida de valores que es lo que está pasando en nuestras vidas y a toda nuestra sociedad, piensa que para que evolucione una sociedad , que progrese, que vaya a mejor, necesita fundamentar su dinámica en unos principios éticos, que están otorgados por la conciencia primera, y cuando se pierden estos principios éticos la sociedad va despareciendo, esto se ha visto en los grandes imperios, incluso se va autodestruyendo el entorno, pero yo tengo mucha fe en el ser humano, estoy convenci- da de que cada uno de nosotros sanaremos y en medida llegaremos a identificar nuestro SER y todo esto ayudara al inconsciente inte- lectual, el ser humano saldrá de esta crisis y recuperara sus princi- pios, ese también será el regalo del caos en el que nos encontramos, porque tenemos la supraconciencia que es eterna y omnipresente.
Lo que no se sana o se resuelve, nos sigue causando dolor, no importa la edad que tengamos. Ser felices y vivir bien es de valien- tes. No podemos sanar lo que no nos permitimos sentir, el dolor viaja a través de las familias, hasta que alguien esté listo para sentir- lo, para muchos de nosotros, nuestra maldición generacional es la evitación, pero el dolor demanda ser sentido, venimos de personas que han decidido actuar como si “eso no sucedió “, y en algún lugar del linaje, una pequeña nació, y su carga fue sentirlo todo, y estas personas son las que nacemos con el regalo de sentir, por eso recal- co tanto la importancia de sentir para sanar.
Cuando tu sanas, sanas 7 generaciones hacia arriba y tu descendencia.

PRIMERA GENERACIÓN
EL SECRETO
Todo comienza en la generación de los bisabuelos incluso an- tes, con un “acto traumático”, un drama. Un secreto. Un tabú, un acontecimiento grave que trae consecuencias a toda la descendencia y tiene que ver con otros con:
ABUSOS, ASESINATOS, INCESTOS, SUICIDIOS, EXCLUIDOS, ESTAFAS, SECRETOS , CARCEL.

SEGUNDA GENERACIÓN
LA INCONSCIENCIA
A raíz del secreto, en la generación de los abuelos, se genera una desconexión con lo sucedido. Las mentes y los corazones se anestesian provocando un alejamiento de la “realidad”. El miedo a enfrentar dicho acontecimiento los vuelve inconscientes. A veces de forma literal con enfermedades mentales.
ESQUIZOFRENIA, DEMENCIA, ALZHEIMER

TERCERA GENERACIÓN
LOS SÍNTOMAS
El secreto se ha convertido en un código emocional a desencrip- tar o decodificar, pues no se ha resuelto a nivel mental y emocional, y por ello pasa al cuerpo y a la materia a través de enfermedades físicas que se manifiestan en la generación de nuestros padres, tales como:
CANCER, BIPOLARIDAD, DEPRESION, TIROIDES, OSTEOPOROSIS, DIABETES.

CUARTA GENERACIÓN
LA RESOLUCIÓN
Y entonces naces tú, un buscador del árbol, que busca compren- der, analizar la “realidad” desde la integridad y desencriptar el dra- ma heredado. Mas conocida como la oveja negra de la familia, la buscadora del clan, quien también sufre secuelas más las trasciende, tales como:
ANSIEDAD, MIGRAÑAS, ESTRÉS, ANOREXIA, BULIMIA, ANEMIA.

QUINTA GENERACIÓN
LOS RECURSOS
Esta es la generación de tus hijos. Si no tienes hijos aun o no planeas tener, quiere decir que tu árbol hasta tu, te encargaras de ser El recurso que tu clan necesita, aquella persona que convierte el problema en oportunidad, un bloqueo en una nueva herramienta de sanación, aquel que se sabe libre de lealtades y creencias, aquel que verifica su propia existencia a la información que adquiere, y desarrolla el lado creativo del clan.
No te alarmes si tus hijos son libres, espontáneos, y auténticos. Por eso es para mi de vital importancia que encuentres tu valor, que identifiques la herida que tienes, que te animes a sentir esas
emociones afligidas, para poder sanarte y sanar a todo tu clan.
Durante la lectura de este libro habrás notado que mencionaba el temor más grande que tiene cada tipo de carácter, lo que he podi- do observar al respecto es que la persona que lleva una máscara de- terminada no se percata de su temor, en tanto que quienes la rodean ven con facilidad lo que ella desea evitar a toda costa.
El pánico es el temor más grande del huidizo. No se da cuenta él, por qué se eclipsa justamente antes de sentirlo y con frecuencia lo hace en situaciones en que podría sentirlo. Sin embargo, los que se encuentran con él advierten su pánico, ya que sus ojos lo traicionan la mayor parte del tiempo.

La soledad es el temor más grande del dependiente. No lo ve porque se las ingenia para casi nunca estar solo. Cuando lo está, se hace creer así mismo qué se encuentra bien, sin percatarse de que busca hola febrilmente ocupaciones para pasar el tiempo.
La libertad es el temor más grande del masoquista. No se cree ni se siente libre a causa de las numerosas limitaciones y obligacio- nes que se impone. Sin embargo, sus conocidos lo consideran muy libre, ya que por lo general encuentra los medios y el tiempo para hacer lo que decide hacer, sin esperar que los demás decidan por él. Aun cuando lo que decida le impida ser libre, los demás pensarán que, si quiera, tendría la plena libertad de decidir lo contrario. Sus ojos grandes y abiertos nos muestran su gran interés en todo, así como su deseo de vivir muchas experiencias.
La disociación y la negación son los temores más grandes del controlador. No se percata hasta qué grado crea situaciones de con- flicto o problemas para dejar de hablar con alguien. Aunque atrae las separaciones o situaciones en la que rehúsa a otros, no advierte que las teme. Por el contrario, cree que estas separaciones o negati- vas son lo mejor para él, pues piensa que así no fracasará. El hecho de que sea muy sociable y tenga facilidad para conocer gente le impide percatarse del número de personas que ha hecho a un lado en su vida. Quienes lo rodean se dan cuenta de esto fácilmente. Sus ojos también lo traicionan, pues cuando se enfurece, Se endurecen y pueden incluso atemorizar a los demás al punto de distanciarlos. La frialdad es el temor más grande del rígido. Le es difícil reco- nocer esta frialdad, pues se considera una persona cálida que hace lo posible para que todo resulte justo y armonioso a su alrededor. También suele ser fiel Asus amigos. Sin embargo, los demás perci- ben esta frialdad en él, no sólo en sus ojos, sino en su actitud seca y
tensa, sobre todo cuando siente que se le acusa de manera injusta. Ahora, la primera etapa para sanar una herida radica en recono-
cerla y aceptarla, sin estar necesariamente de acuerdo con el hecho de que existe. Aceptar significa mirarla, observar con detenimiento y saber que tener situaciones que solucionar forma parte de la ex-

periencia del ser humano. No eres una mala persona sólo porque algo te lastime.
Ser capaz de crearte una máscara para no sufrir ha sido un acto heroico, un acto de amor contigo mismo. Esta máscara te ha ayu- dado a sobrevivir y adaptarte al medio ambiente familiar que tú mismo elegiste antes de encarnar.
La verdadera razón por la que nacimos en una familia por la que somos atraídos a personas que tienen la misma herida que nosotros es que en un principio nos agradó el hecho de que los demás fue- ran como nosotros. No logramos hallar algo mejor. Sin embargo, después de algún tiempo, comenzamos a encontrar defectos en los demás, a no aceptarlos como son. Intentamos por lo tanto cambiar- los, sin advertir que lo que no aceptábamos en los otros eran los aspectos que teníamos nosotros mismos y que no deseamos ver por temor a tener que cambiar.
Creíamos que debíamos transformarnos, cuando en realidad de- bíamos curarnos. Por ello es tan benéfico conocer nuestras heridas, ya que esto nos permite sanarlas antes de querer cambiarnos a no- sotros mismos. Recuerda además que cada una de estas heridas es el resultado de la acumulación de experiencias reunidas en varias vidas pasadas. Por consiguiente, es perfectamente normal que te sea difícil enfrentarlas en esta. Hola ya que no la solucionaste en vidas anteriores, no puedes esperar que esto suceda con tan solo decir “quiero sanar”. Sin embargo, la voluntad y la decisión de sobrepo- nerte a tus heridas son el primer paso hacia la compasión, la pacien- cia y la tolerancia contigo mismo.
Estas cualidades que desarrollarás al mismo tiempo con los de- más son dádivas que te aporta el proceso de curación. Estoy segura de que al leer los capítulos anteriores descubriste las heridas de tus seres queridos, lo cual sin duda te ha ayudado a comprender mejor sus comportamientos y, en consecuencia, hacer más tolerante con ellos.
Acá te pongo unas preguntas para reflexionar:

¿Qué admiro de mi Yo pasado que me gustaría cultivar más en mi presente?
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¿Cuándo y dónde oculto partes de mi personalidad para encajar en el molde?
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¿Qué creo que sucedería si en estos casos fuera yo mismo/a?
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¿Qué me hace único y diferente?
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Como te mencioné, es importante no apegarte de manera literal a las palabras utilizadas para identificar las heridas o las máscaras. Quizá vivas una experiencia de rechazo, por ejemplo, y te sientas traicionado, abandonado o humillado, O las consideres una injusti- cia. Cuando alguien sea injusto contigo, quizá te evoque sentimien- tos de rechazo, humillación, traición o abandono. Como verás, no es la experiencia lo que importa, si no lo que sientes ante esta expe- riencia. Por ello es tan importante, con el objetivo de que reconoz- cas mejor tus heridas, que te refieras a la descripción de las carac- terísticas del cuerpo físico en lugar de mencionar las características del comportamiento. El cuerpo no miente jamás, sino que refleja lo que sucede en los planos emocional y mental. Te sugiero que leas varias veces la descripción física de cada herida para reconocer bien las diferencias entre cada una de ellas.
“El ego siempre quiere seguir el camino más fácil, pero en rea- lidad nos complica la vida. Quizá parezca difícil que la inteligencia dirija nuestra vida, pues hacerlo exige esfuerzo. Sin embargo, la ver- dad es que la inteligencia simplifica en gran medida nuestra vida”.
Mientras más tiempo esperemos para curar nuestras heridas, más se agravarán. Cada vez que vivimos una situación que despier- ta y toca una herida, los añadimos una capa más. Es como una llaga que se agranda. Mientras más empeore, más temeremos que la to- quen, y así se vuelve un círculo vicioso que a la larga se convierte en obsesión: la de que todo el mundo existe para hacernos sufrir.

La gran ventaja de reconocer nuestra o nuestras heridas es que finalmente emprenderemos el camino correcto. Antes actuábamos como la persona que va al médico para curar su hígado cuando lo que parece son problemas cardiacos. Esta situación puede durar muchos años, como la de la joven que intentaba encontrar una solu- ción al rechazo qué creía sentir, Sin que nada se solucione. Después de haber tocado lo que realmente la lastimaba, estuvo en condicio- nes de solucionar su problema y de activar la curación de la herida. Cabe señalar que hay una diferencia entre llevar la máscara del dependiente y sufrir una dependencia afectiva. No sólo las perso- nas que tienen la herida de abandono, y por consiguiente la más- cara del dependiente, sufren carencia afectiva. Cualquier persona, sin importar la herida que sufra, puede ser dependiente en el pla- no afectivo. ¿Por qué? Por qué nos volvemos dependientes afecti- vos cuando sufrimos carencia afectiva y sufrimos carencia afectiva cuando no nos amamos lo suficiente. Por consiguiente, buscamos el amor de otros para poder convencernos de que es factible ser ama- dos. Cada máscara existe precisamente para indicarnos que nos im- pedimos ser nosotros mismos, porque no nos amamos lo suficiente. De hecho, recuerda que todos tus comportamientos relacionados con cada una de las máscaras son reacciones y no comportamientos
basados en el amor a ti mismo.
El neuro científico Rick Hanson sugiere que el cerebro adquiere la forma del estado mental en el que nos encontramos. Un estado de duda, tristeza e irritabilidad pueden traer más ira, ansiedad y de- presión a nuestra vida. Y un estado de alegría, satisfacción y amor puede traernos más abundancia y paz. La gratitud es una forma maravillosa de mejorar tu vida y crear más abundancia valorando lo que tienes actualmente.
Tómate el tiempo necesario para hacer una lista de agradeci- mientos. Piensa en todas las cosas que te proporcionan salud, paz y amor. Anota tanto las grandes cosas de la vida como las pequeñas, si te sientes bien, reconoce las que te causaron dolor en el pasado pero que te han enseñado a tener paciencia y a sanarte. Cuando hayas

terminado la lista, tómate un tiempo para dar las gracias a cada una de estas cosas por existir ya hacerte ser quién eres.

LISTA DE AGRADECIMIENTOS

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Resumiré las explicaciones de los 5 capítulos precedentes sobre el progenitor con el que generalmente se vive cada una de las heri- das, lo cual es importante para poder sanarlas.

• El rechazo se vive con el progenitor del mismo sexo. El hui- dizo se siente rechazado por la persona de su mismo sexo. La acusa de rechazarlo y siente más ira hacia esta que hacía sí mismo. Sin embargo, cuando vive una situación de recha- zo con una persona del sexo opuesto, se rechaza a sí mismo, también es muy posible que crea sufrir rechazo en ciertas experiencias, Cuando en realidad se trata de abandono.
• El abandono se vive con el progenitor del sexo opuesto. El dependiente se siente fácilmente abandonado por las perso- nas del sexo opuesto, lo cual lo induce a acusarlas más que acusarse a sí mismo. Cuando sufre una experiencia de aban- dono con alguien de su mismo sexo, se acusa a sí mismo por no haber prestado la suficiente atención al otro o por no ha- ber sabido cómo prestar la atención adecuada. Lo que con frecuencia percibe como una situación de abandono con las personas de su mismo sexo es en realidad rechazo.
• La humillación por lo general se vive con la madre, sea hom- bre o mujer quien la vive. El masoquista se siente humillado

con facilidad con las personas del sexo femenino, además de que tiende a acusarlas. Si tiene una experiencia de humilla- ción con alguien del sexo masculino, se acusa a sí mismo y se avergüenza de sus comportamientos o pensamientos ante el otro. Esta herida puede vivirse excepcionalmente con el padre si fue éste quien se ocupó de las necesidades físicas del niño, le enseñó a comportarse, a comer, a vestirse, etcétera. Si este es tu caso, debes invertir femenino por masculino en lo antes escrito.
• La traición se vive con el progenitor del sexo opuesto. El controlador se siente fácilmente traicionado por las perso- nas del sexo opuesto y tiende a acusarlas por el dolor o las emociones que siente. De una experiencia de traición con alguien del mismo sexo se acusa a sí mismo y se reprocha no haber anticipado esta experiencia para poder evitarla. Es muy probable qué es lo que considera traición por parte de las personas de su mismo sexo sea en realidad una experien- cia que activa su herida de injusticia.
• La injusticia se vive con el progenitor del mismo sexo. El rígido sufre la injusticia con las personas de su mismo sexo y las acusa de ser injustas con él. Si enfrenta una situación que considera injusta con alguien del sexo opuesto, no lo acusará, sino que se acusará a sí mismo de ser injusto o in- correcto. Hay muchas posibilidades de que esta experiencia de injusticia con las personas del sexo opuesto sea más bien de traición. Se sufre mucho, puede incluso sentir ira mortal.

Mientras más nos dañen estas heridas, más normal y humano será reprochar al progenitor que creemos responsable de haberlos hecho sufrir. Más adelante desahogaremos este rencor o este odio en las personas del mismo sexo que los progenitores que nos daña- ron. Es normal, un ejemplo, que un joven odie a su padre porque siempre lo he hecho sentirse rechazado y que con el tiempo trans- fiera este odio a los hombres, o a su hijo, quien se sentirá rechazado.

Reprochamos de manera inconsciente a este progenitor por te- ner esa misma herida y se transforma en un modelo ante nuestros ojos que nos obliga a mirarnos a nosotros mismos. Nuestra prefe- rencia también inconsciente será tener otro modelo, lo que obedece al rechazo por asemejarnos a él, ya que nos desagrada lo que vemos reflejado. Las heridas no pueden sanarse más que con un perdón verdadero a nosotros mismos y a nuestros padres.
Sin embargo, no importa cuál de las 5:00 heridas vivamos con las personas del sexo opuesto o con el progenitor que consideremos responsable de ella, pues nosotros mismos nos reprochamos. Por ello tendemos a castigarnos mediante un accidente indirecto o con algo que físicamente nos hace daño. El humano cree que el castigo es un medio para expiar su culpabilidad.

Influencia de los padres

¿Qué partes de tus padres observas reflejadas en ti?
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¿Qué rasgos, tan buenos como malos, has heredado de ellos?
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¿Cómo puedes romper las cadenas de comportamiento negativo que aprisionan a tu familia?
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Además de culpabilidad, con frecuencia sentimos vergüenza cuan- do nos acusamos de haber herido a alguien o cuando alguien nos acusa de haberlo hecho sufrir la o las heridas que no hemos llegado a aceptar.
Que tú lo sobre la herida de humillación hablé de la vergüenza, porque es el rasgo más evidente en el masoquista. Si bien todo el mundo siente vergüenza en uno u otro momento, esta es mucho más intensa cuando no aceptamos que hacemos parecer a otros la misma experiencia que no queremos que nos haga sufrir.
Cuando se cometen abusos graves, que en ocasiones llegan a la
violencia, significa que las personas causantes tienen heridas que les

dañan a tal grado que han perdido el control. Por este motivo suelo decir:
No hay personas malvadas en este mundo, sino sólo personas que sufren.
No se trata de justificarlas, sino de aprender a tenerles compa- sión, ya que condenarlas o acusarlas no les ayudara pero podemos ser compasivos aún sin estar de acuerdo con su conducta. Esta es una de las ventajas que obtenemos al percatarnos de nuestras pro- pias heridas y de las de los demás.
También he observado que es raro que una persona no tenga ninguna herida. Hay personas que tienen las heridas de rechazo y abandono al mismo tiempo, por lo cual llevan las máscaras de hui- dizo y de dependiente. En ocasiones, la parte superior del cuerpo refleja una herida, en tanto que la porción inferior refleja la otra. En algunas personas, la diferencia se presenta del lado derecho y del lado izquierdo.
Con el tiempo y la práctica, es cada vez más fácil identificar las máscaras con una sola mirada. Si confiamos en nuestra intención, nuestro ojo interno podrá verlas rápidamente.
También es posible tener tres, cuatro o incluso las 5 heridas. Algunas veces predomina alguna de ellas, mientras que las demás son menos evidentes o todas pueden ser de poca importancia. Cuando una máscara predomina, significa que la persona la utiliza con más frecuencia que las otras para protegerse.
Si la máscara ocupa muy poco lugar en el cuerpo de la persona es porque esta no suele sentir la herida que se relaciona con esa más- cara. El que una máscara sea dominante no significa que exprese la herida más importante que debe sanarse.
En efecto, intentamos ocultar la herida que nos hace sufrir más. El humano se especializa en encontrar todo tipo de buenas razones y explicaciones cuando cambia su cuerpo. Sin embargo, no está dis- puesto a querer verse y le es particularmente difícil aceptar la idea de que el cuerpo humano posee gran inteligencia. No desea admitir que el cambio más mínimo en su cuerpo físico es una forma de

atraer su atención a algo que vive en su interior y que por el mo- mento no quiere advertir. Si el humano tan solo se percatara de que, cuando su cuerpo decide atraer su atención hacia uno de los com- portamientos interiores, significa en realidad que su DIOS inter- no está utilizando su cuerpo físico para despertar su conciencia en cuanto a lo que requiere para poder enfrentar lo que teme ver. No obstante, preferimos continuar en el temor de descubrir nuestras heridas, llevamos las máscaras que hemos creado para ocultarlas y creemos que así sanaremos.
Recuerda, sólo portamos las máscaras cuando tememos sufrir y revivir la herida que supuestamente estás protegen. Adoptamos los comportamientos descritos en los capítulos previos sólo cuando utilizamos nuestras máscaras. Tan pronto como la máscara queda en su lugar, dejamos de ser nosotros mismos y manifestamos com- portamientos relacionados con la máscara que portamos. Lo ideal sería poder reconocer de inmediato la máscara que nos hemos co- locado a fin de identificar la herida que intentamos ocultar, sin juz- garnos ni criticarnos. Es posible cambiar una o varias máscaras a lo largo del día o utilizar la misma durante varios meses o años, antes de que salga a la superficie. En el momento en que te des cuenta de esto, alégrate de haberlo hecho y agradécelo a la persona que tocó tu herida, ya que te permitió descubrir lo que no ha sanado.
Por lo menos habrás adquirido conciencia de ello y te conce- derás el derecho a aceptarte. Es ante todo importante otorgarte el derecho a tomar el tiempo necesario para sanar. Cuando puedas decirte con regularidad: “bueno, me he colocado tal máscara” y es por esta razón que he reaccionado de tal forma, tu curación habrá avanzado. Recuerda que nunca he conocido a una persona con to- das las características mencionadas de una sola herida. La descrip- ción del carácter de cada una tiene por objetivo ayudarte a que te reconozcas en algunos de los comportamientos que se relacionan con tu herida.

RASGOS
Preguntas para reflexionar:

¿Qué rasgos te desagradan más de ti?
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¿Cómo puedes mostrar más compasión y amor a estas partes de ti?
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INFANCIA

¿Qué no recibiste en tu infancia? ¿Cómo te ha afectado eso?
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¿Qué crees que sería diferente si lo hubieras recibido?
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TRAUMAS INFANTILES

¿Qué experiencias te impactaron negativamente en tu infancia?
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¿Por qué fueron tan traumáticas?
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Ahora recapitularé sobre cómo saber cuándo te colocas la más- cara para protegerte o cuando alguien más se la ha colocado.

• Cuando se activa tu herida de rechazo, te colocas la máscara del huidizo, que te incita a desear huir de la situación o de la persona que crees que es la causa del rechazo, por temor a sentirte en pánico o impotente. Esta máscara también puede convencerte de que seas lo más invisible posible, te retraigas a tu interior y no digas o hagas algo que provoque que el otro te rechace aún más. También te hace creer que no eres lo suficientemente importante para ocupar el lugar que te corresponde, que no tienes el derecho a existir tanto como los demás.
• Cuando se activa tu herida de abandono, te colocas la más- cara del dependiente, que te hace ser como El Niño peque- ño que tiene necesidad de atención y la busca llorando, que- jándose o siendo sumiso ante lo que sucede, porque no cree poder lograrlo solo. Esta máscara te hace realizar maniobras

para evitar que te dejen o para recibir más atención. Puede incluso convencerte de que te enfermes o seas víctima para obtener el apoyo o el soporte que buscas.
• Cuando la herida de humillación se activa, te colocas la máscara del masoquista, que te hace olvidar tus necesidades para no pensar sino en las de los demás y transformarte en una buena persona, generosa, siempre dispuesta a prestar tus servicios, incluso más allá de tus límites. También te las ingenias para cargar sobre tu espalda las responsabilidades y los compromisos de quienes parecen tener dificultades para realizar lo que deben, aún antes de que te lo pidan. Haces todo lo posible por ser útil, sobre todo para no sentirte hu- millado ni rebajado. Así mismo, te las arreglas para no ser libre, aun cuando eso es tan importante para ti. Cada vez que tus actos o tu manera de proceder son motivados por el temor a sentir vergüenza o humillación, indica que llevas puesta tu máscara del masoquista.
• Cuando vives la herida de traición, te colocas la máscara del controlador, que te vuelve desconfiado, escéptico, de- fensivo, autoritario y tolerante a causa de tus expectativas. Haces todo lo posible para demostrar que eres una persona fuerte y que no te dejas llevar o manejar fácilmente; sobre todo, intentas mostrar que no permites que los demás de- cidan por ti. Esta máscara te obliga a hacer todo lo posible para evitar perder tu reputación, al grado de mentir. Olvidas tus necesidades y echas mano de lo necesario para que los otros piensen que eres una persona fiable, en la cual pue- den depositar su confianza. Esta máscara también te hace proyectar la apariencia de una persona segura de sí misma, incluso cuando no tienes confianza en ti mismo dudas de tus decisiones o actos.
• Cuánto cuando se activa la herida de injusticia, te colocas la máscara del rígido, que hace de ti una persona fría, brusca y seca en el nivel de tu tono muscular y tus movimientos.

Al igual que tu actitud, tu cuerpo también se vuelve rígido. Esta máscara te hace ser a sí mismo muy perfeccionista y vivir sentimientos de ira, impaciencia, crítica e intolerancia contigo mismo. Eres muy exigente y no respetas tus lími- tes. Cada vez que te controlas, que te contienes y eres duro contigo, significa que te has colocado tu máscara del rígido.

Cortamos una máscara no sólo en cada ocasión que tememos sentir la herida con alguien más, sino también cuando tenemos per- catarnos de que nosotros mismos hacemos a otros vivir determi- nada herida, porque queremos ser amados o por temor a perder el amor de los demás.
Por ello adoptamos un comportamiento que no corresponde a lo que somos y nos transformamos en alguien más. Como el com- portamiento que dicta la máscara nos exige esfuerzo, en consecuen- cia, creamos expectativas en los demás.

LO QUE SOMOS Y LO QUE HACEMOS DEBE SER
LA FUENTE DE NUESTRO BIENESTAR, Y NO LOS HALAGOS, LA GRATITUD, EL RECONOCIMIENTO O EL APOYO QUE PROVIENE DE LOS DEMAS.
Sin embargo, no olvides hasta qué punto tu ego te puede ju- gar una mala pasada para que no tomes conciencia de tus heridas. Nuestro ego está convencido de que, si nos percatamos de ellas y las eliminamos, quedaremos desprotegidos y eso nos hará sufrir.
Las siguientes son las formas en que cada tipo de carácter deja que su ego le haga jugarretas:

• El huidizo se convence de que se ocupa bien de sí mismo y de los otros para no sentir los diferentes tipos de rechazo que experimenta.
• El dependiente gusta de hacerse el independiente y decir, a quien quiera escucharlo hasta que punto se siente bien solo y no necesita de nadie.

• El masoquista se convence de que todo lo que hace por los demás le da a cambio un enorme placer y qué, cuando lo hace, atiende sus necesidades. Es muy bueno para decir, así como pensar, que todo marcha bien y para encontrar justifi- caciones para las situaciones o las personas que lo humillan.
• El controlador está convencido de que nunca miente, de que siempre cumple su palabra y de que no le teme a nadie.
• El rígido gusta de decir a todos Juan justo es y que no tiene problemas en la vida. Además, prefiere creer que tiene mu- chos amigos y que lo quieren como es.

Mi recomendación es sanar las heridas interiores al igual que lo hacemos con las heridas físicas. ¿Alguna vez te has sentido tan impaciente En hacer desaparecer algo en tu rostro o en tu cuerpo?
¿Qué sucedió? ¿Es probable que esto haya persistido por mucho tiempo verdad? ¿No es así? Esto es lo que sucede cuando no confia- mos en el poder de curación de nuestro cuerpo. Para que cualquier problema desaparezca, es necesario primero aceptarlo y brindarle amor incondicional, en lugar de desear que desaparezca.
Tus heridas profundas también tienen necesidad de que las reco- nozcas, las ames y las aceptes.

Amar una herida o amar lo que se representa en tu rostro o en tu cuerpo significa aceptar que los creaste por una razón específica y, sobre todo con la finalidad de ayudarte. En lugar de querer que des- aparezcan, debes utilizarlo para adquirir conciencia de un aspecto de ti que no deseas ver. De hecho, este rasgo es lo que intenta atraer tu atención para que te percates, entre otras cosas, de que en este momento tal vez tengas dar la cara a una situación cualquiera y que este temor te impide ser tú mismo. Al adoptar esta nueva actitud, ya no verás ese defecto de la misma forma, incluso lo agradecerás. Si decides vivir esta experiencia y adoptar este tipo de actitud men- tal, sin duda eso de lo cual te preocupaba desaparecerá mucho más rápido, ya que habrán sido reconocidos y amados por su utilidad.

Aquí te mencionó algunos ejemplos que demuestran hasta qué punto en ocasiones podemos dañarnos a nosotros mismos.
Si sufres rechazo alimentas tu herida cada vez que te consideras una nulidad, bueno para nada, incapaz de marcar alguna diferencia en la vida de los demás, y lo haces también cada vez que huyes de una situación.
Sí sufres de abandono alimentas tu herida cada vez que aban- donas un proyecto en el que tenías mucho interés, que se deja caer, que no se ocupa lo suficiente de sí mismo y que no se presta la atención que necesita. Infunde temor en otros al apegarse en exceso

a ellos, también de esta forma se las ingenia para perderlos y estar de nuevo solo. Hace sufrir mucho su cuerpo y se crea enfermedades para atraer la atención.
Se sufres de humillación alimentas tu herida cada vez que te reba- jas, que te comparas con otros, que te minimizas o te acusas de estar gordo, de no ser bueno, de carecer de voluntad, de aprovecharse de algo, etcétera. Hace sufrir a tu cuerpo dándole demasiados alimen- tos que digerir y asimilar, sufre al asumir las responsabilidades de los demás, de lo cual priva de la libertad y de tiempo para sí mismo. Si sufres de traición alimentas tu herida mintiéndote, conven- ciéndote de creer lo que es falso y no cumpliendo los compromisos que tienes contigo mismo. Te castigas al hacer todo por sí mismo, Porque no confías en los demás y no delegas nada. Sí delegas, te ocupas tanto de asegurarte de que los demás hagan lo que esperas
de ellos que te privas de pasarla bien contigo mismo.
Si sufres de injusticia alimentas tu herida siendo muy exigente contigo mismo. No respetas tus límites y vives muchas tensiones. Eres injusto contigo mismo pues te criticas y no logras ver tus cua- lidades y lo que haces bien. Sufres cuando solo ves lo que no has hecho o los errores que has cometido. Te provoca sufrimiento por tu propia dificultad para brindarte placer.
Mencioné antes la importancia de aceptar incondicionalmente nuestras heridas. También es fundamental aceptar las máscaras que has permitido que tu ego cree para ocultar tus heridas y evitarte sufrimiento. Amar y aceptar una herida significa reconocerla, saber que has vuelto a la Tierra para solucionarlo y aceptar que tu ego ha deseado protegerte al crear una máscara. Por consiguiente, agrade- cete por haber tenido el valor de crear y conservar una máscara que ha contribuido a ayudarte a sobrevivir.
Sin embargo, esa máscara hoy te perjudica más que ayudarte. Ha llegado el momento de que decidas que puedes vivir aún si te sientes herido. Ya no eres ese niño pequeño que no podía curar su herida. Ahora eres un adulto con experiencia y madurez, con una

perspectiva diferente de la vida y con la intención en lo sucesivo de amarse más.
En capítulos anteriores mencioné que, cuando creamos una herida, pasamos por cuatro etapas. En la primera somos nosotros mismos. En la segunda sentimos dolor y descubrimos que ya no podemos ser nosotros mismos, porque no les conviene a los adul- tos que nos rodean. Por desgracia, los adultos no se dan cuenta de que El Niño intenta descubrir quién es y, en lugar de dejarlos ser el mismo, se dedican a decirle quién debe ser. La tercera etapa es la rebelión ante todo dolor que se vive. Es el momento en que El Niño comienza a entrar en crisis y a oponerse a sus padres. La úl- tima etapa, la de resignación, comienza cuando decidimos crearnos una máscara con la intención de no decepcionar a los otros y, sobre todo, para no revivir el sufrimiento de no ser aceptados cuando somos nosotros mismos.
Tu curación se habrá completado cuando puedas invertir las cuatro etapas y comiences por la última para regresar a la primera, en la que volverás a ser tú mismo. En este proceso, la primera etapa consiste en adquirir conciencia de la máscara que llevas. Lo logra- rás, gracias a estos capítulos previos en que se describe cada una de las heridas.
La segunda etapa la experimentarás cuando sientas rebelión du- rante la lectura de los capítulos o cuando te resistas a aceptar tu responsabilidad y prefieres acusar a los demás de tu sufrimiento. Debes decirte que es normal que todo ser humano se resista cuan- do descubre aspectos de sí mismo que no le agradan. Esta etapa es diferente para cada persona. Algunos sienten más rebelión y resis- tencia que otros. La intensidad de la rebelión depende de tu grado de aceptación, de tu grado de apertura y de la profundidad de tu herida en el momento en que te percates de lo que sucede en ti.
En la tercera etapa te otorgas el derecho de haber sufrido y el reprochar por ello a uno de tus padres o ambos. Al percibir el su- frimiento que El Niño vivió en ti, serás además más compasivo con ese progenitor y esta etapa a la vez será más profunda. En este tiem-

po también te será posible aceptar a tus padres y tenerles compa- sión por lo que han sufrido.
Por último, en la cuarta etapa volverás a ser tú mismo y dejarás de creer que necesitas llevar tus máscaras para protegerte. Acepta que la vida está llena de experiencias que sirven para enseñarte lo que es benéfico e inteligente para ti. Esto es lo que se llama amor a uno mismo. En virtud de que el amor tiene un enorme poder de curación y de infundir energía, prepárate para ver más transforma- ciones en tu vida tanto en el plano de las relaciones con otros como en tu aspecto físico, en otras palabras, podrás notar curaciones o cambios en tu cuerpo físico.
Recuerda que amarte significa otorgarte el derecho a ser tal como eres ahora. Amarte significa aceptarte, aún si le haces a los demás lo mismo que les reprochas. El amor no tiene nada que ver con lo que haces o con lo que posees.

Amarte por lo tanto es concederte el derecho a herir a los de- más y algunas veces a rechazarlos, a abandonarlos, a humillarlos, a traicionarlos o hacer injustos con ellos, muy a tu pesar. Esta es la primera y la más importante de las etapas en el proceso de curación de tus heridas.
Para alcanzar esta etapa más rápido, te sugiero que al final de cada día hagas un balance de lo que sucedió. Pregúntate cuál más- cara pudo más para hacerte reaccionar durante ciertas situaciones hola, hoy o para dictar tu conducta ante otros o ante ti mismo. A continuación. Tómate el tiempo necesario para anotar tus observa-

ciones, sin olvidar sobre todo cómo te sentiste. Hoy para concluir, perdónate al concederte el derecho de haber utilizado esa másca- ra, sabiendo que hasta ahora creías sinceramente que era el único medio para protegerte. Recuerda que sentirte culpable y acusarte es el mejor medio para continuar reaccionando de la misma forma cuando se suscite otra situación similar.

¿Cómo puedes saber si vives completamente esta aceptación? Cuando sepas que tu comportamiento, que ha afectado a alguien más o a ti mismo, forma parte del ser humano y cuando aceptes asumir las consecuencias, cualesquiera que sean. Esta noción de responsabilidad es primordial para aceptarte. El hecho de ser ser humano significa que no puedes agradar a todos y que tienes el derecho a tener ciertas reacciones, también humanas, que pueden desagradar a otros. Todo esto, sin juzgarte ni criticarte.
La aceptación es por consiguiente el elemento desencadena- dor que pone en marcha la curación.
En efecto, descubrirás, para tu gran sorpresa, que mientras más derecho te des a traicionar, rechazar, abandonar, humillar o ser in- justo,¡Menos lo harás! ¿No es sorprendente?, No te pido que me creas o comprendas, ya que esta idea no puede entenderse intelec- tualmente, sino que debe vivirse. Está es una gran ley espiritual de amor, la cual debe comprenderse repetidas veces antes de qué pueda ser integrada a nuestra persona. Al darte el derecho a hacer a los demás lo que temes vivir, al grado de haberte creado una o varias máscaras para protegerte, te será mucho más fácil darles el dere-

cho a los demás actuar de igual manera y, en ocasiones, obtener los comportamientos que despiertan tus heridas.
Recuerda que si has idealizado al progenitor con el que viviste una herida, sobre todo si lo consideras un santo, es completamente normal que te parezca difícil darte el derecho a guardarle resenti- miento. Comprende bien que, si te parecía un santo, es probable que tuviera la herida de injusticia y que haya logrado controlar- se lo suficiente para no mostrarte lo que sentía. Las personas del tipo masoquista también pueden parecer santas a causa de su gran abnegación.
Las siguientes son algunas maneras con las qué sabrás si tus he- ridas están en el camino correcto hacia la curación.
Tu herida de rechazo está en vías de sanar cuando cada vez que ocupas más tu lugar y te atreves a afirmarte. Además, si alguien más parece olvidarse de que existes, no te sientes incómodo inter- namente. Cada vez es menor el número de situaciones en las que temes sentir pánico.
Tu herida de abandono está en vías de sanar cuando te sientes bien contigo mismo si estás solo y buscas cada vez menos llamar la atención. La vida te resulta menos dramática. Poco a poco tienes más deseos de emprender proyectos e incluso, si los demás no te apoyan, puedes continuarlos.
Tu herida de humillación está en vías de sanar cuando tomas el tiempo para conocer tus necesidades antes que las de otros. Cargas menos sobre la espalda y te sientes más libre. Dejas de crearte tus propios límites. Eres así mismo capaz de hacer preguntas o de exi- gir sin creer que molestas.
Tu herida de traición está en vías de sanar cuando no vives con tanta intensidad las emociones del momento o cuando alguien o algo altera tus planes y sedes con facilidad. Cabe señalar que ceder significa de estar sujeto a los resultados y a que todo suceda se- gún lo que planeaste. Yo no intentas más ser el centro de atracción. Cuando te sientes orgulloso porque lograste una hazaña, puedes sentirte bien aún cuando los demás no te reconozcan.

La herida de injusticia está en vías de curación cuando te permite ser menos perfeccionista y cometer errores sin montar en cólera o criticarte. Te permites mostrar tu sensibilidad y llorar frente a otros, sin perder el control y sin temer que los demás te juzguen.
Otra ventaja maravillosa cuando curamos nuestras heridas es que nos convertimos en autónomos y dejamos de ser dependientes afectivos. La autonomía afectiva es la capacidad de saber que desea- mos y entonces emprender las medidas necesarias para realizarlo. Y, cuando necesitamos ayuda, sabemos pedirla sin esperar a que sea una persona determinada la que nos la brinde. Cuando alguien desaparece de tu vida, la persona autónoma no dice: ¿Qué va ha ser de mi sola?.
Siente pena, pero sabe en lo más profundo de su ser que puede sobrevivir sola.
Espero que el descubrimiento de tus heridas te haga más com- pasivo contigo mismo y te ayude a alcanzar una paz interior muy grande al vivir con menos ira, vergüenza y rencores. Estoy cons- ciente de que no es necesariamente fácil enfrentar a quienes nos lastiman. El ser humano ha inventado tantas maneras para reprimir sus recuerdos dolorosos que tiende en gran medida a recurrir a uno de estos medios.
Sin embargo, mientras más reprimamos nuestros recuerdos do- lorosos, más penetrarán en nuestro inconsciente. Y sucederá que un día, cuando ya no puedan penetrar más, llegaremos a nuestro límite de control y estos recuerdos volverán a la superficie. Nuestro dolor será entonces más difícil de curar. Al enfrentar estas heridas y sanarlas, toda la energía que sirvió para reprimir y ocultar nuestro dolor finalmente se habrá liberado y podrá utilizarse para objetivos mucho más productivos; es decir, para crear nuestra vida tal como la deseamos y para ser por completo nosotros mismos.
No olvides que todos estamos en este planeta para recordar quiénes somos: todos somos DIOS Y necesitamos vivir experien- cias en el plano terrestre. Por desgracia lo olvidamos en el camino.

Para recordar quiénes somos, debemos adquirir conciencia de lo que no somos. No somos nuestras heridas, por ejemplo. Cada vez que sufrimos, creemos ser lo que no somos. Cuando sufres cul- pabilidad por qué has rechazado a alguien o ha sido injusto, por ejemplo, crees ser rechazo o injusticia.
No eres la experiencia, eres el DIOS que vive una experiencia en el plano material. Otro ejemplo: cuando tu cuerpo se enferma, no eres la enfermedad, sino una persona que vive la experiencia de un bloqueo de energía en una parte de su cuerpo, experiencia a la cual llamamos enfermedad.

Te mencionaré los aspectos positivos, las fuerzas que tenemos y que se relacionan con los diferentes tipos de caracteres. Estas fuer- zas siempre existen ocultas en cada uno de nosotros. Sin embargo, como lo he mencionado, suelen ser ignoradas o mal utilizadas de- bido al lugar de importancia que atribuimos a nuestras máscaras, con la finalidad de evitar o sentir nuestras heridas. Una vez que las heridas sanan, es decir, cuando somos nosotros mismos, sin temo- res, tiende a emerger lo siguiente de ellas:
detrás del huidizo (herida de rechazo) se oculta una persona ca- paz de asumir muchas responsabilidades, dotada de la aptitud ade- cuada para trabajar. Además:

Es espabilada, con una enorme capacidad para crear, inventar e imaginar.
Es particularmente apta para trabajar sola.
Es eficaz y capaz de pensar en innumerables detalles.
Es apta para actuar en la medida que se requiera, en caso de urgencia.
No tiene necesidad de otros a toda costa. Puede apartarse de los demás sin problemas y sentirse bien sola.
Detrás del dependiente(herida de abandono) se oculta una per- sona hábil, que sabe cómo satisfacer lo que se requiere, entre otras cosas:
Sabe lo que desea. Es tenaz y perseverante en sus exigencias. No vacila cuando tiene la determinación de obtener algo.
Tiene don de comediante; sabe atraer la atención de los demás.
Tiene un gozo natural, es jovial y sociable, y refleja su alegría de
vivir.
Es capaz de ayudar a otros porque se interesa en ellos y sabe cómo se sienten.
Tiene aptitud para utilizar sus dones psíquicos en el momento oportuno, cuando ha dominado sus temores.
A Menudo posee talentos artísticos.
Pese a que es sociable, tiene necesidad de momentos de soledad para volver a encontrar su camino.
Detrás del masoquista (herida de humillación) se oculta una per- sona audaz, aventurera, con una enorme capacidad para desenvol- verse en diversos ámbitos, entre otros:
Conoce sus necesidades y las respeta.
Es sensible ante las necesidades de los demás y es capaz también de respetar la libertad de cada persona.
Es buen mediador y conciliador, susceptible a ser objetivo. Es jovial, ama el placer y hace sentir a los demás cómodos. Es de naturaleza generosa, servicial y altruista.
Posee talento de organizador, sabes reconocer sus talentos. Es sensual, sabes sentir placer en el amor.

Tiene gran dignidad y manifiesta su orgullo.
Detrás del controlador (herida de traición) se oculta general- mente una persona que tiene cualidades de dirigente:
por su fuerza, es hábil para brindar seguridad y protección.
Tiene muchos talentos. Es sociable y con buen sentido del humor.
Posee la habilidad de hablar en público.
Es apta para percibir y dar valor al talento de cada persona, nos
ayuda a adquirir más confianza en sí mismos.
Es capaz de delegar, lo cual ayuda a otros a valorarse.
Sabe de inmediato cómo se sienten los demás y reduce el drama- tismo al hacerlos reír.
Es capaz de pasar muy rápido de una situación a otra y de ma- nejar varias cosas al mismo tiempo.
Hoy toma decisiones sin vacilar. Encuentra lo que es necesario y se rodea de las personas que requiere para poder proceder a la acción.
Es capaz de lograr grandes hazañas en diversos campos.
Confía en el universo y en su fuerza interior. Es capaz de ceder por completo.
Detrás del rígido(herida de injusticia) se oculta una persona creativa, con mucha energía, dotada de enorme capacidad de tra- bajo, la cual;
es ordenada y excelente para producir un trabajo que exige precisión.
Es cuidadosa, muy dotada para ocuparse y vigilar detalles.
Tiene la capacidad de simplificar y explicar con claridad para
enseñar.
Es muy sensible, sabe lo que sienten los demás sin perder de vista sus propios sentimientos.
Sabe lo que debe saber en el momento oportuno.
Encuentra a la persona precisa para realizar una tarea específica
y la palabra exacta y justa que decir.

Es entusiasta, llena de vida y dinámica. No necesita a otros para sentirse bien
Al igual que el huidizo, en caso de urgencia sabe que hacer y lo hace ella misma.
Consigue enfrentar situaciones difíciles.
Como habrás podido comprobar, algunas fuerzas existen en mas de una herida, lo cual surte el efecto de multiplicar a las primeras, para transformarlas en triunfos extraordinarios y así manifestar lo que deseas. Al reconocer a la persona única que eres, no puedes dejar de ser una fuente de inspiración que infunde energía.
Repito que la creación de nuestras máscaras expresa la mas gran- de traición de todas: La de olvidar que somos DIOS.

CAPÍTULO 11
CÓMO QUERERTE A TI MISMO Y LOGRARLO SIN
DISTRACCIONES

ara mi el aceptar que la libertad que anhelamos todos se en- cuentra en nosotros mismos, la aceptación tiene que estar en nosotros mismos, dejar de pensar que el cambio lo tienen que hacer los demás, dejamos de pensar que la causa esta afuera, em- pezando a ser adultos emocionales, dejamos de pensar en pedir y
empezamos a dar.
En donde tenemos que empezar a insidir para producir un cam- bio social? Pues en cada uno de nosotros, somos una pequeña parte de un todo, somos una conciencia en un océano de conciencias, si queremos que nuestro mundo cambie, tenemos que cambiar cada uno de nosotros, y de eso se trata todo esto, ahora dejemos al mun- do tranquilo, salvo para darnos cuenta de que el mundo en que vi- vimos refleja el estado de nuestra conciencia.

La visión negativa que tenemos de nosotros mismos, es un fac- tor determinante para que aparezcan diversos trastornos, una vez que hayas reconocido el tipo de herida que tienes, es de vital im- portancia empezar a quererte a ti mismo, Si la autoestima no posee suficiente fuerza, seguirás viviendo mal y seguirás siendo infeliz. Querernos a nosotros mismos es el primer paso para nuestro cre- cimiento personal.
La capacidad de modificar nuestra realidad esta en nuestras ma- nos: si lo que estamos obteniendo no nos satisface, es momento de evaluar lo que estamos emitiendo.
La libertad solo existe en nuestra mente, ser libre no significa hacer lo que se quiere; ser libre es reconocer la responsabilidad en las elecciones que consciente o inconscientemente han creado la realidad que vivimos.
Libre es quien reconoce lo necesario del lugar que ocupa, del cuerpo que habita y el entorno que lo rodea, libre es quien rem- plaza la lucha por la comprensión, pues solo esta abre las puertas de la posibilidad. ¿Quieres cambiar tu realidad? Entonces prime- ro comprende. ¿Qué te llevo hasta ahí? Y segundo ¿Qué necesitas aprender de ello?. Hazte responsable de tu vida ahí esta la llave para abandonar la cárcel que creo tu mente para ti.
Entonces recuerda esto siempre; nuestros sentimientos se origi- nan en nuestro sistema de creencias, por ende tienen el propósito de que podamos conocer la información que hay en nuestra men-

te, son los sentimientos los que nos ayudan a reconocer nuestra ignorancia.
Nuestros sentimientos negativos se originan en la idea de que la vida debería ajustarse a nuestra manera de pensar, es decir que la vida debería ser como nosotros creemos que debería de ser, que los demás deberían portarse como nosotros creemos que lo deberían hacer, cosa que por si aún no te habías dado cuenta jamás va a suce- der. Si podría, si tienes un bajo autoestima.
Los sentimientos nos son dados para reconocernos a nosotros mismos, así como los sentidos nos son dados para conocer el mun- do exterior. No tenemos el derecho de usar nuestros sentimientos para responsabilizar a los demás de ellos, no podemos usar nuestros sentimientos para legitimar la agresión y violencia de querer cam- biar al otro.
Los sentimientos no dan derecho, generan un deber: el deber de que los uses para crecer, para aprender y para hacerte cargo de ti.
La rabia no te da derecho a maltratar a otro; genera el deber de que aprendas a procesarla, de que comprendas que te enseña y entonces en ese momento la rabia será sabiduría que permita una acción consciente.
Los sentimientos son maestros que nos enseñan a cumplir con nuestro mayor deber: hacernos cargo de nosotros mismos.
Esa comprensión solo es posible a través de la experiencia de vivir cada aspecto reconociendo que cada circunstancia y momento de la vida hay una verdad por ser descubierta.
La espiritualidad tiene mucho mas que ver con el mas acá que con el mas allá, es aquí en donde esta nuestro aprendizaje es la vida la maestra que necesitamos.
¿Cómo comemos? ¿Cómo tratamos nuestro cuerpo? ¿Cómo son nuestras relaciones con los demás? ¿Cómo nos adaptamos a las experiencias que nos ofrece la vida? ¿Qué tanto hemos aprendido a hacernos cargo de nuestros sentimientos? ¿Cómo vamos con el proceso de aprender a ser felices por nosotros mismos? ¿Qué tanto hemos aprendido a renunciar a querer cambiar a los demás y dejar

de interferir en sus aprendizajes? ¿Qué tanta disciplina has logrado tener en la vida? ¿Qué tanto has aprendido a cumplir lo que dices?
Tu tarea no es sanar a las personas tóxicas, tu tarea es sanar en ti lo que te ha conectado a ellas.

AHORA PREGUNTATE ESTO

¿Porque tú crees que no está mejorando tu autoestima?
Independientemente de la información que te he otorgado que es muy importante que estes capacitado en el tema, déjame reve- larte algo que a mí me ha funcionado y es el paso a seguir; ¿Por qué crees que no estas teniendo la seguridad y certeza en ti que deberías? ¿Qué crees que está fallando? ¿Te habías planteado esta pregunta? ¿Has hecho realmente algo antes de leer mi libro que te haya dado resultado? ¿Pero aun así no tienes autoestima?
¿Podrías estar gestionando y recordando que quizá fueron tus padres los que mermaron tu autoestima?
Que tu padre te decía; ¡¡es que no puedes!!
O tu madre diciéndote; no, apártate que lo vas a estropear. Eres demasiado pequeño para hacerlo.
Como estos ejemplos pueden haber miles, eso fue lo que en al- gún momento las personas alrededor tuyo te programaron incons- cientemente. Y fue normal que tu terminaras creyéndolo, porque estabas en una etapa de tu vida donde verdaderamente estabas construyendo tu personalidad, Si eso te ocurrió, quiero decirte que ya paso, no hay nada que hacer, sin embargo, ya está en el pasado.
¿Ahora cómo vamos a solucionarlo?
Quiero explicarte la estrategia más poderosa para cambiar la au- toestima y aumentar la seguridad en ti, tener la convicción de que puedes hacer y lograr todo lo que te propongas con felicidad; no importa que obstáculo se ponga enfrente, los podrás superar.
Esa para mi es la verdadera libertad personal, y esa libertad em- pieza solo en tu interior.

No trates de evitar los obstáculos en la vida, se trata de ser más grande que los obstáculos, si tú crees que lo que tienes que hacer en esta vida es evitar problemas, entonces ese va a ser tu principal problema.
Porque en la vida, si tú no tienes problemas derivados de querer alcanzar tu sueños, entonces la vida te pondrá problemas que no son derivados de ir a buscar tus sueños; cual es la diferencia? Que el problema derivado de alcanzar tus sueños vale la pena y la alegría de ir por tus sueños.
El problema no derivado de no ir a buscar tus sueños, ese si que no vale la pena de ir a pagar el precio.
¿Entonces, como elevar tu autoestima? la autoestima se gana por cumplir tus metas; Por cumplir lo que has dicho que vas a ha- cer; cuantas veces te has propuesto hacer algo, que cuando lo has cumplido automáticamente empiezas a tener un grado de satisfac- ción enorme y, has aumentado el grado de creencia de que verda- deramente lo has logrado. Lo que quiero decirte es que un paso en la dirección correcta es infinitamente superior a mil años pensando a cerca de ello.
Yo lo experimenté al tratar de hacer varias cosas, afirmaciones, rituales etc., pero me di cuenta de que el poder de establecer me- tas, a largo a medio y a corto plazo, y de cumplir cada una de esas metas, cada vez que tu cumples esa meta que te lleva a la meta más grande, aumentas tu autoestima, aumentas la confianza en ti, au- mentas tu poder y tu percepción de ti mismo de que eres capaz de solucionar cualquier problema y superar cualquier obstáculo, Piensa en grande y empieza paso a paso.
Ten una gran meta y empieza con pasos de bebe, así empezamos el inicio de nuestra vida recuérdalo, primero un bebe gatea, después empieza a caminar y luego a correr, y recuerda ese proceso también en el cual aprendiste a como caer cuando eras niño, Analiza porque este orden es el correcto y un bebe no puede pasar de la cuna a co- rrer? ¿Lo ves? Esta clarísimo, tiene sentido todo esto para ti?

Un bebe tuvo que aprender a sentir dolor para evitar caerse de nuevo, entonces es igual, es el dolor lo que nos corrige, si tu evitas el dolor, evitas el aprendizaje y evitas la corrección.
El dolor no solo te corrige, el dolor te forza a seguir adelante. No te rindas, aprende de tu dolor y empieza a intentarlo con más inteligencia, y eso es lo que marca la diferencia en cualquier obs- táculo que se te presente en las diferentes áreas de tu vida, porque esta fórmula sirve para todo. Entonces que es lo que te quiero de- cir con todo esto, es que cada vez que tu tengas un dolor no es el momento de abandonar, es el momento de corregir y continuar y eso es precisamente lo que hará que tu aumentes tu autoestima, sin embargo cuando tu quieres hacer algo y tu estas abandonando, eso esta mermando tu autoestima, porque tú le estas enseñando a tu mente que no vales, que tu no puedes, que tu no eres suficiente, la mejor manera de subir la autoestima es cumpliendo tus promesas, es haciendo lo que has dicho que vas a hacer.

COMO NO DISTRAERTE
Trampas del estado de ánimo a las que prestar atención El problema del alivio inmediato
Hoy el estado de ánimo depresivo nos impulsa a hacer cosas que nos pueden hacer sentir aún peor. Cuando nos encontramos mal y la amenaza del estado depresivo se cierne sobre nosotros, lo que queremos es volver a encontrarnos bien. Y como el cerebro ya sabe por experiencia que le ayuda a recuperarse a la mayor velo- cidad posible, sentimos el impulso de hacer lo que haga falta para que el estado de ánimo depresivo desaparezca cuanto antes. Nos anestesiamos, nos distraemos y reprimimos la emoción. Algunos lo consiguen con alcohol, drogas o comida. Otros ven la televi- sión durante horas o se pasan el día en las redes sociales. Todas esas

estrategias nos resultan atractivas por qué funcionan…… a corto plazo. Nos ofrecen una distracción instantánea y hacen que nos olvidemos de lo que anhelamos. Al menos hasta que apagamos el televisor, cerramos la aplicación o se nos pasa la borrachera, qué es cuando vuelve la emoción. Y cada vez que completamos uno de esos ciclos, la emoción vuelve con más intensidad.
Para encontrar el modo de gestionar el estado de ánimo depresi- vo, tenemos que reflexionar acerca de cómo reaccionamos ante esas emociones y sentir compasión por nuestra necesidad de alivio, qué es humana, además de ser honestos con nosotros mismos acerca de qué intentos de afrontar la emoción acaban empeorando las cosas a largo plazo.
Con frecuencia no percibimos inmediatamente la eficacia de lo
que mejor funciona a largo plazo.
Prueba esto: usa estas preguntas como punto de partida para re- flexionar acerca de tus estrategias de respuesta habituales ante un estado de ánimo depresivo.

• ¿A qué estrategias de respuesta recurres cuando estás triste?
• ¿Te ofrecen estas estrategias un alivio inmediato del dolor y del malestar?
• ¿Qué efecto tienen a largo plazo?
• ¿Qué te cuestan? (No en términos de dinero sino de tiem- po, esfuerzo, salud y avance.)

Patrones de pensamiento que nos hacen sentir peor

Tal como te he comentado, la relación entre pensamiento y emo- ción es bidireccional. Los pensamientos a los que dedicamos tiempo afectan a lo que sentimos, pero lo que sentimos también afecta a las pautas de pensamiento que aparecen. A continuación, te mostraré alguno de los signos cognitivos de pensamiento que solemos expe- rimentar cuando tenemos un estado de ánimo depresivo. Quizá te

resulten familiares ya que son algo actual y todos los tenemos en mayor o menor medida. Sin embargo, es más probable que se ac- tiven durante las fluctuaciones emocionales y del estado de ánimo. Entender que son y empezar a detectarlos cuando aparecen su-
pone dar un gran paso adelante para restarles poder.

Leer la mente

Para los seres humanos es crucial tener cierta idea de lo que piensan y sienten las personas que nos rodean. Vivimos en gru- pos y dependemos los unos de los otros, por lo que pasamos gran parte de nuestras vidas intentando adivinar qué piensan y sienten los demás. Sin embargo, cuando estamos sumidos en el estado de ánimo depresivo, es mucho más probable que asumamos que esas suposiciones son ciertas.
Tal vez te hayas dado cuenta de que cuando tienes la moral por los suelos necesitas más reafirmación por parte de los demás. Si no la obtienes, es posible que asumas automáticamente que piensan mal de ti. No obstante, se trata de un sesgo, y es muy posible que tú seas tu peor crítico.
Cuando estamos desanimados, basta con que algo nos salga mal para que se nos tuerza el día entero. Se nos derrama un poco de café por la mañana y lo ensuciamos todo. Nos estresamos y nos frustramos porque no queremos llegar tarde. La sobre generaliza- ción consiste en interpretar que este suceso aislado es una señal de que hoy será “uno de esos días”. Nada nos sale bien, siempre todo va mal. Le empezamos a pedir al universo que nos dé un respiro, porque parece que hoy se ha propuesto meternos el dedo en el ojo. Cuando esto sucede empezamos a esperar que más cosas vayan mal y, a partir de ahí, todo es cuesta abajo hacia la desesperanza. La sobre generalización tiende a aparecer sobre todo cuando sufrimos dolor a raíz de una ruptura. Cuando una relación termina, nues- tros pensamientos empiezan a sugerir que eso significa que nunca

tendremos una relación que funcione y que nos será imposible ser felices con nadie más. Son pensamientos normales, pero si no los mantenemos a raya, acaban agravando el dolor y el desánimo.
Cuando estamos en una situación complicada y no vivimos nuestro mejor momento, nuestro foco de atención tiende a estre- charse. Nos resulta más difícil tener en cuenta las opiniones y los puntos de vista de los demás, así como entender que sus valores pueden ser distintos a los nuestros. Ese sesgo nos puede causar pro- blemas en las relaciones personales, porque puede interferir en la conexión que sentimos con los demás.
Por ejemplo, nos imponemos una norma de vida, “tengo que ser siempre puntual para todo”. La aplicamos a los demás y nos sen- timos ofendidos o dolidos cuando la incumplen. Eso puede hacer que seamos menos tolerantes con los demás, que nuestro estado de ánimo empeore y que a esto se le sume tensiones en las relaciones. Esto equivale a intentar controlar lo incontrolable, lo que, inevita- blemente, aboca nuestro estado de ánimo a otra espiral descendente.

RACIONAMIENTO EMOCIONAL

Al igual que los pensamientos no son hechos objetivos, las emo- ciones tampoco. Las emociones aportan información, pero cuando esa información es potente, intensa y perturbadora, como a veces lo son las emociones, tendemos a creer en ellas como si fueran un reflejo verdadero de lo que sucede. “Es lo que siento, así que ha de ser verdad”. El razonamiento emocional es un sesgo cognitivo que nos lleva a creer que lo que sentimos es la prueba de que algo es cierto, incluso aunque exista una gran cantidad de evidencias que sugieren que no lo es.

FILTRO MENTAL

La cuestión es que cuando creemos algo, el cerebro humano es- canea la realidad en busca de signos de qué estamos en lo cierto, porque la información que cuestiona nuestras creencias respecto a nosotros mismos o el mundo supone una amenaza psicológica. Las cosas de repente se vuelven impredecibles y no nos sentimos seguros, así que el cerebro tiende a descartar la información discor- dante y a aferrarse a lo que sea que encaje con nuestras experiencias previas, incluso aunque nos causen malestar. Por lo tanto, cuando lo pasamos mal, estamos bajos de moral y creemos que somos un fracaso, el cerebro actúa como un colador y se deshace de cualquier información que sugiera lo contrario, al tiempo que retiene todo lo que a apunte a que no hemos conseguido lo que se espera de nosotros.
En términos evolutivos, tiene sentido que, cuando nos sentimos vulnerables, nos mantengamos alerta y prestemos atención a las po- sibles amenazas. Pero si queremos salir del pozo, debemos recordar la existencia del filtro mental.
¡Cuidado con esos “tengo que” y” debería”! No me refiero al sentido del deber sano y normal que tenemos para nuestra comuni- dad, sino a las expectativas infinitas que nos catapultan a una espiral descendente de infelicidad. “Tendría que ser más así, me debería sentir más asá.”
Estos están íntimamente relacionados con el perfeccionismo. Por ejemplo, si creemos que no debemos fallar nunca, nos aguar- dará una verdadera montaña rusa emocional y un conflicto con nuestro estado de ánimo cuando nos equivoquemos o nos encon- tremos con algún obstáculo. Uno puede esforzarse al máximo para alcanzar el éxito y, al mismo tiempo, aceptar que cometerá errores por el camino como te estaba comentando unas páginas atrás, sin embargo, sí nos imponemos expectativas poco realistas, quedare- mos atrapados en ellas y sufriremos siempre que algo indique que no estamos a la altura. Así que presta atención a estos “tengo que” y

“debería”. Cuando ya tienes problemas con tu estado de ánimo, no es realista y no te ayuda en nada esperar a hacer, ser y tener todo lo que haces, eres y tienes cuando estás en tu mejor momento.
El pensamiento “todo o nada” o “pensamiento en blanco y ne- gro”, Es lo que se llama pensamiento dicotómico, ese es otro sesgo cognitivo que puede empeorar nuestro estado de ánimo si lo man- tenemos a raya. Aparece cuando lo pensamos en absolutos o en extremos. O tengo éxito o soy un fracasado. Si no tengo un aspecto perfecto, soy feo. Si cometo un error, hubiera sido mejor no hacer nada. Este pensamiento polarizado no deja margen a las zonas gri- ses que, con mucha frecuencia, se aproximan más a la realidad. El motivo por el que este patrón de pensamiento nos lo pone todo más difícil es que nos hace vulnerables a reacciones emocionales más in- tensas. Sí suspender algo importante significa que eres un fracasado como persona, las consecuencias emocionales del suspenso serán más extremas y superarlas te resultará más difícil, Esto te lo comen- to por experiencia propia, por qué yo solía ser una persona rígida derivada por una herida de mi infancia, Y créeme este pensamiento polarizado aparece con más facilidad cuando tenemos un estado de ánimo depresivo.
Sin embargo, es importante recordar que no es porque el ce- rebro se equivoque o funcione mal. Lo que sucede es que cuando estamos sometidos a mucho estrés, el pensamiento dicotómico nos proporciona cierta sensación de predictibilidad v certidumbre acer- ca del mundo. A cambio, perdemos la oportunidad de reflexionar más lógicamente, y su pesar las distancias caras de un argumento y te llegará una decisión más informada.

QUE HACER CON LOS SESGOS COGNITIVOS

¿Qué puedes hacer ahora que conoces algunos de los sesgos cog- nitivos más habituales que pueden empeorar tu estado de ánimo?

No podemos evitar que lleguen esos pensamientos, pero lo impor- tante es identificarlos como lo que son (sesgos) y, a continuación, determinar cómo responder ante ellos. Sí somos capaces de recono- cer que todos y cada uno de nuestros pensamientos no reflejan más que una idea entre muchas posibles, nos abrimos a la posibilidad de considerar otras ideas. Esto significa que el pensamiento original ejerce menos poder sobre nuestro estado emocional.
Para estar seguros de que respondemos como queremos, antes tenemos que identificar los sesgos en el momento en que aparecen. Si no damos un paso atrás y no los identificamos como sesgos, nos los creeremos como si fueran un fiel reflejo de la realidad. En este caso pueden alimentar el estado de ánimo depresivo e influir en lo que hacemos a continuación.
Detectar estos sesgos parece algo obvio y sencillo. Pero eso no significa que siempre sea fácil. Cuando estamos inmersos en ese momento concreto, no experimentamos únicamente un pensa- miento qué podemos ver con claridad, sino un embrollo de emo- ciones, sensaciones físicas, imágenes, recuerdos e impulsos. Todo a la vez. Además, estamos tan acostumbrados a funcionar en piloto automático que detenernos a comprobar los detalles del proceso puede exigir mucha práctica.
A continuación, encontrarás algunas de las maneras en que pue- des empezar a detectar los sesgos cognitivos y el impacto que ejer- cen en ti.

Manos a la obra

Los estados emocionales intensos nos pueden impedir pensar con claridad, por lo que quizá sea más fácil empezar a reflexionar acerca de los sesgos cognitivos una vez que hayan pasado las emo- ciones. Ver las cosas en retrospectiva te ayudará a tomar cada vez más conciencia, hasta que, poco a poco, esa conciencia llegue en tiempo real.

Empieza a escribir un diario y elige momentos específicos en los que centrarte (Tanto positivos como negativos.) Diferencia entre lo que pensabas en ese momento, las emociones que identificaste y las sensaciones físicas que las acompañaron. Una vez que hayas anota- do los pensamientos, repasa la lista de sesgos y comprueba si algu- no de los pensamientos que ha registrado podrías reflejar un sesgo. Si estás en ese momento concreto y tienes la oportunidad de escribir, ponte manos a la obra y pon por escrito los pensamientos las emociones y las sensaciones corporales. Intenta usar un lenguaje que te ayude a distanciarte de los pensamientos y de las emociones., por ejemplo,” estoy pensando que….” O” detecto las siguientes emociones…”. Este uso del lenguaje te ayudará a alejarte de los pensamientos y de las emociones y al verlos como una experiencia
que te está abrumando, pero que no es una verdad absoluta.
Si tienes a alguien en quien confías y con quien te puedas sin- cerar, explícale qué sesgos cognitivos tiendes más y pídele que te ayude a identificarlos y a cuestionar. Ten en cuenta que esto exige que mantengas una muy buena relación con alguien con capacidad de aceptación y de respeto, que te apoye en tu decisión de trabajar para cambiar y crecer. No es fácil que te cuestionen en un momento de alta intensidad emocional, por lo que, si optas por esta estrategia, planificarla con cuidado y asegúrate de que te puede ir bien.
El mindfulness, o atención plena, es una manera ideal de conse- guir una imagen a vista de pájaro de qué hacen los pensamientos, y reservar un periodo del día concreto a prestar atención a los pensa- mientos es una idea maravillosa. Será tu práctica formal para crear esa habilidad de distanciarte de tus pensamientos y observarlos sin juzgar.

ALGUNOS CONSEJOS CON TODO MI AMOR
Cuando trabajamos para tomar conciencia de nuestros pensa- mientos, tenemos que hacer el esfuerzo de darnos cuenta de que esa pauta de pensamiento no es más que una de las muchas inter- pretaciones posibles del mundo y darnos permiso para valorar las

alternativas. Identificar estos sesgos cognitivos tan habituales y eti- quetarlos te ayudarán precisamente a eso.
No es algo que se pueda hacer de un día para otro, ni basta con una sola vez. Requiere una práctica y un esfuerzo continuos. Es muy posible que unas veces no identifiques los pensamientos como la manifestación propia y que otras veces los identifiques y los abordes desde un punto de vista alternativo qué te resulte más útil. Aunque hay personas que intentan encontrar la respuesta co- rrecta cuando buscan alternativas, lo que importa no es tanto el enunciado exacto del punto de vista alternativo como la práctica de detenerse antes de dar por bueno un pensamiento y de valorar acti- vamente otras posibilidades. Por norma general, resulta útil buscar una perspectiva que parezca más equilibrada, justa y compasiva y que tenga en cuenta toda la información disponible. Las emociones tienden a suscitar posturas extremas y sesgadas. Sin embargo, la vida acostumbra a ser más compleja y está llena de zonas grises. No pasa nada por no tener una opinión definida acerca de algo mientras nos detenemos a reflexionar sobre los distintos puntos de vista po- sibles. Así que date permiso para reflexionar y suspender el juicio durante tanto tiempo como necesites. Refuerza esa capacidad de tolerar el desconocimiento. Cuando actuamos así, decidimos dejar de vivir la vida en función de los primeros pensamientos que se nos vienen a la cabeza. Las decisiones se vuelven más conscientes
y reflexivas.

COSAS QUE AYUDAN

Distanciarse

Cuando te encuentras bajo de moral, los pensamientos los pueden consumir de un modo muy similar. El cerebro recibe del cuerpo el mensaje de que las cosas no van bien y empieza a buscar

todos los motivos por los que nos encontramos así. En un abrir y cerrar de ojos, tenemos la cabeza llena de pensamientos negativos y autocríticos.
Si nos aferramos a estos pensamientos y permitimos que nos consuman, pueden hacer que el estado de ánimo empeore aún más. Todos esos libros de autoayuda que proclaman que tenemos que pensar en positivo pasan por alto el hecho de que no podemos con- trolar los pensamientos que llegan a la mente. Lo que sí podemos
controlar es que hacemos una vez que están ahí.
Tomar distancia es una de las habilidades más importantes a la hora de aprender a gestionar tanto los pensamientos como el im- pacto que ejercen en nuestro estado de ánimo. Parece algo difícil de conseguir una vez que tenemos esos pensamientos metidos en la mente, pero los seres humanos tenemos un recurso muy potente que nos ayuda a distanciarnos de los pensamientos y tomar la pers- pectiva necesaria. Se llama “metacognición”, un término rebuscado para designar lo que piensas acerca de lo que piensas.
Los seres humanos tenemos la capacidad de pensar. Pero tam- bién tenemos la capacidad de pensar en lo que estamos pensando. La metacognición es el proceso de dar un paso atrás para tomar la distancia suficiente y ver lo que son en realidad los pensamientos. Al hacerlo, pierden parte del poder que ostentan sobre nosotros y sobre cómo nos sentimos y nos comportamos. Elegimos cómo responder en lugar de sentirnos controlados y empujados por algo. Aunque quizás te parezca un concepto complicado, la metacog- nición no es más que el proceso de identificar los pensamientos que surgen en la mente hoy y de observar cómo nos hacen sentir. Inténtalo: detente unos minutos y observa hacia dónde se dirige la mente. Date cuenta de que puedes elegir centrarte en un pensa-
miento, Déjalo pasar y espera a que llegue el siguiente.
El poder que llegue a tener cualquier pensamiento depende de la medida en que nos lo creamos. De la medida en que creamos que es cierto y tiene sentido. Cuando observamos nuestros propios procesos de pensamiento de este modo, empezamos a ver los pen-

samientos por lo que son (y por lo que no son). Los pensamientos no son hechos objetivos. Son una combinación de opiniones, jui- cios, historias, recuerdos, teorías, interpretaciones y predicciones acerca del futuro. Es un ideas que el cerebro plantea como posibles explicaciones que nos ayudan a entender el mundo que nos rodea. Sin embargo, el cerebro cuenta con información limitada con la que operar. Además, su trabajo consiste en ahorrarnos tanto tiempo y tanta energía como sea posible. Eso significa que toma atajos y fór- mula suposiciones y predicciones continuamente.
El mindfulness, o atención plena, es una herramienta fantástica para practicar la observación de los pensamientos y reforzar ese músculo mental que nos permite percibir un pensamiento y decidir no aferrarnos a él, si no dejarlo pasar y tomar una decisión delibe- rada acerca de dónde centrar la atención.
MINDFULNESS: PONER EL FOCO

Anteriormente te he enumerado algunos de los sesgos cogni- tivos que aparecen con más frecuencia cuando nuestro estado de ánimo es bajo. Aunque algunos libros de autoayuda nos instan a pensar en positivo y ya, el problema es que no podemos contro- lar los pensamientos que nos llegan. Sí intentamos no pensar unos pensamientos determinados, por defecto ya los estamos pensando. Además, no es realista.

Muchas personas se enfrentan a dificultades enormes en su vida cotidiana. No hagas tú carga aún más pesada imponiéndote la inal- canzable expectativa de producir exclusivamente pensamientos po- sitivos en momentos terribles. Es muy probable que sólo consigas añadir más pensamientos autocríticos cuando te des cuenta de que no lo puedes hacer y lo consideras un fracaso personal.

Se dice que, si cambiamos lo que pensamos, cambiaremos lo que sentimos. Sin embargo, A veces no es así. Las cosas no acaban ahí. La relación es bidireccional. Cómo nos sentimos influye también en el tipo de pensamientos que pueden aparecer en nuestra mente y nos hacen más vulnerables a experimentar pensamientos negativos y autocríticos. Incluso aunque sepamos que nuestros patrones de pensamiento no nos ayudan, cuando nos encontramos mal, es su- mamente difícil pensar de otra manera, y aún lo es más ceñirnos a la norma de tener” sólo pensamientos positivos”.
Qué tengamos pensamientos negativos no significa que estuvie- ran ahí primero y que sean la causa de nuestro bajo estado de áni- mo. Por eso, cambiar la manera de pensar no es la única solución. Nuestra forma de pensar no lo es todo, ya que todo lo que hacemos o dejamos de hacer también tiene mucho que ver con cómo nos sentimos. Cuando nos encontramos mal, lo que queremos es es- condernos y punto. Y como no nos apetece hacer nada de lo que normalmente disfrutamos haciendo, pues no lo hacemos. Sin em- bargo, desconectar de ello durante demasiado tiempo sólo consigue que nos sintamos peor. Este círculo vicioso también es aplicable al estado físico. Imagino que llevas una semana de mucho ajetreo y no has tenido tiempo de hacer deporte. Estás cansado y bajo de ánimo, así que lo último que quieres es ponerte a hacer deporte. Cuanto

más evitas el ejercicio físico, más aletargado y bajo de energía te sientes. Cuando estás bajo de energía, la probabilidad de que hagas ejercicio se reduce y el estado de ánimo empeora. El estado de áni- mo depresivo nos pista para que hagamos precisamente las cosas que nos hunden más.
Caer en este círculo vicioso es muy fácil, por qué los distintos aspectos de nuestra experiencia se influyen entre sí. Pero, aunque esto explica de qué forma nos quedamos estancados, también nos muestra la salida.
Es normal que el estado de ánimo fluctúe. Nadie está siempre contento. Sin embargo, tampoco tenemos por qué estar a merced de esos altibajos. Recuerda que aquí te he dado herramientas para que puedas Encontrarte mejor.
Es probable que el estado de ánimo depresivo refleje necesi- dades insatisfechas que un mal funcionamiento del cerebro. Cada momento de nuestras vidas se puede descomponer en los diversos aspectos que componen la experiencia. Estos aspectos influyen en- tre sí. Esto explica por qué quedamos atascados en espirales descen- dentes tengo un bajo estado de ánimo o incluso la depresión.
Recuerda que las emociones se construyen a partir de varios ele- mentos sobre los que podemos influir, no podemos elegir directa- mente nuestras emociones y cambiar, aunque sí podemos aprove- char lo que podemos controlar para cambiar cómo nos sentimos.
La desregulación del sistema nervioso no ocurre de la noche a la mañana, aunque un día podamos despertarnos abrumados por los síntomas, eso no significa que de repente nos hallamos enfermado sin razón.
La desregulación del sistema nervioso normalmente viene desde nuestra infancia, dónde quizá desarrollamos las heridas de apego o vivimos traumas para los que no teníamos las herramientas necesa- rias para manejar. Años y años de estrés y mecanismos de afronta- miento inadecuados dejaron a nuestro sistema nervioso incapaz de recuperarse y nos empujaron a una respuesta crónica de supervi-

vencia, al final…. Comenzamos a desarrollar síntomas debido a la
desregulación de nuestro sistema nervioso y el estrés crónico.
Cuando tu sistema nervioso comprenda que finalmente estás a salvo te sentirás agotado, en un estado protector, el cuerpo utiliza una energía tremenda, priorizando la supervivencia por encima de todo. Así que cuando tu sistema nervioso puede experimentar se- guridad constante después del trauma, el cuerpo se dirigirá el des- canso y la recuperación.
Se amable contigo mismo. Permítete moverte lentamente, y de- cir no. Tu cuerpo te ha servido bien y ahora necesita reponerse.

Cuando dejas de ver tus síntomas como problemas, puedes em- pezar a verlos como mensajes de partes de ti mismo qué has estado reprimiendo, esto cambiará la dinámica de temor y odiarse a sí mis- mo a una de amor propio y compasión.
Cuando estés preocupado constantemente y estresada tu cere- bro y sistema nervioso Funciona de una manera principalmente enfocada en mantenerte seguro. Sin embargo, cuando dejas de cul- parte y te enfocas en la curiosidad y compasión, tu cerebro y tu sistema nervioso cambian a un modo diferente qué es más pacífico y productivo.
Tu sistema nervioso no se comunica con tu mente consciente y no entiende el lenguaje, en su lugar, ópera reconociendo patrones. Y recorre las mismas vías neuronales una y otra vez para ahorrar energía. Cuando estás atrapado en un patrón de estrés, tu sistema nervioso se sensibiliza (se siente abrumado). Cuando esto ocurre empiezas a experimentar síntomas. Tu cerebro se queda atascado en” modo de ahorro de energía” dentro de una fisiología sintomá- tica. Esto se convierte en nuestro estado predeterminado.
Cuando desarrollamos una enfermedad crónica, quedamos atra- pados en un estado poco útil experimentamos síntomas. Los sín- tomas nos dicen: “algo es demasiado y no puedo manejarlo” por ejemplo, demasiado estrés, muy poco amor. Para salir del estado predeterminado poco útil entrar en una fisiología óptima, necesi-

tamos reprogramar nuestra percepción sentida, es decir, el sistema nervioso.
Te tomó tantos años llegar a dónde estás ahora, así que es natural que la sanación tampoco ocurra de la noche a la mañana. Requiere de tiempo, paciencia y trabajo, pero nuestro sistema nervioso aprendió estos patrones protectores, y puede cambiar y evolucio- nar para aprender nuevos patrones que nos sirvan mejor.

ASI PUEDE VERSE UN SISTEMA NERVIOSO COLAPSADO

cansancio extremo o agotamiento, Incluso sin razón aparente.

Sensación de desconexión o distanciamiento emocional.

Dificultad para sentir alegría o entusiasmo
por actividades cotidianas.

Sensación de estar atrapado, sin salida, cómo si todo fuera demasiado.

Falta de motivación para actuar o tomar decisiones.

Dificultad para concentrarse o recordar cosas.

Sensación de aislamiento, incluso cuando estás rodeado de personas.

Necesidad de retirarse o evitar el contacto social.

Impotencia o desesperanza constante.

Cuando hablamos de regular el sistema nervioso principalmen- te pienso en dos fases, la primera fase es como una fase de creación donde queremos crear nuevos estados, más regulados dentro de nuestro sistema, donde aprendemos cómo interrumpir ciertos pa- trones nuestros. donde cultivamos una mayor sensación de presen- cia. Se puede trabajar, por ejemplo, con un entrenamiento cerebral, ejercicios para el nervio vago, todos esto básicamente crea un poco más autorregulación un poco más capacidad a nuestro sistema, y la segunda fase es algo que yo llamo a una fase más de liberación, don- de se puede trabajar con prácticas somáticas, ejercicios de la libe- ración de tensión y trauma, para trabajar con diferentes heridas de apego. es trabajo un poco más profundo, pero por mi experiencia es más eficaz. hacer este paso cuando primero hemos aprendido y nos hemos equipado con suficientes herramientas y con suficiente capacidad para nosotros, autorregularnos un poco más da seguri- dad a nuestro sistema y después de eso con más eficacia podemos ir más profundo en esta fase de la liberación donde trabajas con emociones o sensaciones o activación que se quedó atrapado dentro de nuestro cuerpo.

PATRONES DAÑINOS

Porque repetimos patrones dañinos o nos volvemos a encontrar una y otra vez en la misma situación? Te doy una explicación que veo mucho, esto es por tu historia de vida la mayoría de las veces vas a escoger el mismo caos porque te es familiar, porque ese es tu lugar conocido y seguro y no has conocido ese sentido de paz don- de tu sistema nervioso esté tranquilo porque seguramente creciste en ese caos y por eso sigues en esa misma búsqueda de ese mismo caos y eso seguirá pasando hasta que elijas sanar.

Quisiera enfatizar y profundizarlo un poco mas el tema del sis- tema nervioso central, por que de esa manera tu puedes empezar a gestionar la importancia de donde provienen esas emociones, en los primeros capítulos del libro te doy esa información, pero ahora te explico la importancia de la teoría polivagal.

La jerarquía evolutiva

El sistema nervioso autónomo está compuesto por dos ramas (el parasimpático y el simpático ) y, con la división del sistema para- simpático, 3 vías diferentes, todas ellas trabajando al servicio de la supervivencia.
Piensa en el sistema nervioso autónomo como un sistema ani- dado. El sistema vagal dorsal regulando los órganos situados por debajo del diafragma, incluyendo el sistema digestivo. El sistema nervioso simpático, el siguiente en llegar, se dedica en hacer circular la sangre, determinar los ritmos cardíacos, regular la temperatura corporal, responder a los cambios de postura y suministrar ener- gía al sistema para favorecer la pasión y El juego. El sistema más reciente, es el sistema ventral vagal, aporta la capacidad de conec- tar e involucrarse socialmente. El nervio vago ventral se encarga de

supervisar el sistema nervioso autónomo, envolviendo metafórica- mente los sistemas vagales simpático y dorsal en un cálido abrazo. Cuando le había autónoma más reciente dirige el sistema, el re- sultado es una sana homeostasis. El nervio vago es el componente principal de la rama parasimpática del sistema nervioso autónomo. No se trata del único nervio; de hecho, es una familia de vías neu- ronales que vagan (vago significa vagabundo en latín). Empezando por el tronco encefálico, el nervio vago dorsal repercute principal- mente en los órganos situados por debajo del diafragma, mientras que el nervio vago un ventral afecta principalmente a los órganos situados por encima del diafragma. A través de las vías vagales dor- sal y ventral, los mensajes se envían en dos direcciones. La informa- ción sensorial viaja del cuerpo al cerebro y la información motora regresa del cerebro al cuerpo, por lo que todo ello constituye una concurrida autopista de información bidireccional. Las dos vías va- gales representan cada uno de los extremos de la historia evolutiva del sistema nervioso autónomo. El nervio vagal dorsal más ances- tral y el nervio vagal ventral más reciente(exclusivamente mamífe- ro) se hallan en extremos opuestos de la secuencia de respuesta de inmovilización y desconexión vagal dorsal hasta la conexión social vagal, esto se refleja en la maduración de estas días en un bebé en
desarrollo.

La actividad autónoma se desarrolla durante el embarazo: los sistemas dorsales vagales y simpáticos son los primeros en apare- cer; y el nervio vago se mieliniza durante el último trimestre de la gestación y el primer año de vida. La experiencia vagal ventral es la de ser parte del mundo, conectando con el yo, capaz de acercarnos a los demás, estar abiertos al cambio y dispuestos a considerar posi- bilidades. Aquí se hallan la soledad y la conexión social, la emoción y el sosiego, la alegría y la tristeza, la frustración y la fluidez. Lo que une las diversas experiencias vagales centrales es una sensación de seguridad.

Durante mucho tiempo, filósofos y poetas han evocado la cara como el espejo del alma. Lo que se siente en el corazón puede verse en el rostro. Cuando el sistema nervioso autónomo evolucionó y el nervio vago ventral emergió en la parte superior de la jerarquía las raíces de 5 nervios craneales(el trigémino, el facial, el glosofarín- geo, el accesorio y el vagal) se juntaron en el tronco encefálico para crear un sistema de conexión social integrado. La vía vagal ventral del corazón conectó con las vías que controlan los músculos de la cara y la cabeza, regulando como vemos, oímos, expresamos emo- ciones con el rostro y volvemos inclinamos la cabeza, formando un vínculo “rostro corazón”. Esta conexión social es a la vez un sistema emisor y receptor, que nunca deja de cargar y descargar información sobre la vinculación. Continuamente emitimos infor- mación sobre nosotros y recabamos información sobre los demás. Cada elemento individual del sistema de conexión social envía se- ñales que alimentan o desalientan la conexión y, al mismo tiempo, sintoniza con otros sistemas de conexión social en busca de señales de advertencia o bienvenida.
Piensa en el sistema de conexión social como en tu circuito de seguridad autónomo. Nuestros ojos envían señales de seguridad y buscan señales de bienvenida en los ojos de los demás. Los oí- dos sintonizan con conversaciones, escuchando los sonidos de la amistad, mientras la boca emite el significado que hay detrás de las palabras. Movemos los hombros, giramos e inclinamos la cabeza, enviando señales de que acercándonos no entraña riesgos. Al en- contrar miradas, sonidos y gestos que invitan a la conexión, nos acercamos.
Al encontrar miradas, sonidos y gestos que envían señales de falta de seguridad, nos ponemos en guardia. El sistema de cone- xión social, con su excelente capacidad de percibir acciones a cada momento en otros sistemas, filtra el torrente de indicios inherentes a las interacciones sociales y responde acogiendo o disuadiendo la proximidad física y la conexión social.

Descender por la jerarquía

A veces, los acontecimientos superan la capacidad del nervio vago ventral de regular el sistema. Cabe esperar que la enfermedad y los episodios traumáticos desafíen el organismo, pero las expe- riencias cotidianas también pueden desencadenar la desregulación. Sentirse solo, tener demasiadas responsabilidades en un día, traba- jar en un entorno difícil encontrarse en una relación angustiante son sólo algunos ejemplos de las experiencias que pueden sobrepa- sar el sistema vagal ventral.
Pequeño ejercicio:
• ¿cuáles son las dificultades habituales que supones que van
a abrumar tu organismo?
• ¿Hay alguna dificultad fuera de lo común que suponga un
desafío excesivo para tu organismo?

Siguiendo la trayectoria predecible de la jerarquía autónoma, cuando nuestra capacidad vaga el ventral se ve mermada, descende- mos un peldaño en la jerarquía y nos adentramos en la energía del sistema nervioso simpático y las experiencias de lucha y huida. Esta respuesta de supervivencia la alimentan la adrenalina y el cortisol.
En este caso, somos un sistema en movimiento o, para ser exac- tos, un sistema en conmoción. Desbordados de energía moviliza- dora, ya no buscamos la conexión; ahora solo nos importa la super- vivencia. El cuerpo entra en acción, mientras que la capacidad de razonamiento complejo y flexible se ve afectada.

• ¿Qué es para ti la movilización?
• ¿A dónde te conduce la movilización?
• ¿A la lucha? O ¿a la huida?

Cuando la movilización no resuelve el malestar, el sistema ner- vioso autónomo desciende hasta el paso final de la jerarquía y se desmorona en la inercia vagal dorsal. La respuesta vagal dorsal, llamada el nervio vago primitivo, desconecta el sistema entero y lo pone en modo de conservación. Hoy la experiencia paga el dor- sal es una respuesta a lo que parece inevitable. El sistema nervioso autónomo busca creativamente una salida por medio del entume- cimiento, la desconexión y la disociación. Desde un estado vagal dorsal, cuesta hallar el camino de regreso a la conexión.
Entonces, Qué importante es estar al tanto de nuestro sistema nervioso. Ahora, los ejercicios polivagales se basan en la teoría po- livagal, desarrollada por el neuro científico Stephen Porges. Esta teoría se centra en el nervio vago, que como te comentaba es una parte fundamental del sistema nervioso autónomo y juega un papel crucial en la regulación de nuestras respuestas emocionales y fisio- logícas .

Resumiendo, la teoría polivagal sugiere que el nervio vago tiene 2 ramas principales que influyen en nuestras respuestas al estrés y la seguridad:

  1. rama vagal ventral; asociada con la conexión social, la cal- ma y la regulación emocional. Se activa en situaciones de seguridad y permite la comunicación y la interacción social.
  2. Rama vagal dorsal: asociada con la respuesta de “lucha o huida” y la disociación. Se activa en situaciones de peligro extremo, llevando a la inmovilización o a la desconexión emocional.

Los ejercicios polivagales están diseñados para ayudar a regular el sistema nervioso y promover un estado de calma y conexión.
Aquí hay algunos ejemplos:

Respiración Diafragmática:
Como hacerlo: siéntate o acuéstate en un lugar cómodo. Coloca una mano en tu abdomen y otra en tu pecho. Inhala profundamente por la nariz, asegurándote de que tu abdomen se expanda más que tu pecho. Exhala lentamente por la boca. (Haz 6 repeticiones)
Beneficios: ayuda a activar la rama Vagal ventral, promoviendo
la calma y la relajación.

Ejercicios de movimiento
Como hacerlo: realiza movimientos suaves como estiramientos, o caminatas. Presta atención a cómo se siente tu cuerpo mientras te mueves.
Beneficios: el movimiento puede ayudar a liberar la tensión acu- mulada y activar el sistema nervioso positiva.

Conexión social:
cómo hacerlo: dedica tiempo a interactuar con amigos o seres queridos. Practica la escucha activa y la comunicación abierta.
Beneficios: comenta la activación de la rama vagal ventral lo que
puede mejorar tu estado emocional y reducir el estrés.

El papel de la conciencia en la sanación

Para cuando el estrés crónico desencadene ataques de pánico se- veros, Tu sistema nervioso estará agotado. Habías ignorado todas las señales de advertencia y decías “adelante”, que es como muchos de nosotros nos podemos relacionar. Se habría convertido en un hábito seguir adelante a pesar de las desesperadas llamadas internas para descansar que recibías de tu sistema nervioso.
Episodios de ansiedad, desrealización, nausea, vértigo y más se convirtieron en síntomas que ignorabas y con los que lidiabas para mantener tu estilo de vida ocupado y evitar los principales factores de estrés en tu vida en ese momento.

Tenías tanto miedo de sentarte en silencio con tu cuerpo y men- te. Sabías que no sería cómodo, así que lo evitabas. En retrospecti- va, aunque el ataque de pánico te sorprendió, hubo señales de ad- vertencia durante semanas, incluso meses antes. Tu apetito había cambiado, dependías del ejercicio intenso diario para relajarte, te sentías lloroso o entumecido la mayoría de los días, y tus noches estaban llenas de desplazamientos sin sentido en redes sociales o viendo series que ya habías visto cientos de veces. Así es poco más para manejar tu estrés porque tu tiempo era limitado, y no creías que pudieras hacer mucho para cambiar tus circunstancias en ese momento.
Pero había una cosa que podrías haber cambiado desde mucho antes: una conciencia de tu estado interno.
Lo que más evitabas-sentir-fue lo que más te ayudará a sanar, y eventualmente lo harás. Porque las emociones se manifiestan en sensaciones corporales, una conciencia del cuerpo esencial para identificar y liberar esas emociones. Los ejercicios somáticos ayu- dan a aumentar tu conciencia mente-cuerpo de esta manera.
Los ejercicios somáticos no sólo logran un objetivo. Mientras trabajan para involucrar y equilibrar el sistema nervioso, esto puede lograr muchas cosas. Los movimientos intencionales de las somáti- ca están diseñados para remodelar las vías neuronales en el sistema nervioso para impactar positivamente la conexión mente-cuerpo. Una conexión mente-cuerpo fuerte puede:

• aumentar tu percepción sensorial
• liberar tensión muscular y estrés
• mejorar la propiocepción (Sentido de la posición) y el equilibrio
• estabilizar el estado de ánimo y los patrones de pensamiento
• aumentar la atención plena y la perspectiva

Aquí te pongo algunos ejemplos:

Ejercicios de respiración
• Respiración Diafragmatica:Inhalar profundamente por la nariz, expandiendo el abdomen, y exhalar lentamente por la boca.
• Respiración Alterna: cerrar una fosa nasal mientras inhalas por la otra, luego cambiar.

Movimientos corporales
• Movimientos de cabeza: Girar suavemente la cabeza de lado a ladoy hacia adelante y atrás.
• Balanceo Lateral: De pie, balancearse de un lado a otro.

Ejercicios de conexión
• Escaneo corporal: Acostado en una posición cómoda, enfo- car la atención en cada parte del cuerpo, desde los pies hasta la cabeza.
• Movimiento consiente: Caminar lentamente prestando atención a cada paso y a como se siente el cuerpo al moverse.

Técnicas de Liberación
• Liberación Somática: identificar áreas de tensión en el cuer- po y permitir que se liberen mediante movimientos suaves o respiración.
• Técnica de Tapping (golpeteo): Golpear suavemente dife- rentes partes del cuerpo para liberar tensión.

Ejercicios en grupo
• Danza libre: moverse al ritmo de la música sin preocuparse por los pasos o la forma.

Neuroplasticidad cuántica

El término “ neuroplasticidad cuántica “no es ampliamente re- conocido en la comunidad científica y puede ser más común en contextos de desarrollo personal, espiritualidad o teorías alternati- vas. Algunas interpretaciones sugieren que los principios de la físi- ca cuántica podrían aplicarse a cómo funciona el cerebro y cómo se producen cambios en el. Por ejemplo:
Interconexión: al igual que las partículas cuánticas pueden estar interconectadas, algunas teorías sugieren que nuestras experien- cias y pensamientos están interrelacionados en formas que afectan nuestra plasticidad cerebral.

Potencialidad: la idea de que múltiples posibilidades pueden existir simultáneamente podría relacionarse con cómo el cerebro puede adaptarse y cambiar en respuesta a diferentes estímulos.
El cerebro
La vibración promedio del estado de completa vigilia o concien- cia es normalmente de unas 20 vibraciones, o ciclos por segundo. Frecuencias cerebrales entre 14 y 21 ciclos por segundo se deno- minan actividad de ondas cerebrales beta. Se las relaciona con el mundo exterior. El cerebro percibe y recopila información usando los sentidos externos o físicos y es consciente del tiempo y el espa- cio. Esto se relaciona con un nivel exterior consciente de la mente. Las vibraciones más lentas, entre 7 y 14 ciclos por segundo, se conocen como ondas cerebrales alfa. Este nivel se asocia con la creatividad, imaginación, intuición y soñar despierto. Estando en alfa, se piensa dinámicamente, esto quiere decir que tu mente puede
cuestionar, explorar, deducir y crear soluciones Asus problemas.
Las frecuencias entre cuatro y 7 ciclos por segundo, se denomi- nan ondas cerebrales theta con un pensamiento pasivo e inductivo. Tu mente aceptará la información, pero no puede cuestionarla y mantenerse en teta al mismo tiempo. En el momento en que uno

empieza a cuestionar, las frecuencias del cerebro suben hacia alfa o beta.
Alfa y theta no tienen que ver con el mundo físico ni con los sentidos físicos, en esta dimensión no tenemos conciencia del tiem- po ni el espacio. Esta es la dimensión donde podemos usar nuestra intuición y sentidos subjetivos para ayudarnos a alcanzar nuestras metas. Se dice que, en este nivel de conciencia, conocido también como subconsciencia, domina nuestro pensamiento y comporta- miento como resultado de los acontecimientos pasados. Las ondas cerebrales alfa y theta no son SUB-para nosotros ya que somos capaces de ingresar conscientemente a estos niveles y cambiar el acondicionamiento previo.
Las frecuencias por debajo de cuatro ciclos por segundo, a las que llegamos durante el sueño profundo, se denominan frecuencias de ondas cerebrales delta, se dice que muy pocas personas son capa- ces de recordar información cuando están en niveles delta.

DOS MUNDOS

Identificamos las frecuencias beta utilizando nuestros sentidos externos y nos regimos por las leyes de espacio y tiempo. El mundo físico consiste de todo lo que podemos percibir con nuestros sen- tidos, incluyendo lo que los científicos y la tecnología nos pueden revelar. El mundo físico es también conocido como el mundo exte- rior o el mundo objetivo.

Identificamos el mundo intangible utilizando las frecuencias alfa, teta y los sentidos internos. El mundo intangible consiste de pensamientos , emociones, percepción extrasensorial, espirituali- dad, o en otras palabras, todo lo que no se encuentra incluido en el mundo físico. El mundo intangible es también conocido como un mundo no físico, mundo espiritual, mundo interno o el mundo subjetivo.

TOMANDO CONCIENCIA

En esta terapia, se aprende cómo funciona con conciencia en el nivel alfa. También puedes aprender a ingresar al nivel beta para corregir problemas con raíces en este nivel.

Con esta práctica, serás capaz de usar frecuencias más bajas y mantener conciencia. Además entrarás en niveles mentales más profundos, esto quiere decir que ingresarás a un mundo no físico, que no puede ser identificado mediante meditaciones físicas. Es una experiencia muy personal y subjetiva el ingresar a estos niveles de profundidad mental.

ANTIGUAS PROGRAMACIONES

Muchas experiencias de la niñez están almacenadas en niveles muy profundos, y estas experiencias influyen en nuestro compor- tamiento actual.
La arquitectura de nuestro cuerpo dicta que nuestra conciencia use a nuestro cerebro como una herramienta con la que recaudar in- formación y tu mente tiene la facultad de afinar o interpretar dicha información. Dentro de nuestro cerebro y el sistema sensitivo de nuestro cuerpo, nuestra inteligencia recopila información para po- der resolver problemas. El cerebro, de naturaleza física, se rige por las leyes de tiempo y espacio, y se limita por lo que puede percibir.
La mente tiene la facultad de enfocarse a lo largo del tiempo y el espacio. Como tus ojos deben de enfocarse a imágenes cercanas o lejanas, nuestra conciencia se enfoca a través de nuestra mente a eventos cercanos o lejanos, en el pasado, presente o futuro, hacien- do que el cerebro funcione en diferentes frecuencias.
Al meditar, nuestra mente se enfoca y reducimos nuestra fre- cuencia de ondas cerebrales. Cuando necesitamos estar conscientes,

nuestra mente se vuelve a enfocar a una frecuencia de ondas cere- brales más alta.
Con esta terapia que se enfoca a entrar en los diferentes niveles que te he mencionado, Con práctica puedes reprogramar tu mente para lograr un sinnúmero de objetivos: como por ejemplo: querer alcanzar lo que deseas, Control de los sueños, dolores de cabeza, imaginación, control de hábitos etcétera.

CAPÍTULO 12
COMPARTIENDO
MI HERIDA

ace 6 años me hice esta pregunta: ¿es realmente necesario ir al pasado y a las memorias de la infancia para trabajar algo que me está sucediendo en mi presente?
Te seré sincera, la respuesta que quería encontrar era un no, pero la respuesta a todo es sí. Para identificar dónde me encuentro ahora y qué me llevó a tomar las decisiones qué han formado mi presente era necesario que diera un paso atrás y que reconociera el camino que había recorrido. Sabía que iba a ser muy doloroso averiguar en qué momento mi niña interior se quedó estancada, perdida, sin guía o sin rumbo, y tuve que ir a ese lugar dónde estaba sola y vulnerable para que pudiera dibujarme un camino y, así, Nos volviéramos a encontrar.
Las heridas de mi pasado no viven en el pasado, viven conmigo en el presente y se manifiestan en mis relaciones, en mis emociones incómodas, en mis reacciones desmedidas, y en mis patrones rela- cionales y en mi conexión con la espiritualidad.
En un profundo proceso de desarrollo personal y espiritual, fue necesario atreverme a realizar el incómodo viaje de visitar mi pasado, pero no para culpar o responsabilizar a alguien o algo, ni

tampoco para solucionarlo, ya que no puedo cambiar lo que pasó, sino más bien para rescatar la parte más vulnerable de mí, mi niña interior, la que se quedó viviendo desde ese dolor, ese miedo, esa soledad, ese abandono y ese desmerecimiento en algún momento de mi infancia. Mi niña interior estaba esperando que la rescatara de ese dolor, para que así pudiera cambiar las reglas con las que vivo hoy.
Tal vez sea la primera vez que oyes hablar de la” niña interior”. Es una memoria almacenada en tu mente, cuerpo y espíritu que condiciona la visión a través de la cual experimentas tu mundo como adulta.
De pequeños somos seres vulnerables y con necesidades físicas, emocionales y espirituales que corresponde satisfacer a los padres, pero lo más seguro es que ellos también tuvieran en su interior sus propios niños heridos y viviesen en modo supervivencia, con ansie- dad, o que no contasen con las herramientas adecuadas y dejaron a tu versión más vulnerable con un vacío por alguna necesidad que no fue del todo satisfecha.
Todo lo que para esa niña representó la pérdida de amor por par- te de los padres se tradujo en una herida, también conocida como “trauma”. Quizá sintió que no la veían, que no la escuchaban, que no la validaban lo suficiente, o, en el peor de los casos, vivió en un hogar donde ese amor no estuvo presente, sino que en su lugar hubo abusos o negligencias. En cualquiera de estas situaciones, tu niña interna sigue filtrando tu vida adulta desde esas experiencias tempranas.
Y esos fueron algunos de los motivos por lo que hace algunos años me costaba sentirme plena conmigo mismo y tenía una sensa- ción profunda de vacío: Y Claro, créeme que hice muchos cuestio- namientos, Pues crecí dentro de un núcleo familiar amoroso, Pero aun así estaba cargando el peso de mis heridas en aquella mochila emocional.
Decidí abordar mis heridas, mis relaciones, Porque si no lo hu- biese hecho las experiencias lo hubieran seguido haciendo por mí.

Yo tengo la fortuna de decirte que fui una niña rodeada de mu- cho amor y sé que mis padres me concibieron consientes esperando mi llegada, el orden en que te iré contando los acontecimientos más relevantes de mi vida es el orden de cómo se fueron presentando las heridas de mi infancia, todo esto que estoy revelando ante ti toca fibras muy sensibles aún hoy en día, solo que en la actualidad cuento con varias herramientas para que mis heridas no gobiernen en mi día a día.
Entonces la intención de contarte mis heridas es dada hacia ti desde ese amor incondicional del que todos formamos parte y des- de mi corazón, para que con este ejemplo tú te ayudes a identificar con más facilidad tus heridas y encuentres la libertad y, te man- tengas el mayor tiempo posible experimentando la paz y tu cre- cimiento espiritual. Y también algo muy importante es no seguir repitiendo esos patrones y liberarte de ese linaje.
La primera herida de mi infancia fue la injusticia, la injusticia es un dolor profundo porque violenta tus derechos. Se manifiesta como un enojo interiorizado en todos los ámbitos vulnerables.
En la infancia, el sentimiento de injusticia nace de un estado de vulnerabilidad e indefensión ante una autoridad abusiva o una rea- lidad injusta.
Hace algún tiempo me hice esta pregunta ¿Cuáles fueron los elementos principales que viví en mi infancia, que me causaron es- tragos por el resto de mi vida?
Las víctimas de abuso sexual infantil, perdimos el derecho a de- cir que no, desde antes de entender que lo teníamos. El abuso se- xual infantil es un tema extremadamente delicado y complejo que puede tener efectos profundos y duraderos en la salud mental y emocional.
Este me llevó a tener una profunda tristeza y desesperanza, Experimentando miedos irracionales, preocupaciones excesivas so- bre mi seguridad y la de otros. Afectó gravemente la percepción que tenía sobre mí misma llevándome a sentimientos de vergüenza y culpa, dificultades para establecer relaciones saludables, y autocrí-

tica severa, También problemas para confiar en los demás, Grandes dificultades para formar vínculos emocionales y comportamientos autodestructivos.
El abuso sexual también puede estar relacionado con trastornos alimentarios los cuales más adelante por supuesto también experi- menté. En México 8 de cada 10 mujeres sufren de abuso infantil, y lo mismo con los hombres el porcentaje es muy similar solo que se habla menos del tema.
Esta herida refleja el camino recorrido para encontrar paz den- tro del espíritu, con la esperanza de que, a partir de las experiencias reveladas, se elija una vida diferente. No pretendo ser víctima ni juzgar, no quiero promover la lástima, la falsa moral ni ser ejemplo de nadie. Sé lo que significa el abuso sexual infantil y con esta con- fesión quiero ayudar a prevenirlo, Tengo una hija de 9 años la cual amo con toda mi alma, y definitivamente no me gustaría que ella pasara por algo así.
Sé las secuelas que la violencia sexual deja y no quisiera que ningún niño pase por esto, así que, si mis palabras sirven de pre- vención de una, dos o más personas, me gustaría que fueran miles, me sentiré agradecida.
Los efectos a largo plazo del abuso sexual infantil están en los muchos problemas psicológicos y emocionales en la edad adulta. Se abusa de uno mismo y se permite el abuso de otros en varios aspectos no sólo en el sexo. El estrés postraumático se manifiesta en trastornos y desequilibrios mentales: Depresión, ansiedad, para- noia y culpa. Comportamientos erráticos y autodestructivos, baja autoestima, y ausencia del sentido de autoprotección.
Hoy tengo muy Claro que esa valentía que a veces nos distingue cuando vivimos perdidos, ocultando nuestros miedos y angustias, parece llevarnos más rápido al abismo.
Esto me lleva a tratar de entender aún más la compleja proble- mática del abuso sexual infantil, a tratar de encontrar razones para evitarlo, por eso pienso también en el perdón y la introspección. Hay que abrazar cada herida y abrazar el dolor, ese dolor que se

queda en el corazón y en el alma de aquellos cuya inocencia nos fue arrebatada de tajo.
¿Qué pasaría si miramos hacia el otro lado, si dejamos de ha- blarle a la posible víctima? Para hablarle de frente al perpetrador, al victimario, al actor del abuso, sin señalar, hablarle humildemente y con sinceridad para que sane sus heridas, porque sólo así dejará de actuar, de lastimar.
Sí, procuremos sanar la enfermedad desde la raíz, desde el que lo genera y sólo así esperar que las ramas del árbol ya no tengan que crecer torcidas. Es urgente crear conciencia para dejar de criar niñas y niños con los ojos vendados.

Que quiero decirte con la cita de Bert Hellinger, que este abuso sexual es probable que le haya ocurrido a mi madre y también a mi abuela materna. Por qué en aquella época no se decía, la mayoría de las veces no se cuestionaba el comportamiento o reacciones….
De hecho, nadie se cuestionaba por qué se sentían, así como se sentían, ni por qué pensaban como se pensaba y, sin darse cuenta, sólo estaban modelando lo que aprendimos de pequeños y trans- mitiéndolo de generación en generación, sin importar si era dañino o no.

Durante muchos años me costó mucho validar los problemas y emociones de los demás, pues pese a este trauma asumí desde pe- queña que tenía que solucionar todo yo sola.
Me costaba mucho expresar lo que sentía y hablaba muy poco de mis emociones, porque cuando fui niña invalidé lo que sentía o me ridiculizaba por sentirlo. Desde pequeña tuve que reprimir muchas emociones que no podía expresar, siempre me criticaba a mí misma y nada de lo que hacía parecía suficiente porque en el inconsciente sólo me enfocaba en aquel gran error y nunca en mis pequeños logros.
Me sentía culpable y avergonzada sin un motivo Claro, me cos- taba tanto trabajo poder poner límites de manera saludable y eso me causó muchos problemas porque cuando eres niño no te deja- ban decir “No” o no respetaban mis propios límites.
El tiempo transcurrió y, en 1985 mi Mamá fue diagnosticada de un tumor cerebral. Ella, una mujer muy valiente, muy bella, fuerte, inteligente, por nombrar algunas de sus virtudes, nunca espero que eso nos estuviera ocurriendo, pasar por ese dolor e incertidumbre, las preguntas eran muchas.
Ella decide operarse en Houston, donde los médicos al operarla y darse cuenta de que el tumor del tamaño de una mandarina era de los más agresivos, se trataba de un Glioblastoma, estos tumores: ocurren en la mayoría de los casos entre los 40 y los 60 años. Por lo general no son cancerosos, pero pueden causar serias complicacio- nes y la muerte debido al tamaño o localización. Los médicos al ha- cer la biopsia en ese momento deciden volverla a cerrar y no hacer nada debido a la dificultad del diagnóstico. Esta noticia no fue dada a mi mamá, solo lo supieron mis tíos , dado que ellos eran en ese momento los que la habían acompañado , mi madre regresó a casa muy feliz y confiada en que el tumor había sido extirpado y por un tiempo todo fue tranquilidad, al menos para mi hermano y para mí, pues a mi mamá le seguían dando unas crisis que hacían que ella perdiera el conocimiento, ella empezó a tomar unas gotas de origen naturista, que prometían ser curativas en ese ramo, las tomo por 3

años, hasta que un día tuvo una de esas crisis que fue muy diferente a las que le daban comúnmente, pues empezó a convulsionar, fue entonces que empezó una vez más su calvario y el de toda la fami- lia, en 1990 finalmente se sometió a una operación en México para extirpar el tumor que duro recuerdo, aproximadamente 19 horas, para cuando ella sale de la operación todo iba bien, nos había dicho los médicos que habían sido agresivos al sacar el tumor , pero que lo había logrado con éxito.
Transcurrieron unos días y, todo parecía favorable, sin embargo, dado al tamaño del tumor de mi mamá, que ya para este año ha- bía sido del tamaño de un melón, ella quedo con algunas secuelas y quedo hemipléjica, no pudo mover más el lado izquierdo de su cuerpo, fue así que ya de por sí nuestras vidas habían cambiado, pero cuando ella no pudo caminar la situación se empezó a tornar dolorosa y llena de incertidumbre, pues yo pensaba, ¿Cómo lo iba a tomar ella? ¿Qué iba a pasar con nosotros cuando estás viendo que uno de los pilares más fuertes se estaba fisurando? Y ver también el dolor por el que mi papá estaba pasando.
Como te había comentado ella era fuerte y muy valiente, me quedé corta al decir eso, pues ella es un ejemplo de vida que tomó y abrazo su situación y salió adelante y es un testimonio de vida, que para mí también fue una gran lección, (una de las más fuertes, que me cambió todo para mi).
Con todo esto, te podrás imaginar lo complicada que se tornó nuestras vidas. Como hijos de nuestros padres, estamos conecta- dos con algo que es muy vasto, es el flujo de la vida, es una chispa que se nos ha trasmitido biológicamente junto con nuestra historia familiar y la podemos sentir vivir dentro de nosotros. Esta chispa es nuestra fuerza vital. Esta fuerza vital no cesa cuando nacemos. Sigue fluyendo de nuestros padres a nosotros. Cuando nuestra co- nexión con nuestros padres fluye con libertad, nos sentimos más abiertos para recibir lo que nos traiga la vida, pero cuando esta dañada de alguna manera, podemos sentir que la fuerza vital que tenemos disponible está limitada. Podemos sentirnos bloqueados

y contraídos o ajenos al flujo de la vida, como si estuviéramos na- dando contracorriente.
Con la situación tan compleja que se estaba viviendo en mi casa en esos momentos, se empezó a gestar mi herida de abandono, cla- ro esto lo se ahora, por razones obvias esa fuerza vital de la que hablaba estaba disminuyendo, toda la atención era enfocada a el bienestar de mi mamá.
El abandono es una condición que se da sobre todo en la infan- cia. En esos momentos mis padres no pudieron proveer esa pro- tección, ese afecto, y hubo falta de estructura y estabilidad en casa. Un niño necesita padres que lo provean de todo lo necesario para crecer.
una herida de abandono es una experiencia de soledad infantil, de vacío. es una ausencia física, emocional y de aprendizaje. Esa ausencia me generó una enorme angustia. lo viví como una expe- riencia aterradora de soledad, miedo y desprotección.
Abandonada porque tuve la carencia de limites y estructura, mis padres dejaron que creciera como quisiera. Ellos en ese momento no comprendieron que necesitaba de afecto, de sentido de perte- nencia y estructura emocional para crecer apta para la vida.

PERSONALIDAD EN MI HERIDA DE ABANDONO

Crecí físicamente, pero en lo emocional quedé atada a un sen- timiento de soledad y vacío. La ausencia de mis padres sembró un vacío muy grande en mi interior y quede en una posición de vícti- ma. La niña que quedó atrapada en un cuerpo de adulto, con todas mis necesidades inconclusas.
Con esta herida consideré que los demás no me querían, pa- decí el síndrome de la malquerida, en el que todo es interpretado y traducido desde la óptica de esa niña sola, que no fue valorada ni importante. Tenía un sentimiento de tristeza permanente y so- lía establecer relaciones de apego y dependencia, Sentía que debía

complacer, ser lo que esperaban los otros, no decir lo que pensaba, ni poner límites, hacía todo menos caer en el riesgo de ser aban- donada de nuevo. Tenía dificultades para sentirme cómoda con la autoridad. Las personas que representaban una autoridad cómo mis padres, me hacían temerosa, tenía dificultad para relacionarme como adulto.

CUATRO TEMAS INCONSCIENTES QUE CORTAN EL FLUJO DE LA VIDA

Estos efectos son inconscientes para nosotros:

  1. Nos hemos fusionado con un progenitor
  2. Hemos rechazado a un progenitor
  3. Hemos vivido una ruptura temprana del vínculo de nuestra madre.
  4. Nos hemos identificado con un miembro de nuestro siste- ma familiar distinto de nuestros padres.

Cualquiera de estos temas puede obstaculizar nuestra capacidad de desarrollarnos y alcanzar las metas que nos marcamos. Puede limitarnos en la vitalidad , la salud y el éxito. Salen a relucir en nues- tra conducta y en nuestras relaciones de pareja. Aparecen en nues- tros mundos.
Los cuatro temas son de relación, es decir, describen aspectos de nuestras relaciones con nuestros padres y con otros miembros de nuestro sistema familia. Si entiendes los temas y sabes buscarlos, hola podrás identificar cuáles son los que están actuando en ti y los que te están impidiendo gozar de la plenitud de tu experiencia vital. En 3 de los cuatro temas inconscientes subyace una desconexión con nuestro padre o nuestra madre, y esto es lo primero que tene- mos que considerar cuando tienes dificultades. Existen otros tipos de interrupciones de la fuerza vital que te pueden impedir vivir ple- namente, pero estas interrupciones no siempre son inconscientes, y

en ellas no interviene necesariamente un progenitor nuestro u otro miembro de nuestro sistema familiar. Una interrupción de este tipo es la que se produce cuando has Vivido un trauma personal.
Aunque seamos conscientes del efecto que ha ejercido el trauma en ti, puede que sigas siendo incapaz de resolverlo. Los sentimien- tos de culpa pueden congelarnos la fuerza vital de incontables ma- neras. Y cuando no se reconocen o se resuelven, puede extenderse a nuestros hijos, incluso a los hijos de ellos.
Los temas complicados seguían en casa, con la situación de mi mamá, ella requería de muchos cuidados pues te contaba que quedo incapacitada para caminar y también la movilidad de su brazo iz- quierdo quedo afectada, al principio teníamos enfermera, terapeuta etc., pero con el paso de los años esto se estaba saliendo de control, mi papá trabajaba lejos de casa y el rol que él tenía era de 14 por 14 , quiere decir que él estaba fuera de casa la mitad del mes; llegó un momento en que todos esos gastos nos superaron, yo realmente me sentía muy mal, y tomé la decisión de hablar con mis papás y decirles que debido a la situación por la que estábamos pasando en ese momento para mí era urgente tomar cartas en el asunto y decidí quedarme a cargo de mi mamá en todos los aspectos, vamos, como si yo fuera su enfermera y fisioterapeuta, pues yo ya había aprendido muchas cosas en esos años que también estaba junto a ella todo el tiempo. Dadas las circunstancias, yo, ya había abando- nado mis estudios unos años atrás, entonces no quedaba más que entrar al ruedo con todo. Mis papás aceptaron, y empecé a hacerme cargo de mi mamá al 100% , empecé a organizarme y planificar nuestros horarios, con el dinero que se le pagaba a todo el perso- nal que por obvias razones fue despedido, empecé a restaurar mi casa, a darle un nuevo aire, un nuevo color, empezamos a sentirnos con más libertad y mi mamá iba mejorando notablemente en su recuperación, eso para mí era maravilloso, pasé momentos junto a ella invaluables, nos reímos mucho, también nos enojamos mucho, pero estaba feliz con ella y verla que estaba recuperando un poco su autoestima, eso era hermoso. Cuando llegaba mi papá de trabajar la

vida se veía más normal, se sentía agradable, mi familia estaba unida en armonía otra vez. Mi hermano que es cinco años menor que yo, pues él desde luego había resentido este golpe tan fuerte, él se que- dó sin atención más pequeño que yo, fue intensamente difícil para el este recorrido durante su infancia y adolescencia todo este tema con mamá, pero ahí estaba yo, cuidando de él, con la supervisión de mi mamá en una silla de ruedas y con todo nuestro amor. Te platicaba que mi mamá era una mujer muy fuerte y valiente, si, lo era, y de qué manera, en los 13 años que duro toda la travesía de su enfermedad nunca hubo una queja, era positiva, ella todos los días leía la biblia, siempre tenía algo hermoso que decirte o un chiste que contarte, porque también era muy simpática. Hoy en día, que ya tengo identificadas mis heridas, me planteo estas preguntas: ¿he pasado luchas emocionales, físicas o psicológicas con alguno de mis padres? ¿Me dolía verlos sufrir? ¿Quería liberarlos de su dolor?
¿Lo intenté? ¿Reconocí en mí el dolor de mis padres?
Somos muchos los que asumimos inconscientemente el dolor de nuestros padres. En nuestra primera infancia, el sentido del “YO” Sólo se nos desarrolla de manera gradual. En esa época todavía no hemos aprendido a existir de manera separada de nuestros padres, sin dejar de estar conectados con ellos al mismo tiempo. En aque- lla edad de la inocencia nos imaginábamos, quizá, que podríamos aliviar la infelicidad de nuestros padres arreglándola o compartién- dola. Si le llevamos nosotros también, ellos no tendrían que cargar con ella solos. Pero esto no son más que ideas fantásticas que sólo conducen a más infelicidad.
Cuando nos fusionamos con uno de nuestros padres compar- timos inconscientemente un aspecto de la vida de ese progenitor, que en muchos casos suele ser negativo. Repetimos o revivimos de- terminadas situaciones o circunstancias, sin establecer la conexión misma que puede liberarnos, Y ahí está Mi respuesta.
Me fusioné con ella, si lo reconozco, pero te digo algo, si me die- ran a escoger nuevamente a mis padres, los volvería a elegir a ellos, los amo con toda mi alma y agradezco todo lo que pasamos juntos

y, con todo ese aprendizaje llegué a ser la mujer extraordinaria que soy ahora.
Pasamos nuestros años de oro, mi mamá iba mejorando a pasos agigantados, como mi dedicación a ella fue al 100, mi vida fue muy diferente a la de una chica normal, yo ya tenía 21 años cuando se da la oportunidad para mi de estudiar una carrera en estados unidos, claro que yo moría de terror, pero mis papás lo platicaron conmigo y bueno entre los tres llegamos a la conclusión que era momento para mí y que tenía que seguir con mi vida y aprovechar.
Y así fue, me fui a estudiar, estuve fuera 4 años, aunque ocasio- nalmente los visité, y casi todos los días hablaba con mi mamá. Fue muy difícil para mí estar lejos de ella. Llegó el día de mi graduación y finalmente regresar a México, estaba tan feliz, y así fue, regresé en diciembre de 1999, graduada y para pasar navidad y el milenio con mis papás.
Estaba tan feliz de estar con ellos y con toda mi familia, la pa- samos genial recuerdo. En enero del 2000, empecé a observar que algo no andaba bien con mi mamá, dormía demasiado, empezó a dejar de comer y eso no era normal. No podía imaginar que algo estuviera mal, todo iba tan bien, y como lo sospechaba, las noticias no fueron buenas, después de algunos estudios el diagnostico fue el peor, el tumor había crecido otra vez y esta vez ya no había nada que hacer, solo darle la mejor calidad de vida y esperar a que ella partiera.
Fue la noticia más dolorosa para todos pues no imaginábamos nuestra vida sin ella y después de ese largo recorrido para mí era in- aceptable que se fuera apagando de esa manera. Recuerdo que hubo días muy oscuros, no me separaba de ella, el sentimiento de culpa me embargaba, haber estado lejos de ella cuando estaba estudiando no me lo podía perdonar. Me empecé a olvidar de mi nuevamente, pues solo de pensar que pronto ella no estaría con nosotros, me olvidé hasta de comer.
Mi herida de injusticia estaba a flor de piel. ¿Recuerdas que la
reacción a la injusticia consiste en deslindarse a lo que uno siente,

con la idea de protegerse? La máscara que adopté en ese momen- to fue de rigidez, intentaba cortar de tajo todo lo que sentía, eso no significaba que no lo estuviera sintiendo, por el contrario, los que portamos esta herida somos muy sensibles, pero desarrollamos la capacidad de no sentir esa sensibilidad y de no mostrarla a los demás.
En ese tiempo pase por el temor mas grande que he sentido, re- cuerdo un día que entre a la habitación de mi mamá para ver como estaba, y con su mirada llena de asombro y pánico a la vez me dijo en voz muy alta, pero que te paso? Por que estas así llena de san- gre, tus brazos están rasgados y muy lastimados!!! Yo me quede sorprendida por lo que me decía, pensé, por su condición ya esta alucinando, me acerqué a ella con mucho amor y le dije; no mami, tranquila mira, estoy bien de mis brazos, no tengo nada, mira, tó- came, ella acaricio mis brazos con dulzura y me miro a los ojos diciéndome, ahora puedo ver a través de ti y, veo que estas muy lastimada, puedo ver tu herida. Mis ojos se llenaron de lágrimas, no pude con eso, salí de la habitación rápidamente, era superior a mi todo aquello que estaba sintiendo y tenía que hacerme la fuerte claro estaba.
Los días pasaban, el silencio se había apoderado de tanto, mi mamá ya no podía pronunciar palabra, era raro, veía como se iba desvaneciendo momento a momento, y yo junto con ella, esta he- rida de la que mi madre hablaba era justo la que desde hace años tenía enmascarada ante ella y que no identificaba, una característica en mí, que aún a pesar del valor descriptivo que te daré aportaba muy poca luz para mí en ese momento, la esencia de la anorexia. Y esta no estaba facilitando mi camino. Me parece más esclarecedor entender la anorexia como un intento de solución para ciertas pro- blemáticas y de alivio de la angustia que estas conllevan.
No sabía en ese momento las problemáticas que la anorexia tra- taba de resolver, pueden ser muy diversas; un hecho evidente es el que la anorexia afecta casi con exclusividad a las mujeres, esto

quiere decir que intenta solucionar problemáticas exclusivamente femeninas.
En mi caso fue, dificultad en la relación madre e hija en el ámbito
del apego en ese momento.
Problemáticas relacionadas con el equilibrio familiar.
La anorexia suele entrar por la puerta de una dieta, para irse configurando. El simbolismo de la comida se constituye a través de nuestras experiencias individuales en las distintas faces evolutivas. La comida, pues, propicia un espacio relacional privilegiado para que el niño pueda ir comprobando lo que cuenta su voluntad y el papel que le va a tocar desempeñar; dirigir su propia vida, someter- se, rebelarse o aislarse.
La comida simboliza a la madre, y el no comer simboliza el rechazo a incorporar, a asimilar, lo externo. Así, por ejemplo, el concepto de “vida” operan como símbolo materno y, por ende, la comida significa la vida.
Me encontraba en una situación en la cual reinaba el temor a ser abandonada.
Sentada junto a ella día y noche, seguía ese silencio que me ta- ladraba el alma, sus ojos lo decían todo, pero ninguna de las dos se atrevía a dar una despedida todo eso era demasiado para las dos. Hubo días enteros que su mirada se dirigía a un solo punto algo inexplicable para mi hasta ahora, ¿qué pensaría? ¿estaría viendo a alguien? Fue tan extraño. Cerró sus ojos, y ahora claro, yo tenía más preguntas, ¿que estará pasando? ¿se acercará la hora?
Su agonía duró 11 meses, a lo largo de ese tiempo fue pasando lo que te he venido contando, hasta que un 9 de noviembre del 2000, vi como su mirada se desvanecía, habría llegado el momento de partir.
Estuve junto a ella hasta el final.
Mi papá, mi hermano y yo estábamos devastados, sabía que el duelo que me esperaba no iba a ser nada fácil, sin embargo, algo hermoso sucedió a raíz de todo este caos, la relación con mi papá y con mi hermano empezó a ser maravillosa, estábamos muy unidos.

Para mí, salir de la posición de víctima fue una de las tareas más difíciles para sanar, la falta de estructura era otro de los grandes retos de esta herida.
Soy muy disciplinada, ordenada y autoexigente. Esto se debe a que, ante la ausencia de autoridad y estructura, la decisión de mi niña interior para tener orden y seguridad fui mi propia autoridad. La tristeza era la emoción más frecuente en mi etapa de sana- ción, me sentía desprotegida, molesta con la vida, que no me había dado lo que a todos los demás, estaba enojada por ese sentimiento de deuda, por ese supuesto derecho de que la vida le debe porque nunca tuve lo que necesitaba. También pasé por la etapa de tener actitudes fuera de control, con ese modo de ver la vida como un
problema muy complicado e irresoluble.
Me costaba mucho ver mi responsabilidad y mis realidades como adulto, sentía que la vida me debía amor, protección. Necesitaba a otros para sobrevivir, vivía con la creencia que debía mutilarme para ser amada, temía ser abandonada de nuevo. Seguía pensando que amar significaba perder la identidad y fusionarme con el ser amado.
Después de haber tenido tanta responsabilidad con la situación de mi mamá y no tener tiempo para mi crecimiento ahora llegaba el momento de darme el permiso de crecer en mi vida profesional, sin embargo, el patrón de seguir olvidadando mis necesidades e igno- rando mi propio valor seguía siendo una constante en mi día a día. Vivía con mi papá, no me estaba dando cuenta que seguía alimen- tando el sentirme una niña incapacitada para la vida.
Pero yo pensaba, como irme a otro lugar y dejar a mi papá solo, eso para mí era inaceptable, ¿que estaba pasando? ¿por qué me sentía de esa manera?
Me estaba fusionando otra vez, pero ahora con mi papá, sentía su dolor y claro como lo iba a dejar si el siempre fue tan dependien- te de mi mamá, estaba tomando un Rol que no me correspondía, claro está que en ese momento yo no lo veía de esa manera, estaba abandonando mis sueños, decía y no hacía, estaba aferrándome a la

incongruencia. Dejar de elegir lo que hice tantos años era un proce- so de paciencia y amor propio.
Aunque ya tenía una carrera profesional tenía claro que mi ca- mino no era ese a seguir, lo que agradezco de haber estudiado en estados unidos fue haber aprendido el idioma, pero mi licenciatura nunca me fue del todo satisfactoria, entonces decidí emprender un negocio de servicio de banquetes pequeño, algo que mi mamá me enseño fue a guisar muy bien, tengo el don de hacer muy rico de comer, y decidí emprender en ese campo y, además era instructora de spinning, pilates y muchas otras disciplinas.
Estaba empezando a tener ciertos antídotos: pequeñas cosas efectivas a mi personalidad herida, me estaba comprometiendo con lo que sentía, decía y necesitaba.
Respondía con adultez y responsabilidad, me esforzaba a termi- nar lo que empezaba, me volví muchísimo más disciplinada, estaba finalmente viendo lo bueno en mí, en los otros y en la vida. Me quejaba menos y deje de creer que todo estaba mal.
El tiempo transcurrió, mi papá y yo pasábamos de verdad mo- mentos inolvidables, con mi hermano también solo que el casado y con 4 hijos y el trabajo, lo veíamos no tan seguido, tuvimos viajes lindos, intentábamos mantenernos unidos.
Llego un día en el que pensé sería uno de esos, comunes y co- rrientes como decimos acá en México y yo por mi trabajo de ins- tructora debía ir a dar clase a Córdoba, cuidad cercana a Orizaba (de ahí soy) y cuál fue mi gran sorpresa que ese día conocí al amor de mi vida, un hombre maravilloso su nombre es Alfonso, con una mirada y voz tan cautivadora que inmediatamente flecho mi cora- zón. Estaba feliz recuerdo, ahora todo empezaba a tener sentido para mí; el estar enamorada, que maravilla¡!!!!!! Uf…. con que faci- lidad hace uno todo cuando estas enamorada.
En menos de 6 meses ya estábamos casados, todo ese gran traba- jo personal y espiritual que había venido haciendo no era en vano, mi vibración estaba cambiando, nuevas y maravillosas cosas esta- ban por venir. Hablé con mi papá respecto a la decisión que había-

mos tomado Alfonso y yo y claro le dio muchísimo gusto, pero vi como sus ojos se llenaron de lágrimas, sabía que me iba a extrañar y yo a él, teníamos un gran apego.
Poco a poco las cosas se fueron acomodando, recién casados todo maravilloso y a mi papá lo veía cada que llegaba de trabajar muy seguido. Llegaba el momento de tener un bebe, cuando me case con Alfonso yo tenía 33 años.
Todo empezó relajado recuerdo, sin ninguna prisa, todo fluía, pero el tiempo pasaba y no quedaba embarazada, decidimos em- pezar poco a poco con ciertos procedimientos médicos digamos sencillos, y aun así nada. Pensé, me tengo que relajar y ya se dará, seguí con mi vida de casada, ya sabes, ama de casa, pero nunca deje mi pequeño negocio de banquetes, y acá en México desde julio has- ta septiembre es la temporada de chiles en nogada, y en ese periodo siempre tengo mucho trabajo, esa receta es de mi mamá, ella me en- señó a hacerlos, ahora se lo agradezco tanto, pues ya tengo 24 años haciéndolos y son tan famosos y vendo muchísimos chiles. Además de ese negocio pusimos un spa, siempre he sido muy trabajadora.
Había dejado un poco el ejercicio, a comparación del que estaba acostumbrada a hacer cuando daba clases, que eran aproximada- mente entre 6 o 7 horas diarias, entonces decidí regresar a hacer ejercicio y, ahí conocí a una gran amiga su nombre es Ivonne, ella era la dueña del lugar, con el tiempo nos hicimos muy amigas y en una de esas platicas me platico que ella iba a clases de escatología, y se me hizo tan interesante, pues yo siempre había sido amante de la metafísica, me encanta ese tema, y así fue , entre a clases , fui estu- diante de Eschatology Foundation por 9 años, aprendí tanto. Fue ahí donde empecé a trabajar mi mentalidad y darme cuenta por así decirlo porque no podía quedar embarazada, así lo pensaba en ese tiempo, conforme pasan los años la mentalidad se va expandiendo y el desarrollo se va volviendo más completo, pero bueno yo estaba en ese punto en ese momento. Si bien en ese tiempo también seguí con los tratamientos de fertilidad, hasta llegar a una In vitro, que por supuesto esos procedimientos eran tan estresantes que lo veía

tan remoto para mí lograrlo. No se logró el último procedimiento, fue, para Alfonso y para mí muy triste, pues como cualquier pareja ilusionada por ese deseo tienes todas las expectativas del mundo.
Decidimos dar un respiro al tema después del resultado. Por lo general, uno se centra en obtener lo que deseas, estaba sufriendo otra vez simplemente por la creencia de que faltaba algo en mi vida, cuando en realidad estaba teniendo lo que realmente necesitaba en ese momento. Estaba contándome historias nuevamente.
Somos amor y no hay nada que podamos hacer para evitarlo. El amor es nuestra naturaleza. Es lo que somos sin nuestras historias.
Uno de los grandes obstáculos en la tarea de resolver un trauma es que la fuente de este suele estar oculta. Es frecuente que no sepa- mos que pasos debemos dar cuando no disponemos de un contexto para entender nuestros sentimientos.
Cuestioné mi manera de pensar, y me puse este ejemplo para tener el beneficio de una mayor iluminación, consideré que la “ver- dad “es una batería mental todo poderosa. En esa batería, esta con- tenido todo el poder del universo. Es bien sabido que no importa cuán poderosa pueda ser una batería eléctrica, no emitirá su fuerza a menos que hagamos el contacto apropiado. Hasta la más pode- rosa batería eléctrica colocada al lado del motor mas pequeño no hará funcionar el motor hasta que se hayan hecho las conexiones apropiadas.
Así también con la batería mental todopoderosa “verdad”. Está siempre a la mano, pero no podemos derivar ninguna ayuda ni po- der de ésta a menos que hagamos las conexiones mentales apro- piadas. Pero cuando sí hacemos la conexión apropiada tienes a tu disposición toda la fuerza de la batería mental. “El reino está dentro “, dijo Jesús. La verdad no es algo fuera de tu conciencia.
Empecé por pensar que afortunada era en ese momento, agra- deciendo que me había dado cuenta de que lo que estaba buscando ya estaba dentro de mí, era la vida misma, todos somos herederos mancomunados del bien que hay, y hay justamente tanto bien para

ti como para mí. Y así con ese sentido mental de certeza y convic- ción, entonces pude ganar mi abastecimiento paso a paso.
Fue así como al poco tiempo quedé embarazada.
Elegir ser padre es educar, dar y amar sin deuda. Es proteger, dar estructura y crear sentido de pertenencia. Enseñar a nuestra pe- queña hija a amar la vida y a vivirla con nuestro ejemplo. No es un objeto de mi propiedad, es una encomienda de la vida y una oportunidad para crecer y aprender más rápido con todo lo que nos enseña y le enseñamos.
Educar a Mi hija es estimular lo mejor de ella, permitir que el mejor se exprese y crear las condiciones para que se desarrolle y aprenda, para compartir, dar y recibir lo que esta vida tiene para ella.
Sé que esto es lo que muchos padres queremos ser, una frase amorosa para que nuestros hijos crezcan en amor y aceptación. Este camino es un camino de conciencia y trabajo, sobre todo con nosotros. Es muy difícil educar en el amor, si no vivimos así. Si no superamos nuestras carencias como pareja, si no sanamos nuestras heridas, es casi imposible no transmitirlas.
Padres en crecimiento, hijos en libertad. Para ser una mejor ma- dre debí ser una mejor adulta; Es decir padres suficientemente bue- nos. No perfectos. Nos equivocaremos muchas veces como padres, pero seremos capaces de reconocerlo, Aprender y cambiar.
Mi proceso de sanación antes y después de la llegada de Sofía, ha sido una enorme oportunidad que quiero compartirte. Después de elegirlo y quedar embarazada de Sofía, esta bella y sanadora aven- tura se completó de manera mágica con su llegada, en la que me veré, a la que podré enseñarle como siente una mujer, como ama, cómo ser mujer es un honor, así lo vivo yo ahora.
Hay algo que constantemente tengo presente, Recuerdo que la calidez, la capacidad de hacerme presente, de darme el derecho a decir lo que pienso, de validar mi autoridad, es un camino impor- tante de sanación para mí y para mi hija, Dado a que necesita una figura materna y paterna presente.

Soy muy importante para su formación, mi presencia puede dar- le mucho. Es muy sanador acercarme y aprender que no hay nada que temer cuando doy afecto. No sería rechazada, y sé que tengo mucho que dar, confío en mi fuerza y me doy mucha importancia. Yo como madre que porta la herida de abandono, hoy conscien- temente me hago cargo de mi hija, respeto profundamente su indi- vidualidad, tengo una vida propia la cual no tengo que justificarla con ella, de lo contrario eso sería una carga de una deuda que no le corresponde pagar. Ella es libre. Porque cuando ambos padres
tienen esta herida, la codependencia es muy fuerte.
Este tipo de paternidad es muy común entre los mexicanos. Tenemos conceptos distorsionados del amor y terminamos asfi- xiando y cortando las alas a los que amamos por nuestra propia incapacidad de ser libres. Esto se arregla con una vida propia, una posición adulta y respeto a la autonomía de tus hijos. Ese tipo de “amor” no es amor, es necesidad. Planea una vida interesante antes de ser padre, para que tengas algo propio y no uses a tus hijos como una fuga de tu incapacidad de ser tú y dejemos de enfermar gene- raciones cortándole las alas. Tus hijos son prestados, déjalos ir y sé libre para mirar por ti, escucharte y dejar de cargar tantas cadenas que te hacen esclava de tus culpas. No debes nada a nadie.
En abril del 2017, justo después de la fiesta de cumpleaños de Sofía que cumplía 2 años, mi papá empezó a tener algunas compli- caciones de salud, debido a que era diabético e hipertenso, había que hacerle algunos estudios básicos debido a su condición.
Y cual fue nuestra sorpresa, que desafortunadamente le detecta- ron un tumor en el pulmón, ha sido la segunda noticia mas doloro- sa en mi vida, pues el panorama no se veía nada bien y por supuesto no quería que algo grave le pasara a mi papá.
Había que actuar rápido, el tiempo es clave cuando diagnostican algo tan grave. Nos fuimos a México mi papá y yo, sentí una gran responsabilidad y profunda tristeza también pues Sofia era muy pequeña, ella no podía estar allá conmigo, mi marido se quedó con ella cuidándola, que dolor separarme de ella, pues no sabía cómo

iban a estar la situación allá en México. Tuvimos la cita con una
Doctora magnifica, y se programó la operación de mi papá.
El día de la operación llegó, se calculaba que iba a durar aproxi- madamente un par de horas solamente, yo en la sala de espera, pa- ciente y positiva, pero el tiempo transcurría y no tenía noticias, ya era demasiado, que inquietud, estaba ya muy nerviosa, algo estaba pasando. Después de 5 largas horas finalmente tuve noticias y no fueron nada buenas.
Se le había perforado la arteria pulmonar, después de todas esas horas, lograron estabilizarlo y sobrevivió, lo pasaron a terapía in- tensiva pues su condición era muy grave. Sentí que el mundo se derrumbaba, y parecía que las cosas no iban a estar nada fáciles de ahí en adelante. Y así fue, mi papá estuvo en terapía intensiva casi 4 meses, las visitas para verlo solo eran 3 veces al día, a las 6am, 12pm y 7pm, pero tenia que permanecer todo el día en el hospital por cualquier urgencia.
En esa etapa cuando mi papá estuvo en terapía intensiva fue cuando se abrió la caja de Pandora. Vivía a diario con la incerti- dumbre, en espera de alguna noticia que calmara un poco mi dolor, fue un tiempo oscuro, incomodo y de mucha soledad.
El estar lejos de casa, algo que nunca había sucedido, Los sínto- mas de mis heridas de la infancia aparecieron con intensidad, estaba aterrada, pues sabía que mi papá tenia el tiempo contado, todo se estaba conjugando. Mi marido empezó a tener muchos conflictos conmigo, nuestras heridas embonaban a la perfección.
La señal de la autoexigencia y perfeccionismo que reforcé du- rante tanto tiempo, que solo siendo perfecta “sería aceptada”, me estaba llevando a un agotamiento increíble y a sentir que nunca hacía lo suficiente.
Otra señal fue: el miedo al rechazo en mi matrimonio; Ese mie- do a ser rechazada que te lleva a aceptar menos de lo que te mereces, eso estaba permitiendo que mi relación no se nutriera por miedo a estar sola, para evitar conflictos, todo esto se acumuló mucho tiem- po y causo mucho daño, genero dudas y se erosiono la confianza en

nuestra relación. Todo esto paso para evitar conflictos o discusio- nes incomodas por el miedo a ser juzgada o rechazada, por prote- ger mis sentimientos bloqueándolos. Aunque estas razones pueden parecer justificadas, evitaron una conexión real y sincera con mi marido. En fin, una gran obra de teatro, así se veía desde afuera, cuando en realidad era el inconsciente operando en nuestras vidas. Es posible que no podamos ver con claridad los detalles de los hechos que dieron forma a la vida de nuestro linaje; sin embargo, podemos sentir hondamente las repercusiones de estos detalles. No solo lo que heredamos de nuestros padres, si no también los cui- dados que recibieron ellos de sus propios padres influyen en las relaciones con nosotros mismos y sobre como criamos nosotros a
nuestros propios hijos.
Los padres para bien o para mal, tienden a transmitir el tipo de atención paterna que recibieron. Tenemos programadas en el cere- bro estas pautas. Tener pareja, no tenerla o cómo vivir las relaciones es uno de los retos más habituales y complejos en la vida cotidiana. A través de nuestras relaciones mas intimas podemos identificar la información familiar que se refleja en nuestros traumas, bloqueos y limitaciones, atraer el mismo tipo de parejas, son un reflejo de una información inconsciente que busca ser comprendida y trascendi- da. En la relación de pareja podemos encontrar o un regalo o un castigo, todo depende de nuestra forma de percibirla y gestionarla.

EL MEJOR MATRIMONIO

La mejor unión, se da cuando se casan la hija de la madre y el hijo del padre. A los órdenes del amor entre hombre y mujer per- tenece pues, la renuncia. Esta renuncia empieza en la infancia ya.
Para crecer como hombre, el hijo debe renunciar a la primera mujer de su vida, es decir su madre; para crecer como mujer, la hija debe renunciar al primer hombre de su vida, es decir su padre.

Para ello, el hijo debe salir pronto de la zona de influencia de la madre para adentrarse a la del padre; la hija debe salir pronto de la zona de la influencia del padre para volver a la de la madre.
El hijo en la zona de influencia de la madre se vuelve sólo man- cebo o don Juan pero no hombre; en la zona de influencia de su padre, la hija permanece niña o se vuelve amante pero no mujer.
Cuando el hijo de la madre se casa con la hija del padre, el busca un sustituto para su madre y la encuentra en una amante; y ella busca un sustituto para el padre y lo encuentra en un amante.
En cambio, si el hijo del padre se casa con la hija de la madre, forman más bien una pareja segura. BERT HELLINGER.
Milagrosamente mi papá salió de terapia intensiva, saliendo del cuadro crítico en el que se encontraba, cuando estaba en terapia intensiva la prioridad era salvarle la vida lo cual en todo ese tiempo el tema del tratamiento de quimio no era viable, la recuperación de la operación que pensamos a veces que no pasaría la noche, asom- brosamente lo logro, todo un Guerrero.
llegó el día que lo dieron de alta, justo 8 días antes del terremoto en México del 2017, y fue en Orizaba donde empezó su tratamiento oncológico el cual por el desgaste que él había tenido por conse- cuencia de la operación comenzó a tener insuficiencia respiratoria, disfruté un par de meses más de su compañía, pues el 29 de diciem- bre las complicaciones surgieron y tuve que hospitalizarlo de nue- vo, y en un abrir y cerrar de ojos lo tuvimos que trasladar a México y el 09/01/2018 falleció.
Era un dolor desgarrador, sentí que ambos duelos eran uno solo el de mamá y papá, así se siente la orfandad. Estuve muy triste du- rante un año entero, Tuve que asistir a terapia psicológica, la cual fue de gran ayuda y gracias a mi Psicóloga hermosa Alejandra del pino, me fue ayudando a descifrar todo a cerca de mi linaje y la importancia de sanar nuestras heridas, colocarme en el orden del amor correspondiente y de esa manera por ende Sofia seria coloca- da en su propio Rol. Fue ahí donde descubrí mi propósito de vida, ayudar a millones de personas a sanar, y que descubran que somos

valentía, que identificando y gestionando lo que sentimos es mucho
más fácil encontrar la libertad de ser uno mismo.
Te preguntaras, como? Eso es todo? Así es como se logra? Y la respuesta es sí!! Parece fácil, si bien todas las herramientas que te he dado en este libro serán de gran utilidad, te ayudarán a ir atravesan- do con mas ligereza tu camino, pero lo verdadero esta en permitirte sentir para sanar.

EL LENGUAJE ATOMICO

Algunas veces, el lenguaje atómico (así le llamo yo) de nuestra queja atómica es tan persuasiva que nos obliga a buscar respuestas en el linaje familiar. Pero muchas veces no podemos acceder fácil- mente a la historia familiar que buscamos, quizá es una información que ha sido oculta por la vergüenza, apartada por el dolor o pro- tegida en forma de secreto familiar. A veces conocemos la historia traumática que está detrás de nuestro problema. Pero no siempre establecemos su relación con nuestras experiencias actuales.
El lenguaje atómico de nuestra queja atómica puede servirnos de brújula que nos guía a través de las generaciones de angustia fa- miliar no explicada. Esto puede llevarte hasta un hecho traumático que espera que lo recordemos para darle el descanso definitivo.
Hay varias preguntas que puedes plantearte para descifrar esto.
Por ejemplo;
¿Qué estaba pasando en tu vida cuando apareció por primera vez tu síntoma?
¿Qué edad tenias cuando hizo por primera vez su aparición el síntoma?
¿Pasó algo traumático a un miembro de tu familia cuando tenia una edad parecida?

LOS HECHOS QUE SE REPITEN

Hay ocasiones que nos invade inesperadamente el miedo, una angustia u otro síntoma cuando llegamos a un momento determi- nado de nuestra vida. Nos casamos, nos rechaza nuestra pareja, o queremos irnos de casa. Entonces de pronto es como si se activara un reloj despertador ancestral, y empieza a aparecer un síntoma. Cuando pasa esto, debes plantearte esta pregunta, si algún miembro de tu familia tuvo que sufrir o que luchar del mismo modo cuando vivió un hecho similar.

EMOCIONES, CONDUCTAS Y SINTOMAS QUE SE REPITEN

Haz memoria ¿Qué fue lo que desencadenó tu problema o tu síntoma y lo puso en marcha? ¿Qué estaba pasando en un segundo plano? ¿Te abandono alguien? ¿Te sentiste rechazado o abandona- do? ¿Pasó algo que te incitara a rendirte y dejar todo? ¿Tu síntoma reproduce o recrea una experiencia determinada de tu primera in- fancia? ¿Se parece a alguna cosa que le pasó a tu mamá o a tu papá o abuelos?
Las respuestas a estas preguntas pueden desvelar pistas significa- tivas a la hora de desentrañar una relación familiar.
Si observas tu queja o tu síntoma con imaginación, puede ser una expresión creativa que te conduzca a completar algo, curar algo, integrar o separarte de algo… quizá de un sentimiento que has asumido a pesar de que nunca fue tuyo.
Puede que esto te este forzando a dar un paso que no has dado, un paso que ya no puedes seguir ignorando. Te esta pidiendo com- pletar una etapa de tu desarrollo que quedó interrumpida cuando eras pequeño.
El mundo físico en el que vivimos esta gobernado por un mundo invisible de energía. Y todo se basa en la magia. Creas en ello o no, estas otras dimensiones seguirán existiendo incluso sin tu consenti-

miento de ellas. Tus sentimientos, emociones y energía serán como combustible para los seres en realidades no físicas, de las cuales el 90% de los humanos no tienen conocimiento.
Llegará un día, dijo Merlín, en el que entenderás que todo el universo vive dentro de ti.
Entonces serás mago.
Como mago no vives en el mundo, el mundo vive en ti.
Cuando esto suceda comenzarás a manifestarte en lugar de “atraer”.
Y entenderás que no te estás perdiendo de nada, simplemente no has visto dentro de ti lo que tanto buscas.
Siendo el mismo, un mundo nuevo, no será posible, mientras sigas siendo la misma persona y mientras sigas pensando que los que deberían cambiar son los demás. Un mundo nuevo requiere el mayor de los sacrificios, que no es otro que la renuncia a ser quie- nes hemos sido, no hay mayor dolor que reconocer la ignorancia que habita en nuestra mente y las consecuencias que se manifiestan en la vida.
Deja caer las hojas secas de tus sentimientos y convicciones, ya es hora de que dejes de creer todo lo que piensas y te enfoques ex- clusivamente a los resultados de tu vida.
Sabrás sabiamente por tu gran valentía que ramas cortar, para que por fin crezcan flores, con acciones concretas construirás tu mundo, un mundo nuevo, del que tanto te gusta hablar.
Abandona de una vez ese vicio que por años te ha llenado de orgullo, el vicio de ser tú, que bendición saber que en cada momen- to puedes ser alguien nuevo, olvida ya esta práctica inútil de vivir tropezando con las mismas piedras, de vivir criticando por lo mis- mo, de vivir juzgando a los demás por lo mismo y de poner nuestra atención en ese diminuto pedazo del mundo en el cual encontramos alimento para que nuestros peores vicios siempre crezcan, por eso renuncia, muere cada día.
Cuanto cuesta!!! Morir a esas reacciones que por tantos años hemos practicado con tanto rigor, cuanto cuesta morir a nuestro

sistema de creencias que nuestro ego nos ha hecho confundir con la verdad, cuánto cuesta seguir siendo lo que somos y esperar resul- tados distintos.
Conviértete en el mundo que deseas vivir!!!! Estas dispuesto a pagar el precio?
Y recuerda … El amor no es una emoción, es un estado del ser. CONTINUARA…..

LA VOZ DE TU ALMA

Querido lector no puedo finalizar este recorrido sin hablarte del libro maravilloso que cambio la forma de percibir mi realidad y cambiar mi mentalidad a ser im- parable: LA VOZ DE TU ALMA
Para entender tu verdadera naturaleza, debes esperar el momento y las condiciones apropiadas. Cuando ese momento llega, te despiertas como si fuese de un sueño, así llego a mis manos este libro, en el momento indicado ayudándome a comprender que lo que había descubierto me pertenecía y que no provenía de nin- gún lugar externo, proviene de la voz de mi alma. Es algo verdaderamente excepcional.
Tengo tanto que agradecer a mi mentor LAIN GARCIA CALVO, anclándome y reafirmándome con sus conocimientos y su manera tan hermosa de com- partirme la verdad, el me a ayudado a cumplir mis sue- ños, mi corazón esta lleno de entusiasmo y jubilo.
Gracias a el que me ayudo a reafirmar mi propósito de
vida, tú hoy estas leyendo estas páginas, GRACIAS ,

GRACIAS , GRACIAS QUERIDO MENTOR, por
creer en mi.
Lain, gracias por tu valentía eres único, eres extraordinario.

TE QUIERO MUCHO

Querido lector, deseo que hayas disfrutado mucho de este libro.
Deseo que te haya inspirado y ayudado mucho.
Disfruta de tu vida haciendo lo que te hace feliz. Permite que tus sueños se hagan realidad.
No te rindas, estas a tiempo de comenzar de nuevo, acepta tus sombras, entierra tus miedos, no te rindas que la vida es eso.
Porque la vida es tuya y hay vida en tus sueños, no te rindas, aunque el miedo muerda. Despliega tus alas, porque aun hay fuego en tu alma.
Porque no estás solo. Porque yo te quiero.

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